El mejor iPad hasta la fecha es una combinación de hardware, diseño, software y materiales que le encumbra a la categoría de mejor tablet por prestaciones. Sin discusión. El problema es: ¿alzarte sobre las demás te convierte automáticamente en la mejor elección para cualquier uso? Lo cierto es que no, he tenido esa constante durante todo el análisis del iPad Pro (2024).
Llevo usando el iPad como dispositivo de viaje desde hace años y actualmente tengo un iPad Pro (2018) de 11 pulgadas que suelo utilizar a diario como complemento, también como soporte de trabajo cuando me toca cubrir eventos. Me gusta por su ligereza, por lo bien que funciona para escribir artículos y por su solución de emergencia para corregir lo publicado. Y no mucho más: para trabajar necesito un ordenador, con un iPad me quedo corto. ¿Será el nuevo iPad Pro (2024) la tablet que por fin jubilará el uso principal del Mac? Con esta review me propuse averiguarlo.
Buscar una tablet y elegir un iPad suele ser casi una consecuencia, no en vano Apple ha logrado que su línea de dispositivos sea referente. Incluso en el diseño: gran parte de los tabletas de alta gama se inspiran en el cuerpo de aluminio que presentan los iPad, su esbelto contorno y en la delgadez de su grosor. Después viene Apple y eleva a la máxima potencia estas premisas.
Nada más sacar el iPad Pro 2024 de la caja me sorprendí por su impresionante y mínimo grosor, es de locos que tanta potencia se esconda en sólo cinco milímetros. Sin duda es una proeza de la ingeniería, aunque tampoco tengo claro que cuanto menos grueso resulte mejor, por más que se aligere el peso: sigue siendo grande e incómodo de usar si se mantiene en vilo durante mucho tiempo. Por ejemplo, usando el iPad para leer antes de dormir, uno de mis hábitos diarios (esto guarda relación con el modelo de 13 pulgadas, seguro que el de 11 pulgadas mejora en manejabilidad).
Es súper delgado, las 13 pulgadas permiten una amplísima superficie de uso a costa de sacrificar comodidad y la construcción es impecable, nada que reprocharle. Cuerpo de aluminio de alta calidad, los marcos frontales son muy reducidos, la cámara frontal con TrueDepth se sitúa en uno de los laterales largos (a menudo me costó desbloquear el iPad al usarlo en vertical) y su sistema de cuádruple altavoz deja sin palabras. Tanto por calidad como por potencia.
El USB C en la parte baja del iPad Pro 2024 queda perfectamente centrado y su ancho casi ocupa todo el grosor de la tablet; convirtiendo este punto en el talón de Aquiles del dispositivo: dudo mucho que alguien vaya a doblar accidentalmente el iPad, aunque, de ocurrir, el área del USB C sería el punto más frágil. El agujero practicado al cuerpo de aluminio, y el escaso espacio que deja el grosor mínimo del iPad, pasan factura.
Los botones quedan anclados en la esquina superior izquierda conforme se mira el iPad de frente y en horizontal, a menudo me ha costado encontrarlos. Mantienen el aluminio en la construcción y rematan las excelentes sensaciones que arroja la tablet al tacto.
Las 13 pulgadas del frontal ofrecen una enorme superficie de trabajo, tanto para reproducir contenido multimedia en alta calidad como para hacer uso de la tablet como soporte de dibujo. En este punto, me alegro de que Apple apueste por un panel OLED en vez del miniLED del iPad Pro (2022): la calidad visual, los contrastes, la reproducción de color y la ausencia del efecto halo consiguen que el iPad Pro (2024) ser aún más pro.
El salto a las pantallas OLED (Apple utiliza dos paneles en tándem) contribuye a que el grosor sea mucho más fino, detalle clave para la evolución de la tablet, aunque también mejora la visualización del panel en la mayor parte de situaciones. Nada más encenderlo se aprecia la nitidez y la viveza de los colores, la saturación está muy bien controlada, ProMotion logra que moverse por la interfaz y contenido sea una delicia y la visualización en entornos oscuros da un gran salto en calidad. Apple remata el acabado de la tablet con un tratamiento mate antirreflejos que puede apagar ligeramente el contenido en determinados entornos, como los exteriores.
La elección del OLED en lugar del mini-LED es clave para reproducir contenido en entornos oscuros: el alto contraste, y la ausencia del halo rodeando los contornos luminosos, supone un gran salto cualitativo
Con el altísimo contraste de la pantalla OLED, y sus negros puros sin efecto halo en las áreas iluminadas (que tanto acusaba el iPad Pro (2022)), he disfrutado usando el iPad desde para leer antes para dormir como para ver ver películas con la luz apagada. El brillo mínimo es algo molesto en completa penumbra, el brillo automático se adapta bien a los cambios en las condiciones lumínicas y hasta puede utilizarse el iPad Pro (2024) en exteriores y a plena luz del día. Con la luz directa del sol sobre la pantalla presenta serias dificultades, aunque fui capaz de usarla poniendo más atención en textos y menús.
La pantalla del iPad Pro (2024) responde perfectamente al tacto, tanto de los dedos como del lápiz. Pude usarla en conjunto con el nuevo Apple Pencil Pro y las sensaciones fueron excelentes, y eso que yo no soy ilustrador: la detección de inclinación ayuda a visualizar el ángulo del trazo antes de dibujar, la respuesta háptica a los gestos en el lápiz es una delicia y la latencia en el desplazamiento del trazo resulta inapreciable.
¿Y qué tal el sonido? A la altura de lo que esperaría en una tablet de este nivel: de sobrada potencia, con alta fidelidad, sus cuatro altavoces transmiten la emoción de las películas incluso en los bajos de las explosiones y ofrecen un volumen muy alto para reproducir cualquier audio. Y sin estridencias a máximo volumen: por mis mediciones desde un dispositivo externo, el iPad Pro (2024) me alcanzó hasta 90 dB tanto en películas como escuchando música
Con cuatro altavoces sonando simultáneamente, las vibraciones de la tablet pueden molestar cuando se sujeta el iPad a volumen alto
El iPad Pro (2024) ofrece audio espacial, permite configurar un nivel máximo de sonido, admite la personalización del audio espacial para adaptarlo a las orejas y es de altísima calidad tanto a través de los auriculares Bluetooth como usando la salida USB C de audio. Dado que Apple no incluye puerto de 3,5 mm, hace falta un adaptador USB C. Es obligatorio el uso de un DAC, tanto incluido en el adaptador como en forma de dispositivo externo: el iPad no dispone de salida analógica de audio.
Por último, haré mención a las llamadas de audio y videollamadas, una de las funciones para las que el iPad Pro (2024) se muestra muy útil. El modelo que he probado dispone de conectividad móvil gracias a la eSIM: basta con escanear una tarjeta, o transferirla desde otro dispositivo Apple, para disfrutar de datos móviles en la tablet. También llamadas: éstas se escuchan nítidas y cristalinas incluso en entornos con ruido.
Me resultó muy curioso que Apple se decidiera a estrenar su familia de procesadores con el iPad Pro (2024), pero ahí está: el Apple M4 inicia su expansión a los futuros MacBook empezando por la tablet. Esto significaba la máxima potencia sobre el papel. Y puedo corroborarlo en la práctica. El problema es el habitual de los iPad Pro, que tanta potencia es un derroche en la mayor parte de las ocasiones.
Tenía la esperanza de que los iPad Pro, al compartir un SoC con los ordenadores de Apple, terminaran dando el salto a los portátiles convertibles, pero está claro que Tim Cook y los suyos no opinan lo mismo: pese a que macOS podría perfectamente funcionar en el iPad Pro (2024), tanto de forma única como en paralelo con iPadOS, Apple mantiene un software pensado exclusivamente para tabletas. Que no tendría por qué ser malo, por otra parte.
He estado arrancando todo tipo de juegos móviles, les subí al máximo la calidad gráfica y en ningún momento cabecearon lo más mínimo: la ejecución es impecable. Sin el más mínimo retardo, con unas animaciones realmente fluidas (el ProMotion de la pantalla colabora en buena medida) y con la constante sensación de que el iPad Pro (2024) queda completamente aislado en lo que a posibilidades de software se refiere. El Apple M4 podría masticar AAA sin despeinarse, pero no tiene ecosistema (quitando, quizá, a Death Stranding). Y esto se traslada al resto de aplicaciones, exceptuando las de edición de vídeo, audio e imagen. Con matices, porque en todo momento son apps adaptadas a un entorno de tablet.
Software
iPadOS 17 va a las mil maravillas en el iPad Pro (2024), no tuve el más mínimo cierre ni fallo apreciable. Actualizado a la última versión, y con el software perfectamente adaptado para utilizarse en modo escritorio con el nuevo Magic Keyboard (algunos atajos de apps como Photoshop o Lightroom no funcionan, aunque esto no es cosa de Apple), la experiencia como tablet es exquisita. Con un poco de aprendizaje resulta muy sencillo saltar entre aplicaciones utilizando los gestos en pantalla, el panel dividido es muy útil en las 13 pulgadas y aprecio en gran medida la compatibilidad con el MacBook; tanto usando la doble pantalla con Sidecar como extendiendo el cursor mediante el Control universal.
Utilizo mi iPad Pro a diario como una extensión de mi MacBook, me va perfecto para llevarme la oficina a cualquier parte. El nuevo modelo no es una gran evbolución en este ámbito, aunque sí mejora el uso nocturno gracias a la pantalla OLED. iPadOS 17 trae de serie las habituales aplicaciones de Apple, tiene garantizados varios años de actualizaciones (lo normal son entre seis y siete), a finales de 2024 recibirá la apertura a la instalación de aplicaciones desde fuera de la App Store (en Europa) y, en general, es un software que, en combinación con el hardware, no envejece. Estoy convencido de que este iPad Pro 2024 seguirá funcionando correctamente en 2030, al menos mientras no sufra algún problema de fabricación.
Los iPad son muy longevos, sin duda es una buena razón para apostar por ellos: mi iPad Pro de 2018 sigue funcionando como el primer día si exceptúo la lógica degradación de la batería. Y me da lástima que un producto tan redondo no tenga la opción de ejecutar macOS y las apps de ordenador: quedar atado a aplicaciones móviles y de tablets me parece una eterna oportunidad perdida. Sé que Apple quiere mantener las dos familias de dispositivos bien diferenciadas, aunque creo que, tarde o temprano, terminará dando su brazo a torcer. Un iPad Pro 2024 con iPadOS y macOS me parecería una elección más acertada que semejante bestia anclado a un ecosistema sólo móvil.
Batería y carga
Turno de hablar de la batería. Aquí no hay excesiva sorpresa, ya que la capacidad va en consonancia del aguante lejos del enchufe: dado que todo este análisis lo he escrito y editado desde el iPad que lo protagoniza, el veredicto es un notable alto. La autonomía no es extraordinaria, tampoco mala: el día con el uso avanzado en movimiento es lo habitual, hasta dos días con un uso medio. Durante dicho uso medio, las diez/once horas de pantalla no son extrañas.
Consumo multimedia, edición de fotografía, escritura, mucha navegación web, soporte para las prácticas deportivas de Fitness+ y juegos de alta carga gráfica: es mi uso habitual del iPad cuando no está conectado al ordenador en modo Sidecar. No se comportó mal: aproximadamente un 6 % menos de batería cada hora con un uso habitual, un 40 % menos de batería cada hora a máximo rendimiento (medido con pruebas de 3D Mark) y un 0,5 % más o menos con la pantalla apagada y en espera. Bajo WiFi.
El Apple M4 a máximo rendimiento consume más del 30 % de batería cada hora. Y el iPad no se calienta en exceso, la refigeración pasiva es sorprendente
Turno de adentrarse en la carga. Ésta es rápida, durante mis pruebas alcancé un máximo que rondó los 37 W, es progresiva (el último tramo más allá del 20 % cae hasta los 10-15 W) y no incluye cargador en la caja, sólo cable USB C. Apple ha decidido recortar en este elemento tan vital, a mí me parece una mala noticia; por más que pueda utilizarse el cargador del teléfono, que el puerto de carga sea USB C ayuda.
Como es habitual, medí los tiempos de carga. Para mis pruebas utilicé una batería Shargeek 170 con carga rápida compatible con Power Delivery 3.1. Los tiempos y amperajes que obtuve fueron los siguientes:
- 5 minutos de carga. 8 % de batería.
- 10 minutos de carga. 13 % de batería.
- 20 minutos de carga. 23 % de batería.
- 30 minutos de carga. 34 % de batería.
- 50 minutos de carga. 56 % de batería.
- Total: 1 hora y 58 minutos.
Cámaras: de dos traseras a una bien puesta. Por cada cara
El anterior iPad Pro (2022) hacía gala de una doble cámara trasera aparte del sensor LiDAR. Bajo mi punto de vista, tener esa multiplicidad carecía de sentido en una tablet: mejor mantener una buena cámara por cada cara del dispositivo. Justo lo que Apple concibe para el nuevo modelo.
Veamos el hardware de captura al detalle, en lo básico no se aleja demasiado de lo que ya vimos en el predecesor.
- Cámara principal trasera de 12 megapíxeles. Apertura f/1.8, autoenfoque dual pixel PDAF, flash True Tone adaptativo, zoom digital 5x, grabación de vídeo hasta 4K y 60 fps.
- Cámara LiDAR para capturar la profundidad de la escena.
- Cámara frontal de 12 megapíxeles. Apertura f/2.4, campo de visión de 122º, encuadre centrado para videoconferencias, zoom de alejamiento x2, grabación de vídeo en 1080p y 60 fps, sistema de reconocimiento facial True Depth.
Una tablet no es el mejor dispositivo para hacer fotos, todos lo tenemos claro, mucho menos un dispositivo de 13 pulgadas. No resulta cómoda, es todo un riesgo mantenerla en vilo y pulsar sobre la pantalla para enfocar puede convertirse en una odisea. Vamos, que mejor sacar el teléfono. Aún así, lo cierto es que el desempeño fotográfico no está nada mal a grandes rasgos.
No esperaba fotones en cualquier condición, sí me sorprendió con buena iluminación y en exteriores. Tomas con notable nitidez, incluso en segundo plano; colorimetría clavada a las condiciones; el balance de blancos es muy bueno; y hasta mantiene un rango dinámico a la altura. Valores notorios en un smartphone que ganan valor tratándose de un iPad.
Apple no concibe el dispositivo como una cámara móvil, de ahí que la aplicación de captura vea notablemente recortadas sus funciones con respecto al iPhone. El modo retrato sólo funciona con la cámara delantera, no hay modo de larga exposición ni panorámico, la personalización de los ajustes de disparo tampoco se encuentra disponible y sí incluye flash de doble tono. Para situaciones muy oscuras puede hacer el apaño, en el resto tiende a quemar la imagen.
Pese a que los ajustes de la cámara nativa están muy recortados, Apple permite su acceso a través de apps de terceros, como ProCamera. Incluso el RAW para las fotos, que en la app del iPad no está disponible
Conforme cae la luz la cámara trasera pierde notables facultades; viéndose asaltada por el ruido y la pérdida de nitidez. Las acuarelas se aprecian a simple vista incluso en situaciones de media luz, también en interiores. Sin que se llegue a perder la calidad de la imagen: la cámara trasera del iPad Pro (2024) es un todoterreno nato. Sí que no se le pueden pedir tomas completamente nocturnas, al menos mientras el primer plano no se encuentre a tiro de flash.
Para disparar en modo retrato hay que acudir a la cámara frontal, ésta sí tiene habilitado el desenfoque del fondo (con la trasera puede aplicarse utilizando apps como Focos, los resultados son muy buenos). El recorte es muy bueno, también el bokeh, aunque las tomas acusan cierta pérdida de detalle, especialmente con el zoom de retrato. Sin el recorte este aspecto mejora. Y sin que se aprecie deformación óptica en los bordes, la corrección por software es la adecuada (aparece seleccionada por defecto en los ajustes de cámara).
A continuación dejo una muestra de fotos tomadas con el iPad Pro 2024 en una variada selección de situaciones, tanto con la cámara trasera como con la delantera. Para ver las imágenes basta con acudir a este álbum de Google Fotos.
Es el mejor iPad hasta la fecha y el mejor tablet que se puede comprar. Lástima que no sea el mejor tablet convertible, con esta evolución Apple seguramente barrería el mercado. Ésta es una de las pocas carencias que le veo al iPad Pro (2024): me parece demasiado caro para ser «sólo» una tablet. Se queda lejos del dispositivo con mejor relación calidad/precio para consumo multimedia y tampoco es una máquina de trabajo si lo que se requiere es correr software exigente. Sí, hay apps de diseño, edición de vídeo o de creación de música, pero la mayoría pierden capacidades en su adaptación a iPadOS. No todas, claro.
He realizado este análisis utilizando el iPad Pro (2024) para la escritura, revelado y edición de fotos, maqueté el artículo completamente en Safari, también lo publiqué desde la tablet; a excepción de los mockups para las capturas de pantalla, que usé Photoshop en mi MacBook Pro, y cierta edición final de las fotos: con el guardado desde Photoshop para iPad las fotos perdieron color y exposición; por lo que tuve que hacer doble trabajo dándoles un último retoque desde Photoshop para macOS.
Hice todo el análisis desde el iPad Pro (2024) con el Magic Keyboard. Pese a que el resultado fue satisfactorio en su mayoría, necesité más tiempo para el mismo trabajo desde un entorno de escritorio
La sensación que persiste fue que el iPad, por muy Pro que sea, resulta un dispositivo perfecto para salir del paso, no como base completa para realizar un trabajo desde el inicio hasta el final. Obviamente, habrá personas a las que les baste el iPad para trabajar, pero no lo veo como dispositivo único para la mayor parte de entornos laborales. Como secundario es otra historia.
¿Que quieres una tablet para consumo multimedia? La calidad del panel es una delicia, pero por el precio me parece mucho más acertado un iPad Air, incluso un iPad básico. ¿Para jugar? Si lo tuyo son juegos móviles no es mala opción, pero lo mismo: apta sólo para presupuestos holgados. ¿Que no quieres reparar en gastos y buscas una tablet que aguante casi como el primer día durante varios años? Adelante, yo la he disfrutado cada día de este análisis. Porque durar va a durar lo suyo.
El Apple M4 es una bestia en todos los entornos, el sistema se muestra fluido al extremo, la pantalla es justo lo que necesitaba un iPad del máximo calibre, está cargado con un sistema de sonido y conectividad de alto nivel, la delgadez extrema aligera de manera notable el peso sin hacerla mucho más manejable (en el modelo de 11 pulgadas la cosa cambia), la autonomía cumple con lo esperado y hasta la fotografía sobresale de la media en cualquier tablet. Es una tablet con mayúsculas cuando podría ser un todo en uno sobresaliente. Una lástima, el Apple M4 me parece infrautilizado.