LOS ÁNGELES — Le vuelve la basca al Vasco. No es culpa de Javier Aguirre. Es lo que hay. Es para lo que alcanza. Convoca a lo mejor de lo que dispone, aunque eso de lo cual dispone ya no espanta a nadie en el que alguna vez fue su reino del terror: Concacaf. Hoy cualquier don nadie del empantanado universo de los cualesquiera don nadies, le falta al respeto a la Selección Mexicana.
Cierto, Javier Aguirre no llegó a transformar a palurdos futboleros en Messis o Cristianos. Pero sí llegó a transfigurar a “princesos” en dignos y genuinos competidores. No puede transformar a picapiedras en artistas, pero sí debe transfigurar a tipos castrados emocionalmente en sementales emocionales.
Aguirre no lo dirá nunca abiertamente, pero el ‘Vasco’ buscará tener disponibles 26 versiones del ‘Vasco’ como futbolista, pero sólo como futbolista, porque como técnico, con el Tri, tiene una estela de más tumbas que altares.
Aguirre dio a conocer este miércoles su convocatoria para presentarse en uno más de los partidos moleros que tanto beneplácito dejan a los mercaderes de la FMF y de las televisoras. El poderosísimo arrejuntado de Nueva Zelanda en el Rose Bowl de Pasadena, atiborrado de villamelones, dispuestos a recurrir a su soso repertorio: la ola, el Cielito Lindo y #ElGrito. Sí, tampoco hay pa’ más, es para lo que alcanza también en la tribuna.
Esta nueva convocatoria de viejos conocidos, no entraña grandes misterios ni grandes controversias. Los citatorios del técnico en la Selección Mexicana son tan obvios, por la escasez, por la carestía de talento, que son hasta predecibles los parches mal puestos. Pero, es que no hay pa’ más. Es el reflejo de la falta de trabajo, organización, ambición, devoción e inteligencia estructural de los clubes para poder desarrollar talento. Los directores deportivos en México hoy despilfarran, se equivocan, y vuelven a despilfarrar, porque es más fácil que tallar y detallar estrategias de desarrollo de Fuerzas Básicas.
¿Quiénes faltan en esta convocatoria? Y que falten, necesario decirlo, no significan que hagan falta. Entiéndase en el Tri todos son prescindibles y ninguno es imprescindible. Esta camiseta, sobajada hasta por los diseñadores de Adidas, vistiéndola cualquier esperpento, llena estadios y enriquece televisoras. Espantapájaros esmeraldas.
1.- Guillermo Ochoa, ya desde una mecedora, con pantuflas, gato y vino tinto, enclaustrado en las cimas y las simas de sus recuerdos.
2.- Hirving Lozano, quien por un berrinche que repercutió en el grupo y la cancha, ha sido segregado. Santi Giménez viajó en primera clase y él en turista. Después, ya en la cancha y en el vestidor, el ‘Chuckyto’ saboteaba al ‘Chaquito’. Lo curioso es que platicó directamente con él Rafa Márquez, y de nada sirvió, para ninguna de las dos partes.
3.- Gerardo Arteaga, quien en la Nations League, con Diego Cocca, tras ser basureados por Estados Unidos en Las Vegas, rumió por los rincones que ya quería regresarse a casa y no ir a la Copa Oro.
4.- Edson Álvarez, quien habría negociado quedarse en casa y recuperarse de su lesión, para estar a tope con el West Ham, y esperar los moleros de octubre (Estados Unidos y Valencia).
Pero, ahora, Javier Aguirre trabaja al vapor. Y él mismo sabe sus limitaciones como técnico, pero espera que a esta generación le logre inyectar la vieja dopamina del #MasSiOsare. Insisto, él no hará mejor futbolista a ninguno de ellos, pero, sí, al menos, tipos que no arredren ante una camiseta tan carente de blasones, como la suya, como, por ejemplo, Estados Unidos. El ‘Vasco’ y sus 26 ‘vascos’.
Pero, los dilemas de Aguirre y Rafa Márquez, pensando en 2026 y 2030, apenas empiezan.
1.- Ninguno de los tres arqueros es totalmente confiable. Tanto Malagón como el ‘Tala’ Rangel han perpetrado crasos errores con sus equipos y el primero, hasta con el Tri. ¿Álex Padilla? Seguramente es la apuesta de Márquez para 2030.
2.- En la línea defensiva, incertidumbre. ¿Jugará con línea de cinco? Tiene dos que atacan bien y defienden mal: Alan Mozo y Jesús Gallardo, cuya fecha de caducidad está cercana. En la central, defensas tibios en intensidad, lentos, torpes en el futbol marrullero, y poco profundos en la salida. Pero, en línea de cinco, bien trabajada, al menos no habrá marcadores ridiculizantes.
3.- La media cancha, ya con Edson, tomará fuerza. El problema es que está llena de futbolistas que en el Tri sigue sin llegar el momento de explosión. Ni Romo, ni Charly, ni Lira, y mucho menos Córdova y Orbelín son garantía. Grato el llamado de Ambriz, y necesario encenderle veladoras a Luis Chávez para que no se lesione, porque es, dramáticamente, el único mediocampista confiable por izquierda.
4.- En el ataque regresa Henry Martín y la incógnita es si el ‘Chaquito’ ya se sacudió la tara tóxica del Tri. Roberto Alvarado es el mejor jugador de Chivas, lo cual no es necesariamente una garantía. Quiñones llegará sin ritmo, y la inconsistencia de Lainez y César Huerta, puede beneficiar a Marcelo Flores. Y el Memote, por eso, porque no hay pa´más.
Entendiendo pues el nivel futbolístico de estos jugadores, con más de dos años de pobres manifestaciones, tanto los convocados como los ausentes, ¿para que alcanza? Para muy poco, apenas para seguir dando zapes forzados en Concacaf.
La esperanza del Tri, es estrictamente esa, que ante la impotencia, la incapacidad, la imposibilidad de transformarlos en Messis o Cristianos, al menos Aguirre pueda transfigurarlos en la mejor versión combativa de sí mismos. Al menos eso, que los 26 “princesos”, por lo menos, se transformen en versiones modernos de lo que fue el ‘Vasco’ en la cancha, estrictamente, como jugador.
Y claro, esperar, necesaria y urgentemente, que aparezca un notable y eficiente respaldo estratégico del resto del cuerpo técnico, incluyendo a Rafa Márquez, porque Javier Aguirre lo sabe bien, lo sabe muy bien, a veces, en el pizarrón, se le acaba la tiza neuronal, y en lugar de soluciones y sanaciones, elige suicidios, y eso ya quedó en evidencia en dos Copas del Mundo.
Sí, en Mundiales, el ‘Vasco’ ha sido más experto en eutanasias, que en resurrecciones. Tiene más oficio de sepulturero que de internista del IMSS, aunque parezca ser lo mismo.