El próximo 15 de septiembre, el príncipe Harry cumplirá 40 años, una fecha que tendrá un especial significado para el hijo menor de Carlos III, ya que –además de llegar al “cuarto piso”– tendrá una razón de sobra para celebrar.
Esto debido a que, según los términos establecidos por su bisabuela, la Reina Madre, al cumplir esta edad, Harry recibirá la última parte de su herencia, lo que representa un incremento significativo en su patrimonio.
El príncipe Harry recibirá una millonaria herencia al cumplir 40 años
De acuerdo con Vanitatis (que replica información dada a conocer por Point de Vue), la estimación sobre la cantidad que recibirá como herencia el príncipe Harry al celebrar su cumpleaños número 40 es de alrededor de 20 millones de libras esterlinas (más de 26 millones de dólares).
Y mientras tanto…
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Esta herencia, que fue cuidadosamente planificada por Elizabeth Bowes-Lyon, no sólo refleja el compromiso de madre de la reina Isabel II con el bienestar de sus bisnietos, sino que también subraya su previsión estratégica al asegurar que cada uno de ellos recibiera un apoyo financiero considerable en momentos clave de sus vidas.
¿La herencia de Harry implicará una mejoría en su relación con la Familia Real?
Aunque tanto Harry y William ya habían recibido la primera parte de la herencia que les dejó su bisabuela al cumplir cada uno 21 años de edad, la nueva inyección de capital resulta crucial para el duque de Sussex. Y es que, desde que se apartó de sus funciones reales en 2020, junto a su esposa Meghan Markle, Harry ha trabajado para establecer su independencia económica.
¿Le sale muy caro?
Aunque los Sussex ya lograron acuerdos millonarios con plataformas como Netflix y Spotify (aunque este último fue disuelto al ver los pobres resultados que obtuvo el podcast de Meghan), así como la publicación del libro de memorias de Harry, Spare: En la sombra, esta última parte de la herencia que recibirá le permitirá consolidar aún más su capacidad para operar fuera de la influencia directa de la Familia Real británica.
Lo que se mantiene como un misterio es si la recepción de esta herencia suavizará la tensión que existe entre el príncipe Harry y el rey Carlos III, ya que el primero se ha excusado de viajar con toda su familia a Reino Unido por la falta de seguridad provista por el gobierno británico para él y los suyos. Y aunque no se ha dicho abiertamente, es claro que viajar en familia con el fin de que sus hijos, los príncipes Archie y Lilibet, pudieran convivir con su abuelo, implicaría que Harry pagara por un servicio privado de protección con su propio dinero.
La herencia de la Reina Madre
Elizabeth Bowes-Lyon, mejor conocida como la Reina Madre, elaboró con precisión, un plan para asegurar que su herencia brindara estabilidad a su familia en un contexto donde las normativas fiscales podrían haber reducido significativamente su patrimonio.
En 1994, a la edad de 94 años, la Reina Madre suscribió un seguro de vida valorado en 19 millones de libras esterlinas, una suma que representaba dos tercios de su fortuna personal. Esta decisión, aunque aparentemente rutinaria, fue en realidad parte de un movimiento estratégico mucho más amplio. El dinero fue transferido a un fideicomiso diseñado para beneficiar a sus bisnietos, los príncipes William y Harry y el resto de sus primos.
El diseño del fideicomiso no sólo aseguro que los beneficiarios recibieran su parte de la fortuna en dos plazos —al cumplir 21 años y nuevamente a los 40—, sino que también estaba estructurado para minimizar la carga fiscal. La condición clave para evitar el pago de impuestos sobre estas sumas fue que la Reina Madre debía sobrevivir al menos siete años después de la firma del contrato. Al cumplir con este requisito, tras su fallecimiento en marzo de 2002 a la edad de 101 años, logró que los fondos se entregaran sin el impacto de los impuestos sobre herencias.
Este acto no solo reflejó la prudencia financiera de Elizabeth Bowes-Lyon, sino también su comprensión profunda de las implicaciones de las leyes fiscales británicas. En un país donde los impuestos sobre herencias pueden alcanzar el 40%, su maniobra preservó gran parte de su fortuna, con lo que aseguró que sus bisnietos y otros herederos directos pudieran recibir los beneficios íntegros.
¿De dónde proviene la fortuna de la Reina Madre?
La fortuna de la Reina Madre, Elizabeth Bowes-Lyon, provenía de diversas fuentes, acumuladas a lo largo de su vida a través de herencias, propiedades y regalos recibidos tanto por su matrimonio con el rey Jorge VI como por su propio linaje.
En primer lugar, Elizabeth nació en una familia aristocrática prominente, los condes de Strathmore y Kinghorne, que poseían vastas propiedades en Escocia, incluyendo el castillo de Glamis. Su matrimonio en 1923 con el entonces duque de York, quien más tarde se convertiría en el rey Jorge VI, incrementó aún más su patrimonio. La Reina Madre recibió numerosas joyas y propiedades a lo largo de su vida, muchas de las cuales fueron regalos de boda o donaciones.
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Una parte importante de su fortuna también se derivó de sus habilidades financieras. Conocida por ser una astuta administradora, Elizabeth invirtió sabiamente en diversos activos, incluyendo arte y propiedades, lo que le permitió acumular una considerable riqueza personal. Además, recibía una asignación anual del Estado, como parte del presupuesto destinado a la familia real para cubrir sus deberes oficiales y el mantenimiento de sus residencias.
Finalmente, la Reina Madre también heredó una parte significativa de la fortuna del rey Jorge VI tras su muerte en 1952, lo que incluyó propiedades y activos valiosos. A lo largo de su vida, Elizabeth Bowes-Lyon se aseguró de preservar y aumentar esta riqueza, tomando decisiones financieras estratégicas que garantizaron la seguridad económica de sus descendientes, como el fideicomiso que creó para sus bisnietos.