Habrá más control, ajustes al consumo y una oportunidad para ponerse al día.
El Servicio de Administración Tributaria (SAT) anunció una serie de cambios en materia fiscal para el 2026. El docente de la Facultad de Contaduría y Administración de la Universidad Autónoma de Chihuahua, C.P.C. M.I. Efrén Hernández Arenivas, explica de una manera clara y sencilla cuáles son los retos, oportunidades y la mejor forma para cumplir con estas disposiciones fiscales.
Anticipó que para el año que entra, la autoridad no solo quiere recaudar más; quiere recaudar mejor. Y “mejor” significa más información, mayor capacidad de verificación y un enfoque preventivo: detectar las inconsistencias rápido y cerrar espacios a prácticas abusivas.
El 2026 se resume en tres ideas: 1) un Servicio de Administración Tributaria (SAT) con más herramientas de fiscalización, 2) un impuesto (Impuesto Especial sobre Producción y Servicios – IEPS) más alto en ciertos productos y servicios de consumo, y 3) un estímulo para regularizar adeudos para contribuyentes con ingresos (en el 2024) de hasta 300 millones de pesos.
1) El SAT te observa: fiscalización más rápida y estricta.
De acuerdo al Contador Público Certificado, la palabra clave es control. La reforma al Código Fiscal de la Federación refuerza el foco del SAT en lo que todos conocemos como “factura”: el CFDI. El mensaje es claro y directo: las facturas deben respaldar operaciones reales. No basta con “tener el comprobante” de cada operación que llevemos a cabo, sino que este debe corresponder a una compra o a un servicio verdadero y comprobable.
¿Cómo impacta esto en el día a día? Si eres una persona física o tienes un negocio y registras gastos para deducir, la autoridad buscará que esos gastos sean defendibles (con evidencia). En la práctica, habrá menos tolerancia a simulaciones, facturación indebida y deducciones sin sustento; sin embargo, estos nuevos esquemas de fiscalización podrían afectar a contribuyentes cumplidos que no cuenten con un orden en la documentación de sus operaciones.
También hay ajustes sobre la cancelación de facturas: se prevé que los comprobantes puedan cancelarse, como regla, a más tardar en el mes en que deba presentarse la declaración anual del ISR del ejercicio en que se emitieron, previa aceptación del receptor. La intención es ordenar los “cierres” y reducir las cancelaciones tardías.
Además, se perfila un cambio de fondo en el entorno digital: para determinados proveedores de servicios a través de plataformas digitales, se establece la obligación de permitir al SAT el acceso en línea y en tiempo real a la información contenida en sus sistemas y registros, con el objetivo de verificar el correcto cumplimiento de las obligaciones fiscales, tanto de las propias plataformas (como Netflix, Amazon, Uber, Mercado Libre, Spotify, entre otras) como de los usuarios que operan a través de ellas.
2) Los “vicios” costarán más: aumentos en el IEPS.
El catedrático universitario aseguró que los aumentos y ajustes al IEPS contenidos en la reforma fiscal son, sin duda, los que más se resentirán en el bolsillo. Para 2026 se observan cambios en rubros de alto consumo o de especial interés regulatorio (como salud, apuestas, tabaco y ciertos contenidos o servicios), lo que se traducirá en incrementos en los precios de los productos y servicios sujetos a este gravamen.
Algunos ejemplos de productos y servicios que se verán afectados son los siguientes:
● Bebidas saborizadas con azúcares añadidos: un impuesto de $3.0818 por litro; y bebidas saborizadas con edulcorantes añadidos: $1.5000 por litro.
● Tabacos labrados: tasas como del 200% para cigarros y puros (según el supuesto aplicable), además de cuotas por unidad en algunos casos.
● Apuestas y ciertos contenidos: 50% para juegos con apuestas y sorteos (incluidos los que se realizan a través de internet) y 8% para videojuegos con contenido violento.
Esto se traducirá en una presión al alza en los precios de esos productos y servicios, ajustes en el consumo y una mayor vigilancia sobre los negocios que los comercializan.
3) Una gran oportunidad para ponerse al corriente.
El maestro Hernández Arenivas señaló que no todo es endurecimiento. Un punto muy relevante para el 2026 es un estímulo fiscal para la regularización, dirigido a personas físicas y morales cuyos ingresos totales en el 2024 no hayan excedido 300 millones de pesos y que tengan créditos fiscales pendientes de pago, administrados por el SAT (o aduanas).
El estímulo consiste en la condonación de hasta el 100% de multas, recargos y gastos de ejecución, siempre que se cumplan condiciones y plazos, con lo cual, solamente se tendría que cubrir el impuesto actualizado y, en la práctica, esto se traduce en un ahorro importante. En general, aplica para adeudos de 2024 o anteriores si se presentan declaraciones pendientes y se paga en una sola exhibición, a más tardar el 31 de diciembre de 2026, o si se corrige la situación durante revisiones sin rebasar esa fecha.
En otras palabras: si se tiene un adeudo “arrastrando”, 2026 puede ser un buen año para cerrar capítulos y reducir en gran medida el costo total; y si se está en revisión, corregirse a tiempo puede evitar que la cuenta crezca. Este estímulo tiene requisitos, plazos y exclusiones que deben analizarse en cada caso particular.
Finalmente, el especialista de la Universidad Autónoma de Chihuahua refirió que el 2026 se perfila en un entorno fiscal de “doble carril”, con mayor fiscalización y control, pero también una oportunidad clara para regularizarse si se cumplen los requisitos. Siempre, la mejor estrategia no es “preocuparse”, sino anticiparse y prevenir, mantener el orden, documentar bien y tomar decisiones con información.









