Abiyán. Burkina Faso, país africano gobernado por una junta hostil a Occidente, informó este jueves que se negó a acoger personas deportadas por Estados Unidos, una de las medidas estrella de la campaña contra la migración irregular del presidente Donald Trump.
El magnate republicano convirtió las llamadas expulsiones a «terceros países» en un sello distintivo de su política migratoria, enviando a personas a lugares con los que no tienen vínculos ni familiares, en particular a la prisión de máxima seguridad Cecot en El Salvador.
En África, Esuatini, Ghana, Ruanda y Sudán del Sur aceptaron en los últimos meses a migrantes deportados por Washington. Este jueves por la noche, el ministro de Relaciones Exteriores burkinés, Karamoko Jean Marie Traoré, afirmó que su país se negó a firmar un acuerdo en ese sentido.
«Esta propuesta, que en su momento consideramos indecente, es totalmente contraria al valor de la dignidad que forma parte de la esencia misma de la visión del capitán Ibrahim Traoré», el jefe del régimen militar, añadió.
La junta que gobierna en Burkina Faso llegó al poder tras un golpe de Estado en septiembre de 2022.