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Madrid. El presidente del gobierno español, el socialista Pedro Sánchez, recibió el apoyo mayoritario de la cúpula del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) -que le aplaudió de pie durante más de dos minutos-, si bien también recibió duras críticas por el pacto suscrito en Cataluña con el Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) para sacar adelante la investidura del socialista Salvador Illa y con el que se comprometió a aprobar un nuevo concierto catalán que cambiará el actual sistema de financiamiento autonómico. El mandatario español, que no se refirió de forma explícita al acuerdo catalán, se mostró partidario de crear un sistema más justo” de una “nueva etapa autonómica”.

Era el primer Comité Federal del PSOE desde el polémico acuerdo de agosto pasado, en el que Sánchez se comprometió a transformar de raíz el modelo de financiamiento público en Cataluña, que si cumple lo acordado tendrá un régimen fiscal independiente de las arcas públicas del Estado español, con lo que tendrá la facultad de recaudar íntegros los impuestos en la región y decidir las partidas presupuestarias para gastarlas, incluida una cláusula de “solidaridad” con otros regiones más pobres, que son la mayoría, una vez que Cataluña es una de las más prósperas del país. Este pacto, del que hasta el momento sólo se conocen las líneas generales, provocó malestar en un sector minoritario del PSOE, entre ellos uno de sus tres presidentes autonómicos, Emiliano García Page, de Castilla-La Mancha, y el secretario general del PSOE de Aragón y ex presidente de la región, Javier Lamban.

Sánchez, consciente de que este era un asunto delicado entre la cúpula de su partido, provocó que el resto de la formación cerrara filas en torno a su figura, al anunciar lo que ya era un hecho, que se va a presentar a la reelección para la secretaria general del PSOE en el congreso de próximo mes de noviembre. Sánchez explicó durante su discurso que “el poder no sólo se ejerce, también se sufre. Sobre todo cuando algunos lo usan para atacar con mentiras a los familiares, a los seres a los que uno quiere”, en alusión a la querella criminal contra su esposa, Begoña Gómez, por los presuntos delitos de corrupción en los negocios y tráfico de influencias.

Al referirse a Cataluña, Sánchez afirmó que “hoy se ha reconstruido la convivencia. Hay un president que trabaja por el entendimiento de los catalanes y la unión de los pueblos de España. El PSOE y el PSC avanzaremos en ese proceso de convivencia y cohesión en Cataluña y toda España”. A partir de ahí habló de “dos modelos”, el que defiende él y su partido, “más justo”, y el que aplican a diario los once presidentes autonómicos del derechista Partido Popular (PP). De ahí que les instara a tener “responsabilidad fiscal”, sobre todo a la Comunidad de Madrid, que se ha convertido en el objetivo de sus ataques por su política fiscal, más liberal que el resto.

Sánchez se mostró dispuesto a hacer “nuevos traspasos”, “reconocer singularidades”, que las comunidades que lo “pidan gestionen o recauden más impuestos”: “Estamos dispuestos a hacerlo porque pensamos que si se hace bien esta nueva etapa autonómica nos puede ayudar a crear un sistema de financiación más justo que reduzca la diferencia territorial y garantice la suficiencia del gasto público. En financiación autonómica el verdadero debate no es entre territorios, sino entre modelos. El que ve derechos o bienes y mercancías. Nosotros siempre defendemos que la sanidad, la educación, la dependencia o las pensiones son derechos con los que nunca se puede mercadear”.

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