El secretario general de Gobierno, Santiago De la Peña Grajeda manifestó que, a 200 años de haberse creado la Constitución Política del Estado de Chihuahua, existe una tarea que no cambia con el paso del tiempo: poner los derechos de las personas por encima del poder.
Consideró que los cambios en la Constitución deben verse como algo normal, pero no así, el convertirla en un campo de batalla para venganzas políticas o para imponer agendas ideológicas del momento.
Señaló que Chihuahua ha demostrado que las reformas pueden hacerse con sentido, con responsabilidad, cuidando lo que funciona y corrigiendo lo que se tiene que corregir: “Hemos sabido adaptarnos sin romper lo que da estabilidad. Y hemos comprobado una y otra vez que el diálogo, aunque parezca más lento, rinde mejores resultados que la imposición”.
Asimismo, indicó que si bien, Chihuahua nació del Federalismo, 200 años después se continúa discutiendo la necesidad de que las decisiones locales no queden sujetas a un poder central que, por distintas razones, tiende a concentrarse.
“En Chihuahua lo sabemos por experiencia. No se trata de pleitos ni de posiciones políticas; se trata de realidad. Un estado tan grande, tan diverso y con retos tan particulares no puede depender por completo de decisiones tomadas lejos de su contexto. La seguridad, la economía, la gobernabilidad, incluso la vida diaria de nuestras comunidades, requieren cercanía y conocimiento directo para tomar decisiones correctas”.
