Hoy es 27 de Julio de 2024, Chihuahua, MX.

México no pudo resistir el talento de Brasil. Aunque pocos pueden embarcarse en la aventura de competir con su estilo, el Tricolor lo hizo ayer en su último partido amistoso rumbo a la Copa América 2024, pero no le alcanzó. Cayó 3-2 en el estadio Kyle Field, en Texas, luego de un gol de último minuto de la joya del Real Madrid, Endrick Felipe.

Aún sin sus figuras más representativas, los brasileños emergieron como un rival especialmente sólido. Jugaron un rato, esperaron otro poco, pero jamás renunciaron a contradecir su talento y la idea de su entrenador. El desencanto del Tricolor, mucho más desorientado y con una alineación distinta a la que cayó el miércoles ante Uruguay, quedó al descubierto tras sus primeras pinceladas.

Lo que empezó con un saque desde el centro del campo, el delantero del Arsenal, Gabriel Martinelli, estuvo a punto de convertirlo en gol en la primera acción a los 20 segundos que tuvo frente al portero Julio González.

La imagen se reprodujo en las pantallas del estadio y con ello sobrevino la mejor versión de Brasil. Rodeado de tres defensores mexicanos -Edson Álvarez, Israel Reyes y Johan Vásquez-, el mediocampista del Fulham, Andreas Pereira, se abrió paso por el área grande con los pies llenos de samba y cruzó su remate sobre González, para el 1-0 en apenas cinco minutos.

Si el Jogo Bonito fue el paraíso prometido de este deporte, lo poco que queda de él marcó la distancia que existe entre ambos equipos. El Tricolor necesitó hacer tiempo para ordenarse. Se consoló con mantener el 1-0 hasta el descanso, para encontrar alguna respuesta en el vestidor.

Cuando todo parecía comenzar de nuevo, Martinelli corrió por el centro, siguió cada movimiento del lateral Yan Couto en su escapada por la derecha y, una vez ubicado en el área chica, sólo tuvo que empujar la pelota al recibir un pase retrasado (54). Lejos de admirar el juego desde las gradas, los miles de aficionados que se dieron cita en el campus de la College Station se unieron para expresar su descontento con el nivel de la selección mexicana mediante el grito discriminatorio, lo que activó dos veces el protocolo de la FIFA.El colombiano-mexicano Julián Quiñones y Guillermo Martínez, referentes en ataque de América y Pumas, salieron al rescate de una noche que sugería un desenlace por goleada. Quiñones acercó al Tricolor con un remate a segundo poste (73) mientras Martínez, luego de un cabezazo al poste en una jugada de táctica fija, emparejó de forma dramática los cartones gracias a una media vuelta que dejó atónitos a los zagueros de Brasil (90+2).El empate era una sorpresa, pero también un castigo para el dominio de la Canarinha. Fue entonces cuando México cometió su peor error. “Nunca subestimes el corazón de un gran campeón”, advirtió alguna vez el coach de los Rockets de Houston, Rudy Tomjanovich, y el brasileño Endrick Felipe se encargó de ratificarlo con el 3-2 en tiempo de compensación (90+6).

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