El pitido abrió paso a la máquina. Abordo viajan los dos personajes que hoy concentran los reflectores en el país: Andrés Manuel López Obrador, quien está por concluir su mandato presidencial, y su virtual sucesora, Claudia Sheinbaum Pardo.
La gira que inició esta mañana en la zona del Golfo de México continuó en una simbólica escala para subirse al tren del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, uno de los proyectos más emblemáticos del mandatario federal, pues en tiempos del dominio comercial asiático, será clave para conectar el Pacífico con el Atlántico.
Junto a funcionarios de sus respectivos equipos, Sheinbaum y López Obrador abordaron el convoy para enfilarse rumbo a la terminal de Salina Cruz, Oaxaca, con lo que atravesarán en unas horas el pedazo de tierra más estrecho en el hemisferio entre los dos océanos.
Antes, harán una parada en Matías Romero, Oaxaca, tierra que décadas atrás, con el auge del ferrocarril del istmo, tuvo una tradición ferroviaria y su economía dependió en gran parte del paso de los trenes.
En tiempos de la transición en la transformación los gritos de la gente se mezclaron: “¡Es un honor estar con Obrador!”, por un lado; y metros más adelante se escuchaba: “Presidenta, presidenta!”.
Decenas de personas se acercaron al paso de la camioneta en la que el jefe del Ejecutivo y la ganadora de la elección presidencial viajaban para llegar a la estación.
De inmediato salieron los celulares para documentar su paso. Algunos se acercaron hasta la ventanilla del lugar de copiloto, donde iba López Obrador, ya sea para verlo de cerca, sacarse la foto o entregar algún regalo o petición.