Hoy es 23 de Noviembre de 2024, Chihuahua, MX.

Jesús Gil Manzano convirtió el final del Valencia-Real Madrid en una mina de vídeos de Real Madrid TV, memes y teorías de la conspiración. Nunca debió el extremeño dejar correr la jugada que despejó el Valencia y llegó a Brahim. Justo en ese instante decidió señalar el final, cuando centraba el malagueño, con precisión, a la cabeza de Bellingham, que remataba el 2-3. No podía pitar entonces. Debió pitar antes o dejar jugar. Un error clamoroso, poco después de pitar un penalti contra los blancos que no era, y que le corrigió el VAR, y que acabó costando la expulsión a Bellingham. Gil Manzano estropeó un buen partido, con un Valencia enorme, que se puso 2-0, y un Madrid con capacidad de reacción enarbolada por Vinicius, volcánico, y Brahim. Una pena.

Fue un encuentro apasionante, de ida y vuelta. Antes de que el balón rodase se hacía obligatorio felicitar a todos los que ayudaron a rebajar la temperatura del choque en Mestalla. Desde las declaraciones previas al homenaje conjunto a las víctimas y los héroes del Campanar, Valencia y Real Madrid rebajaron la tensión de un partido que siempre es de alto voltaje. Con todo y con eso, Mestalla protagonizó un primer tiempo soñado por el valencianismo. Cortó el dominio inicial del Madrid, que intentó bajar revoluciones de inicio y se encontró con la pasión desbocada de la grada, focalizada en Vinicius. Cada balón que tocaba el brasileño recibía la bronca ensordecedora, además de la atención personalizada de Foulquier, marcador a todo campo.

Empujados por su afición en cada duelo, los valencianistas buscaron al rival con ferocidad y lo encontraron en tres minutos mágicos. Baraja ordenó presionar en campo contrario para provocar errores en la salida. Ocurrió al filo de la media hora, con un solo remate previo, inocente, de Camavinga. Empezaron a fallar los más seguros, como ValverdeCruzó un pase por el medio, gestionó bien Javi Guerra, que tiene clase para aburrir. Robó Vinicius, rebañó Foulquier en el área y su centro encontró un final afortunado, al pescar Hugo Duro la volea fallida de Fran Pérez. Creció el Valencia hasta hacerse un gigante y se encogió el Madrid. Tres minutos después, Carvajal retrasó y entregó el balón a Yaremchuk, que aprovechó el regalo con calidad y eficacia.

El Valencia conquistó su renta con toda justicia. Rapidísimo y vertical, anuló todas las virtudes del líder, que presentó su equipo de gala. Bellingham se ubicó en el centro del ataque buscando la incorporación desde atrás, pero los centrales le detectaron con eficacia. Sobre todo Mosquera, un coloso. Rodrygo se perdió desde el inicio en su duelo con Gayà, que jugó bien su partido. Así que la mejor baza ofensiva era Vinicius, que jamás deja de intentarlo. Buscó un pase de exterior a Bellingham como aquel que castigó al Girona, pero intervino Mosquera. A punto de caer el descanso el horizonte pintaba en rosa para los valencianistas y apareció Vinicius. Centró Carvajal desde la derecha, rozó Javi Guerra, no llegó a despejar Mamardashvili ante Rodrygo y Vini empujó a la red. Gesto de rabia de cara a la grada de animación local, y puño en alto al llegar a mediocampo.

Baraja se fue indignado al descanso. En parte por el gol, en parte por señalar la pausa en fase de ataque de su equipo, que sintió el golpe del 2-1. Sin cambios, el Madrid regresó al partido con ambición y se instaló en campo contario. Vinicius libró un duelo apasionante con Foulquier, que ganó varias. Aparecio en el pasillo interior Bellingham, que recibió en el área, quebró a Mosquera y cruzó rumbo a la red. Lo evitó el pie de Mamardashvili, milagroso. El Pipo reaccionó de inmediato. Metió a Guillamón y Javi Guerra, que pudo liquidar el partido. Elaboró muy bien el Valencia, con pase de Hugo Duro, servicio lateral de Fran Pérez y remate a bocajarro de Diego López. Era gol o gol. Lo evitó el pie de Lunin, milagroso.

Los cambios de Baraja equilibraron el duelo, así que intervino Ancelotti que esta vez asumió riesgos. Quitó a Kroos por Modic y después a Camavinga por Joselu. Una vez más, la entrada decisiva fue la de Brahim. Entró por Rodrygo, de nuevo discreto, y el malagueño fue el revulsivo perfecto. Fue indetectable por todo el frente de ataque. Buscó un golazo de trivela tras combinar con Modric. Se le fue por muy poco. Insistió, recibió en la derecha, templó el centro al segundo palo y Vinicius completó cabeceando a la red. Fuera de sí, el brasileño gritó ante la grada, se señaló el dorsal, voceó a un lado, a otro… Lo contrario a serenar el ánimo. 2-2.

El tramo final fue dramático. Atacó el Madrid por el centro, el balón quedó dividido y Tchouaméni cayó sobre la pierna de Diakhaby. La lesión, gravísima, congeló a todo Mestalla, futbolistas incluidos. Se fue el Madrid del partido y pudo ganarlo el Valencia. Pitó Gil Manzano en una caída de Hugo Duro un penalti chusco, sin que le tocaran ni Nacho ni Fran García. Error grave. Le corrigió el VAR, que para eso está. El Valencia se fue arriba, Peter Federico obligó a Lunin a esforzarse, y poco después pudo colocar en la escuadra un centro de Gayà. Quedaba la traca final. Apretó el Madrid, tiempo extra, lanzó un córner desde la derecha. Despejó el Valencia, parecía que iba a pitar Gil Manzano pero no lo hizo, el balón llegó a Brahim en la derecha y en ese momento, en el centro, pitó el extremeño. Voló la pelota, cabeceó Bellingham a la red y montó en follón definitivo. Error grueso, monumental, que provocó la indignación de los madridistas. Roja a Bellingham por las protestas, y amarilla a Joselu. Un fallo impropio de un colegiado templado

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