Panamá. La reunión de José Raúl Mulino y Marco Rubio ha abierto un capítulo polémico en la política exterior nacional. La falta de coherencia en el discurso y la opacidad en la presentación de los acuerdos ha sembrado dudas en diversos sectores, que rechazan las falsedades dichas por Donald Trump y algunos funcionarios estadunidenses; que se suman a la narrativa de ataques contra el canal de Panamá y la supuesta apropiación del partido comunista chino del Canal de Panamà.
Dichos en el Senado de Estados Unidos y por Trump, que el mismo presidente Mulino señaló, como “falsedades” pero a la vez cuestionaba la apertura de relaciones diplomáticas con la República Popular de China como: una relación donde los chinos no saben qué hacer con nosotros, ni nosotros qué hacer con los chinos. Según él una mala decisión, “turbia” que tomó el ex presidente Juan Carlos Varela.
Ante estas palabras, en el mundo digital comenzó a circular unas declaraciones de hace seis años atrás (2019), donde José Raúl Mulino tildaba de positiva la apertura de relaciones con el gigante asiático y aplaudía la eliminación de las relaciones de Taiwán, según él en aquel momento: un país ficticio.
Más contradictorio y confuso fue el mensaje a la nación en la tarde del 2 de febrero de este año, después de la reunión con el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, según una reunión cordial, donde él le ofrece el uso de una pista de aterrizaje en Metetí, en la fronteriza provincia del Darién y la construcción de la infraestructura necesaria para la recepción de migrantes y su deportación y, por supuesto, la no renovación del Memorándum de Entendimiento de la Ruta de la Seda.
La comunicación de Rubio fue otra, continúo señalando a Panamá como un país con un canal manejado por los chinos y más tarde el presidente Donald Trump soltó una nueva amenaza, “China está manejando el Canal de Panamá que no le fue entregado a China, que le fue entregado a Panamá de manera tonta, pero violaron el acuerdo y lo vamos a recuperar o va a pasar algo muy poderoso”.
Por otros medios se conoció que los buques militares de Estados Unidos no pagarían el peaje que corresponde, lo que sí violaría el Tratado de Neutralidad del Canal de Panamá.
Ciudadanos organizados en partidos políticos, referentes políticos y ONGs han manifestado su preocupación ante la comunicación confusa en esta que es considerado por analistas y expertos una situación de interés nacional de alta prioridad.
El Partido Panameñista, colectivo gobernante en Panamá cuando se abrieron las relaciones diplomáticas de Panamá con China dijo, “no aceptar que se permita de manera abierta o encubierta, una instalación de tipo militar en nuestro territorio, lo cual violaría el tratado de neutralidad del canal y la constitución”.
También exigieron que el canciller Javier Martínez Acha comparezca ante el pleno de la Asamblea Nacional para explicar a los diputados y al país la naturaleza de lo conversado y el alcance de lo acordado, refiriéndose a la reunión de casi una hora que mantuvo el presidente José Raúl Mulino con Marco Rubio el pasado 2 de febrero en la presidencia de la República de Panamá.
En la misma línea se manifestó el colectivo político Movimiento Otro Camino, (Moca), dirigido por Ricardo Lombana, quien señaló: que “los panameños tienen derecho a saber qué se acordó en las conversaciones. Las profundas diferencias entre su mensaje a los panameños, donde nos habla de una reunión altamente respetuosa y cordial y los posteriores mensajes de las autoridades estadunidenses donde vuelven a utilizar mentiras, además de un lenguaje autoritario y denigrante para nuestro país, nos traen serias dudas sobre lo que realmente se conversó”.
“Quisiéramos entender por qué un presidente de un Estado soberano, le tiene que informar a un funcionario de un gobierno extranjero acerca de auditorías que se realizan a una empresa establecida en Panamá”, cuestiona el comunicado de Moca.
Este punto se refiere a la auditoría a la empresa Panamá Ports, anunciada antes de la llegada de Marco Rubio a Panamá y que estará lista dentro de dos semanas, según lo anunciado por el contralor de la República de Panamá, Anel Flores.
Parte de una de las subsidiarias del conglomerado Panamá Ports tiene sede en Hong Kong, CK Hutchinson Holdings opera terminales en los puertos del Atlántico y el Pacífico.
Ernesto Pérez Balladares, quien era presidente cuando se dio la concesión a la empresa explicó el proceso en que se desarrolló, durante su administración la concesión de los puertos panameños una vez concluida la reversión a mediados de la década de 1990.
Destacó que los terminales marítimos fueron entregados por los estados Unidos prácticamente en ruinas y que la empresa que hizo la mejor propuesta, la Hutchinson Whampoa, era en ese momento una compañía fundada en Hong Kong con capital inglés que operaba un puerto de California y otro en Londres.
Por otro lado, referentes políticos panameños de la academia, la literatura, el sindicalismo y partidos políticos lanzaron el comunicado: Soberanía y Unidad donde advierten: “Nuestra patria está en peligro, porque está de por medio el legado de generaciones de panameños cuyas luchas y sacrificios a lo largo de casi un siglo hizo posible la recuperación del canal, la integración y soberanía territorial del Estado panameño. Se trata, además, del sagrado derecho de autodeterminación que nos asiste para decidir nuestro destino como nación en el mundo, a decidir los objetivos que proponemos para nuestro desarrollo integral, y las estrategias y relaciones que con otros países adoptamos para alcanzar ese fin”.
Los firmantes señalan que la unidad nacional y la firmeza debe ser la respuesta ante quienes pretenden construir un nuevo orden mundial basado en el vasallaje imperial, similar al de la era del expansionismo y el gran garrote.
Por su parte el club cívico Kiwanis de Panamá llamó a que todos los panameños sin distingo de banderías políticas, sociales, económicas o ideológicas, se unan alrededor de las autoridades electas y nombradas para apoyarlas en esta lucha titánica en contra de que nos agrede. La nota llama a proteger nuestra soberanía plena y legítima sobre el canal de Panamá.
El Partido Revolucionario Democrático también se sumó a la preocupación, que ya es de carácter nacional, puntualizando en un comunicado que es necesario realizar consultas públicas con procesos de deliberación abiertos y democráticos sobre decisiones que comprometan la soberanía económica y que el Estado panameño no puede aceptar la presencia de fuerzas militares extranjeras sin que el pueblo conozca y apruebe las condiciones bajo las cuales se lleva a cabo cualquier negociación. Y hacen un llamado a respetar el legado de los Tratados Torrijos-Carter.
Una narrativa conocida
Antes de asumir como presidente Donald Trump, comenzó a trabajar en una narrativa de construcción del enemigo, ya utilizada en el pasado por Estados Unidos cuando buscan justificar intervenciones militares y toma de territorios para desplegar sus planes imperiales.
En los años 50 el macartismo persiguió a comunistas, en los años 70 y 80 la Unión Soviética y los rusos eran el enemigo a vencer, para los años 90 los musulmanes y pueblos árabes eran terroristas, enemigo del pueblo “libre y civilizado “de los Estados Unidos de América. En 2003, las armas de destrucción masiva de Saddam Hussein en Irak fueron el tema debatido en el Senado de Estados Unidos, pasando luego ese informe de Seguridad Nacional, documento que sirvió de justificación para la invasión de Irak, país que pasó diez años en guerra y que tuvo como resultado un millón de seres humanos asesinados. Así como años atrás a través de los oligopolios mediáticos se construyó la idea del “enemigo”: comunista, ruso soviético, musulmán árabe-terrorista hoy parece ser el turno de China.
Por el momento, los panameños de todos los sectores siguen atentos a los dichos y señalamientos desde Washington. El presidente Donald Trump, saltándose todos los canales protocolares de la diplomacia internacional, anunció no estar satisfecho con lo dicho por Panamá en la reunión, por lo que llamará este viernes 7 de febrero a las 3:30 pm al presidente José Raùl Mulino (a quien llama caballero encargado).
Al cierre de esta nota Donald Trump y Marco Rubio continúan afirmando que el Canal de Panamá es manejado por el Partido Comunista Chino y el gobierno panameño continúa sin comunicar con claridad cuál será la posición, ¿entrega absoluta a los pedidos de Trump o defensa de la soberanía nacional panameña?