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Muchos indígenas yanomami, la mayor tribu de la Amazonia que vive en relativo aislamiento, fueron contaminados con mercurio procedente de la muy generalizada minería ilegal de oro, según un informe publicado este jueves por el principal instituto de salud de Brasil.

La investigación fue realizada en nueve aldeas a lo largo del río Mucajai, una región remota donde la minería ilegal es muy común. El venenoso mercurio se usa comúnmente en la minería ilegal para procesar el oro.

Los investigadores recolectaron muestras de pelo de cerca de 300 yanomamis de todas las edades. Luego los sujetos fueron examinados por médicos, neurólogos, psicólogos y enfermeros.

El 84 por ciento de los yanomamis examinados presentaban una contaminación igual o superior a 2 microgramos por gramo, un nivel de exposición que puede producir graves problemas de salud, según estándares de la Organización Mundial de la Salud y de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos.

Aún más inquietante es el hecho de que una parte más pequeña de este grupo, el 10 por ciento, superó el umbral de 6 microgramos por gramo, un nivel de contaminación que suele asociarse con dolencias más graves.

Los equipos de investigación también analizaron los peces del área, y encontraron altos niveles en ellos. Comer pescado con altos niveles de mercurio es la vía de exposición más común.

En los estudios de exposición generalmente se realizan pruebas para detectar metilmercurio, una poderosa neurotoxina que se forma cuando las bacterias, en este caso en los ríos, metabolizan el mercurio inorgánico. La ingestión de grandes cantidades durante semanas o meses daña el sistema nervioso. La sustancia puede pasar a través de la placenta de una mujer embarazada, exponiendo al feto a anomalías de desarrollo y parálisis cerebral, de acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos.

Los efectos en la salud incluyen menor sensibilidad de piernas, pies y manos, debilidad general, mareos y zumbidos en los oídos. En algunos casos, el daño al sistema nervioso central puede producir problemas de movilidad.

“La exposición crónica al mercurio se consolida lenta y progresivamente”, informó a The Associated Press Paulo Basta, epidemiólogo de la Fundación Oswaldo Cruz, que realizó las pruebas. “Existe un amplio espectro de efectos clínicos que van de síntomas leves a graves”.

Las iniciativas globales coordinadas para atender la contaminación con mercurio derivaron en el Convenio de Minamata en 2013, un acuerdo respaldado por la ONU y firmado por 148 partes con el fin de disminuir las emisiones. El tratado lleva el nombre de la ciudad japonesa de Minamata, cuya población resultó contaminada por emisiones de mercurio desechadas junto con aguas residuales a lo largo de décadas. Brasil y Estados Unidos fueron dos de los países que lo suscribieron.

El informe del gobierno brasileño no ha sido revisado por pares, pero sintetiza tres estudios publicados recientemente en la revista Toxics, todos basados en el mismo trabajo de campo. Uno de los estudios señaló que sigue siendo difícil determinar qué niveles de exposición al mercurio a largo plazo constituyen un riesgo significativo para la salud.

Los hallazgos del estudio coinciden con investigaciones previas en otras áreas de la Amazonia, expuso María Elena Crespo López, bioquímica de la Universidad Federal de Pará, que no participó en el informe y estudió el tema durante 20 años.

“El problema del mercurio es generalizado en toda la Amazonia”, dijo a la AP. “Desde la década de 1970, cuando ocurrió la primera gran fiebre del oro en la región, se ha estado liberando mercurio por décadas, y termina siendo transportado por largas distancias, entrando en la cadena alimenticia”.

Un examen de la exposición al mercurio a nivel global publicado en la revista Environmental Health Perspectives en 2018 identificó a comunidades de afluentes del río Amazonas como una de las cuatro comunidades en situación más preocupante.

La OMS clasifica la minería de oro en pequeña escala como la mayor fuente de contaminación efectuada por seres humanos. El territorio de los yanomami, del tamaño de Portugal y habitado por 27 mil personas, ha registrado esta actividad ilegal por décadas.

El problema de la minería creció significativamente durante el gobierno del presidente derechista Jair Bolsonaro, el cual concluyó en 2022. Bolsonaro debilitó a las agencias de protección ambiental de Brasil en medio de un incremento en los precios del oro. La combinación de ambos factores provocó una oleada de miles de mineros que llegaron a tierras de los yanomami. Basta expresó que durante el trabajo de campo —que se llevó a cabo cerca del final del mandato de Bolsonaro— Mucajai estaba repleto de mineros ilegales, conocidos como garimpeiros.

Luego de arribar en avión, el equipo de 22 integrantes tuvo que aguardar horas para poder continuar su recorrido en bote debido a que había un intenso tránsito de barcazas que transportaban oro a lo largo del río Mucajai. Durante los 10 días en que efectuaron exámenes, los investigadores fueron protegidos por cuatro policías militares que portaban ametralladoras y granadas. Basta recuerda haber contado de 30 a 35 avionetas que iban y venían de sitios de minería ilegal cada día.

“Hubo tensión durante toda nuestra estadía en la aldea. He estado trabajando en poblados indígenas durante 25 años, y fue el trabajo más tenso que he realizado”, apuntó.

El actual presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, prometió expulsar a los buscadores de oro del territorio yanomami y mejorar las condiciones de salud, pero esa tarea está lejos de completarse.

“La minería es la mayor amenaza que enfrentamos en el territorio yanomami en la actualidad”, dijo en un comunicado Dário Kopenawa, líder de los yanomami. “Es imperativo y urgente expulsar a estos intrusos. Si la minería continúa, también lo harán la contaminación, la devastación, la malaria y la desnutrición. Esta investigación proporciona evidencia concreta de ello”.

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