Con una caminata, ceremonias, danzas, música y una demostración del ancestral juego de pelota, indígenas conmemoran este sábado en un poblado maya de Guatemala los 500 años de «resistencia» tras la colonización de España.
Las actividades iniciaron con una caminata de los pueblos originarios de Guatemala, El Salvador y Honduras desde el centro del municipio de Tecpán (oeste) al sitio arqueológico de Iximché en una «contracelebración» por la llegada a Guatemala de la primera expedición de conquistadores españoles en 1524.
Durante la jornada, los grupos indígenas hicieron un «recorrido por la memoria histórica de los 500 años de lucha» en Iximché, la antigua ciudad maya donde los conquistadores españoles fundaron la primera capital de Guatemala.
En esa ciudad los descendientes de los mayas danzaron al ritmo de música de marimba a la orilla del círculo de fuego hecho con decenas de candelas de cera de varios colores donde quemaron resinas de árboles.
«Estamos conmemorando los 500 años de la resistencia. Fue una invasión cruel y violenta», dijo Pakal Rodríguez, integrante de Kaqchikel Taq Molaj, una de las entidades autóctonas guatemaltecas organizadoras de la conmemoración.
«Hoy no estamos celebrando 500 años, hoy estamos conmemorando la memoria de nuestros ancestros, hace 500 años comenzó la gran masacre, la invasión a estos territorios», lamentó indígena Marco Tulio Pichiya, de la organización Ralk’wal Pa Tz’iya’.
«El racismo, la discriminación, el genocidio, las grandes masacres no se celebran (…), estamos en resistencia como pueblos originarios», insistió.
Recordó que esa ciudad fue quemada por el conquistador español Pedro de Alvarado y arremetió contra las actividades organizadas por la municipalidad local para celebrar la llegada de los españoles. «Esas actitudes, esas acciones de verdad son una vergüenza», afirmó.
En tanto, Ixmukane Álvarez, de la misma entidad que Pakal, consideró que es necesario «hacer estos recorridos de memoria para agradecer y honrar la lucha de nuestros abuelos».
«Creemos que es necesario hablar del trauma de la invasión para poder empezar a sanar a toda la población», consideró.
Álvarez agradeció a los abuelos y abuelas porque «nos han enseñado el camino de no rendirnos nunca por encima del dolor, por encima del sufrimiento, siempre tenemos esperanza, siempre tenemos alegría, siempre luchamos por la vida».