Los mexicanos enfrentan “cuatro jinetes del apocalipsis”: los impuestos al Valor Agregado (IVA) y Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), la inflacióny la extorsión, lo cual merma su capacidad adquisitiva, asegura la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec). 

El mayor lastre para la economía nacional es la informalidad, asegura su presidente, Cuauhtémoc Rivera, quien lamenta que el gobierno no ataque ese tema y sí lacere al comercio formal y al bolsillo de los mexicanos con aumentos constantes de impuestos.

Que se incremente cada año el IEPS a productos de alta demanda es el banderazo de salida para encarecer todo el mercado esencial y, como resultado, el consumidor terminará pagando un cuádruple impuesto: IVA, IEPS, inflación y extorsión, “los cuatro jinetes del apocalipsis» de la capacidad adquisitiva de los mexicanos”, expuso.

“El poder de compra de los consumidores ya está erosionado, no alcanza para solventar el gasto”, criticó.

Rivera sostuvo que el mercado informal es hoy el sector más activo y mayor empleador del país: más de 35 millones de personas de la población económicamente activa trabajan en él, “siendo sobreexplotados, recibiendo salarios ínfimos y aceptando condiciones de precariedad laboral a falta de mayores oportunidades”.

El mercado informal, dijo, paga apenas un tercio de lo que paga el formal y evade impuestos que significan cientos de miles de millones de pesos que la Hacienda Pública deja de percibir año con año. Esta pérdida de recaudación va en el rango de 3% del PIB.

“Para fines prácticos, el mercado negro opera como caja chica del crimen organizado: con él salda su gasto de operación, los negocios de calle financian las nóminas de dealers y halcones y sus gastos de mordidas a policías de baja monta”, expuso el representante de la Anpec.

Además, añadió, la informalidad incrementa la criminalidad y la violencia en las calles, se siembra el caldo de cultivo del fenómeno de la extorsión (telefónica, cobro de piso en punto de venta y carretera), asaltos carreteros o ferroviarios, cobros por cultivo a productores agrícolas, entre otros.

La Anpec señaló que, en la memoria colectiva, todo esto empezó como algo menor, con la venta de CDs piratas (de música y películas), pasamos a cigarros de contrabando, vinos, whisky, pacas de ropa fallada o usada, electrónicos, perfumes, joyería, tenis, zapatos, llantas, videojuegos y computadoras.

“Durante todo este tiempo el Estado se ha hecho de la vista gorda”, lamentó.

En este contexto, dijo, cabe preguntar: ¿con qué autoridad moral se castiga el consumo popular con más impuestos a los productos de mayor demanda argumentando algún “guiño de bienestar”, mientras se tolera el dominio de la economía informal? “Gravar el consumo de mayor demanda de mercancías legales no es otra cosa que fortalecer la economía pirata y de contrabando”.

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