La decisión de un propietario de un bar de negarse a seguir pagando derecho de piso al crimen organizado y su desenlace (dos sicarios muertos, la detención del hombre de negocios y el cierre del comercio), dejó conmocionada a toda una población del sur de Veracruz.
El dueño del bar «El Jalisquito«, ubicado en el municipio petrolero de Minatitlán, decidió -hace tres meses- dejar de pagar las cuotas a los delincuentes, “cansando” de que cada semana querían más y más, por lo que la respuesta de la delincuencia fueron amenazas y un intento de homicidio ocurrido el viernes.
Al ser atacado a tiros por dos sicarios, el hombre de negocios los atropelló con su camioneta y los mató, para luego ser detenido por elementos policiales, en medio de una gran consternación de habitantes de la zona de Coatzacpalcos y Minatitlán, quienes por décadas han venido sufriendo la extorsión y el cobro de piso.
Las redes sociales se inundaron de mensajes de solidaridad para el “valiente” empresario Daniel, quien decidió poner un alto a la industria del cobro del piso del crimen organizado y hoy –dice en un mensaje- perdió su libertad y paz y “quizá algún día me alcancen las balas de venganza”.
Y mientras el video grabado desde la camioneta del empresario al momento de ser atacado inunda las redes sociales, las autoridades ministeriales se encuentran en el término de 48 horas legales para determinar si le imputan algún delito o lo dejan en libertad, ésta última una posibilidad que demandan los habitantes de esa región.
“Desde que abrimos nuestras puertas, hemos enfrentado una ola violenta de amenazas que nos ha llevado a tomar decisiones difíciles. Hoy, decidimos cerrar nuestras puertas, pero no sin antes compartir lo que hemos vivido”, inició así el relato en un mensaje enviado en la cuenta del bar de Facebook .
Tenía 3 meses sin enviar un solo peso más de cuota, cansado -dijo- que cada semana querían más y más: “ellos creen que un bar es solo vender y agarrar dinero, no saben que pagamos personal, DJ, luz, agua, productos que vendemos, artistas, publicidad, mantenimiento semanal, son grandes gastos por obvio ya me había cansado de que estos solo venían por su dinero y se iban”, describió.
La última vez que les sentenció que se acababa, recibió la primera amenaza: “Te voy a “pepear” la camioneta”. Después, en llamadas telefónicas, le advirtieron de un posible ataque, como aquellos surgidos en 2019 y 2020 en Coatzacoalcos y Minatitlán: un ataque incendiario al centro nocturno Caballo Blanco del puerto de Coatzacoalcos que dejó 30 personas muertas y ataque en un restaurante de Minatitlán, donde se desarrollaba una fiesta privada conde asesinaron a trece personas.
“Cada que no le daba me decía que si quería una masacre más, haciendo siempre referencia a una masacre que sucedió en años anteriores en una palapa conocida en la ciudad yo esto no se lo creía hasta que lo vi ese día. Supuse que iban a dispararle a todos”, afirma.
En su relato, describe el movimiento de los sicarios que lo atacaron a tiros cuando viajaba con su familia, previo a golpear a uno de sus empleados de seguridad.
“Es donde yo llegó por la parte de enfrente y me doy cuenta que son ellos otra vez, en ese momento, ellos me ven y ya no suben a la terraza, se regresan corriendo y al verme e identificarme que soy yo el que traigo la camioneta es donde el sicario 2 comienza a disparar. Junto con el sicario 1.
“En ese instante, como todo fue tan rápido solo logré agacharme. Como pudimos, nos protegimos de las balas y en medio de la confusión y el pánico, el miedo que ellos pudieran acercarse y quitarnos la vida, aceleré y perdí el control de mi camioneta y me impacté con los muros de mi negocio, el cual ellos al escapar se atravesaron al mismo tiempo en su moto, provocando la colisión”.
El resultado, los dos sicarios muertos y el empresario detenido y puesto a disposición del Ministerio Público, desde donde envió un mensaje para resaltar la lealtad de su personal, que habían estado a su lado durante tanto tiempo, cuando su negocio inició y en los momentos donde ni la nómina salía.
“Ellos estuvieron ahí, esperando su pago por alguien que solo venía y se llevaba los miles, mientras mi personal se desvelaba trabajando para llevar dinero a casa (…) una disculpa pública a todo mi personal, siempre traté de ser lo más atento posible con todos ustedes y agradecerles a cada uno de ustedes por llenarse de valor ante esta situación”, aseguró.
Y luego, tras considerar que algún día le alcanzaran las balas de la venganza, dejo en claro que no cometió ningún delito.
“Yo perdí mi libertad y paz y quizá algún día me alcancen las balas de venganza, la camioneta como quiera se resume a algo material, mi negocio quizá no volverá a existir, pero desde muy profundo de mi corazón y saber que mi vida ya no será la misma quiero decirle que eran ellos o todo mi personal, si me toca ser juzgado hagan su trabajo autoridades, mientras no pretendo dar la cara, por motivos de seguridad, por motivos de represalia, no cometí ningún delito, los delincuentes están muertos y hoy la nota fue diferente a la de la semana pasada”.