Para el rey Carlos III, la Navidad es una de las fechas más importantes de la agenda real, aunque esta esté un poco distante del protocolo. Como cada diciembre, el monarca británico vuelve a Sandringham, la finca familiar de Norfolk que se ha convertido en el refugio y corazón de los festejos y celebraciones.
En un entorno rodeado de naturaleza, alejados del bullicio y las responsabilidades reales, la familia Windsor se reúne para festejar la temporada navideña en una celebración llena de tradición, cercanía y rituales que han permanecido en el hogar por generaciones.
¿Cómo se festeja la Navidad en Sandringham?
Desde hace décadas, la residencia de Sandringham es el lugar donde la familia real se permite bajar un poco la guardia para disfrutar de un tiempo de calidad en familia. El rey Carlos III ha apostado por mantener el espíritu y tradición que su madre, la reina Isabel II, dejó, aunque de una forma más relajada, según narran fuentes cercanas.
Aunque la etiqueta continúa presente, la familia real ahora vive momentos más tranquilos como conversaciones profundas en un ambiente menos rígido de lo que solía ser en el pasado.
¿Cómo son los regalos que la familia real intercambia?
Aunque uno podría imaginar que las Navidades de la familia real son ostentosas y llenas de lujo, todo parece apuntar a que la realidad no es así.
El intercambio de regalos, una actividad muy común en esta celebración en el hogar de miles de personas, es para los Windsor un momento especial y divertido. Lejos de las joyas o los objetos lujosos, los obsequios que intercambian son sencillos, creativos y deben tener un valor límite de 5 libras. El objetivo de esto es garantizar la diversión especialmente la que viene de la sorpresa de no saber quién dará qué a qué miembro.
Los obsequios se entregan en Nochebuena durante la tradicional hora del té, un momento que reúne en una mesa delicadamente preparada a todos los integrantes.
El almuerzo de Navidad y las tradiciones de los Windsor
El día de Navidad comienza con la celebración de una misa para más tarde celebrar un almuerzo cuyo menú lleva como platillo principal pavo al estilo británico y postres donde el chocolate ocupa un lugar especial. Aunque el número de invitados sea considerable, el orden del servicio permanece intacto en honor al reinado de Isabel II.
Luego de la comida, la familia continúa la celebración con una tanda de juegos y un paseo por los jardines de la finca.
Una tradición que permanece intacta, incluso superando al reinado de Isabel, es el tradicional pudín. Este postre nació durante el mandato de Jorge V y continúa presente en la mesa de los Windsor y los trabajadores de la finca.
La Navidad del rey Carlos III no solo es un momento de tradición, sino también de celebración como la que muchos de nosotros compartimos con nuestras familias.
Así, entre regalos sencillos, un ambiente relajado y comida tradicional, Sandringham es el escenario de un festejo que apuesta por mantener vivo un gran legado.
Con información de Vanidades







