Buenos Aires. El ataque del presidente Javier Milei contra el periodismo se renueva día a día. En las últimas horas, publicó en redes sociales una canción generada con inteligencia artificial en la que vuelve a referirse a los “ensobrados” —como califica a los periodistas “vendidos”—, incluyendo tanto a críticos como a algunos de los propios. Esta hostilidad constante ha contribuido a que Argentina descendiera al puesto 87 en el ranking mundial de libertad de expresión, según el último informe de Reporteros sin Fronteras (RSF), que habla de un “giro autoritario”.
RSF reportó un desplome de 47 lugares en un año, por segunda vez consecutiva. “Los retrocesos más significativos en la región americana también se explican por giros autoritarios. En Argentina, el presidente Javier Milei estigmatizó a los periodistas, desmanteló los medios públicos y utilizó la publicidad estatal como arma política”, señaló el organismo.
El discurso del gobierno se ha vuelto cada vez más agresivo hacia la prensa. El presidente afirma que “la gente no odia lo suficiente a los periodistas” y los llama “mentirosos”, “ensobrados”, “idiotas”, “imbéciles” o “despreciables”. Recientemente, su asesor más cercano, Santiago Caputo, se acercó en actitud intimidante a Antonio Becerra, fotógrafo de Tiempo Argentino, durante un debate legislativo, tomándole fotos a su credencial tras haber sido fotografiado él mismo.
Hace dos semanas, el periodista Roberto Navarro, fundador de El Destape, fue agredido por la espalda. Recibió un golpe que le provocó edemas, lo que obligó a su hospitalización durante varios días. Aún permanece internado el fotoperiodista Pablo Grillo, quien recibió en la cabeza el impacto de una granada de gas pimienta durante una protesta frente al Congreso. Numerosos fotógrafos y camarógrafos han sufrido agresiones similares, con gases y golpes directos al rostro, en operativos de seguridad que emplean equipamiento adquirido en Israel.
Desde diciembre de 2023, cuando Milei asumió la presidencia, RSF ya había advertido sobre el deterioro de la libertad de prensa. Argentina había caído entonces del puesto 40 al 66. “La llegada al poder de Javier Milei, abiertamente hostil con la prensa, marca un punto de inflexión preocupante para el derecho a la información”, señaló la organización.
El periodista Ignacio Campos, de Infobae24, sostuvo que “vivimos un estado de confrontación casi bélica en plena democracia. Milei y sus aliados buscan instalar la imagen de la prensa como villanos por el simple hecho de cumplir con nuestro trabajo”. Advirtió también sobre el riesgo que implica la frase presidencial: “no hay suficiente odio aún contra los periodistas”, lo cual representa un llamado implícito a la violencia.
Campos describió cómo los ataques a la prensa se han intensificado, especialmente durante las marchas frente al Congreso. “Los palos y gases se volvieron parte de nuestra rutina. Hemos tenido que recurrir a máscaras antigás para cubrirnos mínimamente. El gobierno intenta culparnos de los fracasos de sus políticas, en especial las económicas”, señaló.
En ese contexto, surge la pregunta: “¿Serán capaces de ir por nosotros a nuestros hogares, o esperarnos cuando vamos a una cobertura?”. Hoy, la libertad de prensa parece depender del humor con el que amanezcan el asesor presidencial, el vocero Manuel Adorni, el presidente Milei o la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.
Una de las primeras medidas del gobierno fue eliminar por completo la pauta oficial, lo que le permitió redirigir arbitrariamente recursos y debilitar a medios independientes. “Buscan limitar la capacidad de trabajo de quienes no somos afines a las ideas libertarias. Nos llaman ‘ensobrados’ mientras financian a sus propios aliados”, denunció Campos.
“Milei nos llama ‘estos hijos de puta de los periodistas’, como hizo hoy. Es previsible que la situación empeore. El tiempo y el humor del gobierno tendrán la última palabra”, concluyó. Incluso medios que eran cercanos al oficialismo han comenzado a recibir amenazas y ataques.
Analistas destacan que Santiago Caputo lidera una estrategia comunicacional inspirada en la ultraderecha global, basada en la creación de un enemigo interno, el uso de trolls y la naturalización de la mentira. El presidente acusa a los medios de “ocultar el éxito de su gestión”, mientras la pobreza supera el 60%. El objetivo no es convencer, sino saturar el espacio público y generar confusión.
Frente a este escenario, medios comunitarios como Barricada TV, ANRed, Lo Nuestro, Causa Pendiente e InfoBaires24 siguen trabajando en los territorios. En una nota titulada Organizar las trincheras de la resistencia, el abogado y magíster en derechos humanos José “Pepe” Armaleo, del Centro Arturo Sampay, escribe: “En un país donde el gobierno intenta reescribir la realidad, cada libro abierto es un mapa, cada aula una trinchera, y cada medio independiente una hendija en el muro del silencio. Estos actos cotidianos son gestos de insubordinación frente a quienes quieren convertir la indignación en resignación y la injusticia en normalidad”.
Armaleo agrega: “Frente a la maquinaria que busca paralizarnos con miedo o agotamiento, estos actos —pequeños pero radicales— son antídotos contra la indiferencia. Cuando un estudiante subraya un texto, cuando un docente enseña historia en un comedor, cuando un periodista local denuncia, nos recuerdan que la sumisión nunca es destino: es una decisión, y puede revertirse”.
En este contexto, las investigaciones periodísticas más rigurosas son percibidas por el gobierno como una amenaza. Uno de los focos más sensibles es la estafa vinculada a la criptomoneda $Libra, considerada uno de los mayores escándalos financieros de los últimos años. La oposición sostiene que podría desencadenar un juicio político al presidente. El oficialismo, en cambio, lo presenta como un intento de “golpe parlamentario”. Mientras tanto, los medios que intentan seguir informando enfrentan presiones y silenciamiento.