Ringo Starr declaró que su próximo concierto en el auditorio Ryman de Nashville, catedral de la música country, lo tiene nervioso.
El baterista de los Beatles decidió hace mucho no atrincherarse en el pasado. Hablar con Ringo es recibir una lección práctica sobre la importancia de habitar el presente, sin perder mucho tiempo en los «y si…» o los «ojalás».
«El pasado que yo conozco es la mayor banda de la Tierra. Me encantaba tocar con esos hombres, los amo. Y me pongo triste al hablar de ellos, porque dos ya no están aquí. Pero eso es la vida. ¿Habríamos vuelto y habríamos estado girando estos 40 años? No lo sé, así que no vivo ahí», reflexionó en una entrevista con EFE.
Ringo, nacido Richard Starkey, en Liverpool en 1940, prefiere ver hacia arriba, como el título de su nuevo álbum, «Look up». En él vuelve al country, un género que ya había tocado en solitario y que incluso introdujo superficialmente en algunos temas de los Beatles.
Podría esperarse una profunda explicación de por qué acude al country en esta etapa crepuscular, que lo vincula con sus gustos musicales de juventud. Pero él no esconde que todo obedece a una casualidad. O a un «accidente de alegría», como lo califica.
Ringo explica que acudió a la lectura en un hotel de Los Ángeles del poemario que Olivia Harrison, viuda del difunto beatle George Harrison, ha escrito en recuerdo de su marido.
Allí se encontró con T Bone Burnett, un importante productor musical de Estados Unidios, y le pidió una canción para un EP que estaba preparando:
«Nos ponemos a hablar y me dice: ‘Oh, tengo canciones’. Se saca un papel del bolsillo y le pregunto: ‘¿Cuántas tienes?’ ‘Nueve’. Así que pensé ‘hagamos un disco'».
Starr aportó una de cosecha propia, «Thankful», y así, «sin un gran plan», nació el disco, en el que él toca la batería y canta, acompañado por algunos de los artistas más reputados del bluegrass y del country como Alison Krauss, Molly Tuttle y Billy Strings, todo ello producido y mezclado por Burnett.