Hamas indicó este sábado que más de 200 palestinos murieron en las últimas 24 horas por los incesantes bombardeos y la operación terrestre de Israel en la asediada Franja de Gaza, que espera la llegada de más ayuda humanitaria tras una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU.
El gobierno de Hamas, en el poder en Gaza desde 2007, acusó al ejército israelí de haber matado esta semana a decenas de palestinos en una operación terrestre en Jabalia (norte), algunos siendo «ejecutados».
Israel prometió aniquilar a Hamas, tras su ataque sin precedentes del 7 de octubre en el que murieron unas mil 140 personas, la mayoría civiles, según un recuento de AFP a partir de datos israelíes. Los milicianos también secuestraron a unas 250 personas y 129 siguen cautivas en Gaza, según Israel.
La respuesta militar israelí, por aire y tierra, ha dejado 20 mil 258 muertos, sobre todo mujeres y menores, y más de 53 mil heridos, según Hamas, incluyendo a 201 personas muertas en las últimas 24 horas en varios lugares del estrecho territorio palestino.
El sábado, el ejército israelí anunció la muerte de cinco soldados desde el viernes, elevando a 144 sus militares muertos en Gaza desde que lanzaron sus operaciones terrestres el 27 de octubre.
«Matanzas atroces»
El ministerio de Salud de Hamas reportó un bombardeo israelí en el campo de refugiados de Nuseirat, y afirmó que el ataque dejó al menos 18 muertos.
En Jan Yunis, la gran ciudad del sur de Gaza, cadáveres y heridos eran trasladados al hospital Nasser. Varios hombres acompañaban a una mujer, que lloraba tras ver los cuerpos de sus familiares. Otro hombre, agachado y llorando, posaba su mano sobre una bolsa para cadáveres negra.
El portavoz del ministerio de Salud de Hamas, Ashraf al Qidreh, acusó el sábado a las fuerzas israelíes de haber cometido «varias matanzas atroces que acarrearon la muerte de decenas de mártires en el campo de Jabalia. (…) También ejecutaron a decenas de ciudadanos en las calles».
El ejército israelí, interrogado por AFP, no se refirió específicamente a esas acusaciones, pero indicó que lleva a cabo operaciones «contra blancos militares, acordes con las disposiciones del derecho internacional».
El cuerpo armado difundió el sábado imágenes de sus soldados avanzando entre ruinas y abriendo fuego en el sur de la ciudad de Gaza, y afirmó que «terroristas armados» fueron «eliminados» y que «varias infraestructuras terroristas» fueron «destruidas».
¿Rehenes muertos?
Después de cinco días de arduas negociaciones para evitar el veto de Estados Unidos, el Consejo de Seguridad adoptó el viernes un texto que exige el envío «inmediato» y «a gran escala» de ayuda humanitaria al territorio palestino.
El documento evita llamar a un «alto el fuego», una condición inaceptable para Israel y Estados Unidos, su gran aliado, pero pide «crear las condiciones para un cese duradero de las hostilidades».
Su puesta en marcha suscita, sin embargo, muchos interrogantes: la ayuda humanitaria entra a cuentagotas y dista mucho de las necesidades de la población, al borde de la hambruna, según la ONU.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, fustigó los «obstáculos masivos» para distribuir la ayuda debido a «la forma en la que Israel está realizando esta ofensiva».
A nivel diplomático, continúan los esfuerzos de Egipto y Catar para conseguir una nueva tregua, después del cese el fuego de una semana a finales de noviembre que permitió la liberación de 105 rehenes y 240 palestinos detenidos en Israel.
Pero los dos bandos se mantienen firmes en sus exigencias.
Hamas, catalogado como organización terrorista por Estados Unidos, la Unión Europea e Israel, pide el cese de los combates antes de cualquier negociación sobre los rehenes, e Israel excluye un alto el fuego antes de la «eliminación» del movimiento islamista palestino.
El portavoz del brazo militar de Hamas, Abu Obeida, declaró en un comunicado que el grupo cree que cinco rehenes «murieron en uno de los ataque sionistas», después de perder contacto con los combatientes que los retenían. Las autoridades israelíes no confirmaron estas declaraciones.
Hambruna «inminente»
El conflicto ha destruido gran parte de Gaza, un exiguo territorio de 362 km2 y 2,4 millones de habitantes.
Los bombardeos israelíes han forzado a 1.9 millones de personas a abandonar sus casas, un 85 por ciento de la población según la ONU.
El jefe de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) en Gaza, Thomas White, advirtió el sábado que «ningún lugar es seguro» en el enclave, y la OMS alertó de que «la hambruna es inminente en Gaza».
La guerra también repercutió en otras partes de la región, con incidentes frecuentes en la frontera israelí con Líbano, y lanzamientos de misiles de los rebeldes hutíes de Yemen contra buques de carga en el mar Rojo.
Estados Unidos acusó a Irán de participar en los ataques hutíes, una alegación que la República Islámica rechazó, afirmando que «la resistencia (grupos armados en lucha contra Israel, NDLR) dispone de sus propias fuerzas».
Un navío comercial fue alcanzado este sábado por un dron en el océano Índico, según dos agencias marítimas, precisando una de ellas que el barco estaba ligado a intereses israelíes.