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Las reuniones de accionistas rara vez vienen con sorpresas: se anuncian resultados y propósitos para el trimestre siguiente, se cierra la sesión. Pero Disney tiene mañana, 3 de abril, una reunión que está levantando cierta expectación. El motivo es que, en teoría, su CEO Bob Iger podría ser destituído. Con toda probabilidad no va a suceder, pero pone sobre la mesa el terremoto interno que está sufriendo la empresa más importante del negocio del espectáciulo.

Cómo funciona la junta de Disney. La cosa va así: los inversores votan tres candidaturas rivales. La propia Disney, de doce miembros, incluyendo al CEO actual; dos propuestas de Trian Fund Management, dirigida por el inversor activista Nelson Peltz; y tres propuestas de otra empresa de inversión, Blackwells Capital. Las campañas se han puesto en marcha y los millones vuelan: Trian, por ejemplo, cree que podría gastar 25 millones en ella.

Pero…. ¿quién es Nelson Peltz? Un inversor cuyos modos y posicionamiento político ha hecho que muchos lo comparen con Trump, no solo por su ideario anti-woke (que le ha llevado a soltar pestes de la politica integradora de Marvel y Star Wars), sino por su agresividad como hombre de negocios. Así es como ha crecido como empresario: identifica grandes compañías, que coticen en Bolsa, y entra en su consejo de administración, por mucha oposición que se encuentre entre los directivos. Suele engatusar a los accionistas y redirigir sus políticas financieras. Así lo hizo con Procter & Gamble o Heinz, y quiere repetir la jugada con Disney. La guinda en su curriculum: es consuegro de David Beckham.

¿Cómo lo ha hecho en Disney? Su estrategia se movió de la siguiente manera: Peltz invirtió 900 millones en acciones (de los 2.000 millones que se calcula que consta su fortuna) y se hizo con el 0’5% del capital, lo que le permitió entrar en el Consejo. No intervino más en la política interna de Disney porque quedó satisfecho con el despido de 7.000 empleados. Pero ahora cree que es el momento de seguir agitando el avispero.

Peltz quiere más. El inversor quiere que la cotización de Disney suba en bolsa, y así lo contaba en una carta dirigida a los accionistas: «Disney ha perdido el liderazgo en taquilla, ha entrado tarde en el negocio del streaming y ha apostado por la televisión lineal a destiempo.» Acusa a la compañía de costar a sus inversores 200.000 millones de dólares y no está nada seguro de que Iger esté a la altura del cargo: el regreso de éste, nombrado a dedo por la junta directiva de Disney, después de haberse retirado para solucionar los desmanes de Bob Chapek, no le complace.

Solo quiere poner nerviosos a los accionistas. En contra de lo que pudiera parecer, Peltz no quiere ocupar el puesto de Iger. La semana pesada anunció que apoyaba a Iger, pero a la vez tiene los suficientes votos como para no votar a favor de la candidatura del actual CEO. Iger le ha quitado importancia a estas acciones, afirmando que solo Peltz solo quiere distraer de los auténticos problemas de la compañía. Disney ha calificado las declaraciones y amenazas de Pelts de «perturbadoras y destructivas».

Enter Perklmutter. El tercero en discordia es el polémico ex presidente de Marvel Entertainment, Ike Perlmutter, que fue despedido por Iger l año pasado y que clamó venganza como… bueno, como un villano de Marvel. Trian tiene actualmente unos 32 millones de acciones de Disney, y Perlmutter es el dueño del 79% de ellas. La estrategia de Trian queda así algo más clara: no solo reside ahí una antigua enemistad, sino que hay motivos para que la empresa lleve a cabo acciones tan agresivas. Disney ha declarado que Trian ha vendido 500.000 acciones en el último medio año en busca de ganancias rápidas, y no tiene interés en el legado y la tradición de la compañía o su futuro a medio plazo.

¿Quién apoya a Iger? Lo cierto es que es poco probable que Peltz salga elegido como sucesor de Iger. Primero porque él mismo ha reconocido que no tiene preparación para el puesto y no le interesa, y segundo porque en defensa de la gestión de Iger han salido nombres importantes que sin duda respaldan su candidatura. George Lucas (el acionista individual más importante de Disney) le ha manifestado su apoyo, así como el ex-CEO Michael Eisner y los nietos de los dos regentes históricos de la compañía, Walt y Roy Disney.

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