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Las salas de acogida a solicitantes del asilo de las tres principales terminales del aeropuerto de Madrid-Barajas se encuentran en una situación crítica, con el hacinamiento de centenares de personas, la mayoría procedentes de Senegal y Marruecos, y con una situación de caos en la que, por órdenes del ministerio del Interior español, se desplegó un dispositivo de agentes antidisturbios.

El Alto Comisionado de Ayuda el Refugiado de la ONU, la Cruz Roja, el Defensor del Pueblo y la Comisión Española de Ayuda al Refugiado ya expresaron su preocupación ante la situación en la que viven más de 400 personas en la terminal aérea madrileña, que se encuentran en un limbo jurídico y sin autorización para entrar al país o, en su defecto, ser repatriados al suyo.

Los pasillos del interior de las Terminales 4 y 1 del aeropuerto madrileño se han convertido en una especie de centro de acogido improvisado para centenares que personas que duermen en el suelo o en las sillas de las salas de espera, utilizan los baños destinados para los viajeros para asearse o hacer sus necesidades, y que deambulan durante el día en busca de algo para comer o beber. Son en su mayoría solicitantes de asilo procedentes de Marruecos y Senegal, que utilizaron la ruta más socorrida para este tipo de personas: el vuelo que comunica la ciudad de Casablanca con Madrid.

El problema es que una vez que se enfrentan al control migratorio y les impiden la entrada por falta de visa, estas personas son trasladas a las salas de acogida temporal que hay en la terminal aérea pero que se encuentran saturadas desde hace unas semanas.

El aeropuerto madrileño tiene cuatro terminales, si bien sólo la uno, la dos y la cuatro son de carácter internacional. En cada una de ellas hay una sala destinada exclusivamente para este tipo de casos; una con 250 metros cuadrados, otra con casi 800 metros cuadrados y otra más con unos 160 metros cuadrados–. Estas salas están acondicionadas con literas, baños y comedores específicos, sin embargo ante el hacinamiento el ministerio del Interior, presidido por el socialista Fernando Grande-Marlaska, decidió construir de forma urgente una sala más, al menos para paliar la crisis que existe actualmente.

Según la versión del ministerio del Interior, ya se han producido algunos conflictos de convivencia entre las personas hacinadas, sobre todo entre los dos grupos mayoritarios, el de los senagaleses y marroquíes, que han protagonizado algunas disputas por el control del “territorio”, es decir las sillas vacías, los baños o la comida. Esas supuestas “peleas” fue la justificación que dio el gobierno español para desplegar en el interior del aeropuerto un dispositivo de hasta 15 agentes antidisturbios, que están permanentemente ahí con la única encomienda de “mantener el orden”.

En una reciente visita al aeropuerto de la Alta Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados en España (Acnur), Sophie Muller, se insistió en la urgencia de resolver una situación que atenta a los derechos humanos de los solicitantes de asilo.

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