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Real Madrid también remonta y gana, sin goles de Bellingham

Real Madrid también remonta y gana, sin goles de Bellingham

Hubo años en que los madridistas tenían pesadillas con los partidos en Alemania. Eran duelos de fútbol físico, directo, donde parecían tanques al remate capaces de empotrar goles y defensas en la portería visitante. De esa manera tan germánica revolcó el Madrid un partido complicado. Dos cabezazos precisos e incontestables de Joselu Mato derribaron a un Union Berlin que se había sostenido gracias a su portero, el prodigioso Ronnow. Sin descanso para Bellingham, que acabó corriendo una contra en el 95′, Ceballos consolidó la victoria para recuperar confianza y proclamar la superioridad del Madrid europeo. Pleno. Seis de seis. Candidato por derecho propio. 2-3 final para el cuadro de Carlo Ancelotti.

En noches frías como la del Olímpico de Berlín se percibe la grandeza de la Champions, donde cuesta cada punto. Un arranque fulgurante, a la alemana, y la capacidad para aprovechar un balón largo bastaron al Union Berlin para irse al descanso con ventaja, pese a no oler la bola. Tuvo sólo un 20% de posesión, corrió tras la pelota de lado a lado, pero supo aprovechar las concesiones del líder de grupo para marcar ya en la prolongación del primer acto, justo después de que Modric fallara un penalti. Tercer lanzador que no acierta en la campaña, tras Joselu y Rodrygo. Conceder tantas ventajas en Europa tiene su precio.

Un once inicial de Ancelotti con variaciones

Es verdad que el Madrid saltó con un once raruno, con seis españoles. Una excepción en los últimos tiempos. Con Nacho como capitán, costó un ratito coger el aire al partido. Sacó Kepa un remate de Khedira a bocajarro, y Nacho sacó bajo palos otra llegada en oleada del Union. Desde entonces, y a pesar de un terreno de juego impropio de la competición, bacheado como una comarcal, los madridistas impusieron su calidad. Ancelotti metió en el once a Bellingham y Rodrygo, sus futbolistas más en forma, y se notó en la capacidad visitante de someter al rival a un rondo gigantesco.

Las mejores opciones, penalti aparte, fueron para Joselu, que anda con la mira extraviada. Remató según los cánones dos veces, de cabeza tras buen centro de Fran García, y con el exterior tras asistencia involuntaria de Gosens. La primera, al larguero. La segunda, cerca de la madera. Dos opciones buenísimas, pero poca producción para tanta superioridad. Con Valverde en el eje y los interiores flotando, el Union se afanaba en cerrar espacios. Y cuando se veía por debajo, tras un claro penalti por mano de Diogo Leite, se puso por encima. Porque Modric malgastó la pena máxima tirándola al centro. Porque Nacho salió a lo loco a un balón alto. Porque Alaba despejó horrible, hacia atrás, suficiente para que Volland metiera cuerpo a Lucas y batiera por bajo a Kepa. Un espanto a la jugada más sencilla del fútbol, saque largo y prolongación del ariete.

Kroos entró al partido tras el descanso, más por reparto de minutos que por plan de partido, y el partido empezó a virar. No sólo por el temple de Kroos, como un niño en su casa. Sobre todo por la orden a Rodrygo para que se ubicara en la derecha. El brasileño apareció todo lo que no hizo en el primer acto, y habría empatado de no mediar una parada extraordinaria de Ronnow, de balonmano. Sacó con el antebrazo el cabezazo a bocajarro de Goes, que fue más efectivo como asistente. Recibió en derecha, metió el empeine abajo, sirvió a Joselu y el ariete colocó el empate fajándose como buen 9, agarrado a su central. Miraron la jugada, que probablemente se habría anulado en LaLiga.

No hubo duda alguna en el 1-2, poco después. Salió como un rayo desde la cueva Fran García, que en ataque aporta lo suyo, centró a media altura y Joselu acompasó carrera y cuerpo para descargar toda la potencia de su cuerpo en el cuello, anotando el 1-2.

Ceballos rescata el triunfo de Real Madrid

Parecía finiquitado el duelo, pero nada es sencillo en Alemania. Los cambios de Bjelica sentaron bien al Union, que presionó más arriba, y en una acción aislada Kral enganchó un tiro cruzado, raso, a la red. Y el Madrid, que a menudo cree en cábalas y ceremonias como parte de su historia europea, no hizo caso y buscó la victoria como equipo dominante que es. Lo firmó Ceballos, resolviendo con una gran acción individual un choque discreto, con mucho riesgo en la conducción y el pase. El abrazo de Ancelotti al retirarle confirma la confianza en el de Utrera, a prueba de dudas.

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