La ciencia está moviendo a la creatina de la estantería del gimnasio a uno más relevante: la salud cardiovascular

Cuando pensamos en creatina, la imagen mental es casi siempre la de un gimnasio: alguien batiendo un polvo blanco en una coctelera para conseguir más fuerza o un sprint más rápido. Sin embargo, la ciencia ha ampliado enormemente el foco sobre este compuesto, y sus aplicaciones están llegando a lugares inesperados, como las consultas de cardiología.

Opinión de cardiólogos. La sorpresa saltaba recientemente en el podcast Tengo un plan donde el cardiólogo Aurelio Rojas afirmaba que la creatina «es uno de los suplementos más indispensables» que utiliza en sus pacientes con una dosis de entre tres y cinco gramos diarios. Esta declaración, que puede parecer chocante al principio, es en realidad la punta de iceberg de una gran cantidad de literatura científica que trata de explorar cómo aplicar la creatina en la clínica diaria de un médico con sus pacientes. 

Pero, ¿qué tiene que ver un suplemento para el rendimiento deportivo con el corazón? Y, ¿respalda la ciencia este entusiasmo?

En la Santa Trinidad crossfitera, un suplemento se abre paso a codazos junto a la creatina y la proteína: la ashwagandha

Motor del músculo. Para entender la conexión, primero hay que entender qué hace la creatina. En pocas palabras, la creatina es clave en la bioenergética celular, especialmente al facilitar la producción rápida de ATP, que es imprescindible para la función muscular y cardiaca. El monohidrato de creatina es la forma más investigada y recomendada para la suplementación, ya que se ha visto una mejora en la contractibilidad muscular, el rendimiento y la tolerancia al ejercicio. 

En el músculo cardíaco, la creatina actúa estabilizando el metabolismo energético y puede tener un papel relevante en situaciones de insuficiencia cardíaca o enfermedades isquémicas. Dentro de la literatura científica se destaca que la depleción de creatina y fosfocreatina es característica en corazones con insuficiencia, y la administración exógena puede contribuir a la protección metabólica del miocardio.​

Además, existe interés científico en el potencial papel protector de la creatina sobre la vasculatura en poblaciones de riesgo, al disminuir la inflamación crónica y contribuir al mejor control del metabolismo glucídico y lipídico.​

Más allá del gimnasio. Todo esto hace que el interés de los cardiólogos vaya más allá de de los gimnasios y la cantidad de repeticiones que puedan hacer en un ejercicio concreto. Una de las primeras enfermedades donde se hace hincapié es en la insuficiencia cardiaca y su suplementación con creatina. Aunque no es una cura, los hallazgos sugieren que puede mejorar la fuerza muscular, la resistencia y la capacidad de ejercicio en estos pacientes. Al mejorar la eficiencia energética del sistema musculoesquelético, se reduce la carga de trabajo general del corazón.

Sarcopenia. Un término médico que hace referencia a la pérdida de masa muscular y fuerza relacionada con la edad y las enfermedades crónicas. Es un enemigo silencioso que va empeorando drásticamente el pronóstico de pacientes cardiológicos. Y aquí es donde la creatina brilla, puesto que es fundamental para aumentar la masa muscular, especialmente cuando se combina con entrenamiento de resistencia. 

Para un paciente de 70 años que ha perdido masa muscular tras un evento cardíaco, recuperar la fuerza para levantarse de una silla o subir escaleras es fundamental. La creatina, en este contexto, no es un suplemento estético, es una herramienta terapéutica para mejorar la calidad de vida como apuntan los estudios

No sirve para todo. La creatina no es perfecta. Es excelente para los ejercicios muy intensos y de corta duración que necesitan energía inmediata como hacer sprints, o levantamiento de pesas. Pero en ejercicios de baja intensidad y larga duración como un maratón no tiene interés, ya que se debe explotar el metabolismo aeróbico del músculo que mantenga la producción de ATP constante de manera endógena. 

Los mitos. A pesar de ser un suplemento realmente estudiado, la creatina sigue arrastrando mitos. La ISSN es tajante al respecto en su revisión, da los siguientes puntos:

  • No daña los riñones, siempre que se sigan las dosis recomendadas por la evidencia científica. Evidentemente, si hay un problema renal de base, sí que se debe consultar con el médico. 
  • No se sabe si produce calvicie, o al menos la evidencia científica no lo ha podido afirmar categóricamente. Esto es algo que apunta a un estudio que mostró un aumento de la DHT, pero nunca se ha demostrado su relación con el pelo. 
  • No es un esteroide. Es un compuesto orgánico natural, formado por tres aminoácidos, que el cuerpo produce y que también ingerimos al comer carne o pescado. 

De esta manera, la ciencia ha movido la creatina de la estantería del culturismo a la de la salud general. Su capacidad para gestionar la energía celular la convierte en una herramienta valiosa no solo para atletas, sino también, como apunta el Dr. Rojas, para poblaciones clínicas que luchan contra la debilidad muscular y el agotamiento energético.

octubre 22, 2025 9:15 pm

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