Pocas industrias están más expuestas al riesgo que la restaurantera: trabajan con fuego abierto, cuchillos, tanques de gas, corrientes eléctricas, equipos costosos y atención directa al público. Y, sin embargo, en México, menos del 20% de los restaurantes cuenta con algún tipo de seguro.
De acuerdo con estimaciones de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), solo entre el 15% y el 20% de las pequeñas y medianas empresas —incluyendo restaurantes— tienen alguna forma de cobertura ante siniestros. Esto significa que ante un incendio, un huracán, una intoxicación alimentaria o un robo, la mayoría de estos negocios enfrentaría pérdidas irreparables sin protección financiera.
“No es caro, pero lo ignoran”
“El seguro puede ser la diferencia entre continuar o cerrar un restaurante”, advierte Recaredo Arias, consejero de diversas aseguradoras y exdirector general de la AMIS. “Es proteger tu patrimonio, pero también el empleo de las personas que trabajan contigo”.
Arias conoce de cerca la realidad del mercado asegurador en México y apunta directo a un problema estructural: la falta de cultura de prevención. A su juicio, no es que los seguros sean prohibitivos, sino que no se entienden como una inversión necesaria.
“Estos seguros no son tan caros. Tampoco son un regalo, pero definitivamente están al alcance. El problema es que muchos restauranteros no dimensionan el riesgo hasta que ya ocurrió un desastre”, explica.
En zonas como Los Cabos o la Riviera Maya, tras huracanes como Odile o Wilma, muchos negocios que no contaban con seguros no pudieron volver a operar. Algunos, incluso, tenían pólizas mal contratadas, con sumas aseguradas mínimas y muchas restricciones.
“Ahí se nota otra gran falla: muchos piensan que con tener cualquier seguro ya están cubiertos, pero no leen la letra chica, no revisan qué riesgos están incluidos. Y luego, cuando hay un siniestro, se llevan la sorpresa de que no aplica”, dice Arias.
También señala que la percepción de que “los seguros no pagan” es un mito alimentado por malas contrataciones y desinformación:
“La gente suele contar las malas experiencias, pero no las buenas. Muchas veces no pagó la aseguradora porque el negocio no estaba bien asesorado, o porque aseguraron por una cantidad inferior al valor real de su local. Eso genera frustración, pero no es culpa del seguro, sino de cómo lo contrataron”.
Según Arias, muchos restauranteros caen en el error de ahorrar bajando la sumaasegurada, lo que termina afectándolos con el llamado “principio de proporcionalidad”: si aseguran su negocio en 70 mil pesos cuando vale 100 mil, en caso de pérdida total solo recibirán el 70%.
“Y a eso súmale el famoso coaseguro. Lo barato sale carísimo si no estás bien informado” señala.
Por eso insiste en una recomendación central: acercarse a un agente de seguros profesional. Alguien que no solo compare precios, sino que entienda los riesgos específicos de un restaurante y sugiera coberturas apropiadas.
Seguros como herramienta de cuidado
En contraste con la desprotección generalizada, hay negocios que sí han adoptado una cultura de previsión. En la colonia Roma, Mario Luna, gerente general y sommelier deVigneron Imports, explica cómo la seguridad financiera forma parte integral de su operación diaria.
“Tenemos seguro de responsabilidad civil, seguro para el local y para la mercancía, además de seguros de gastos médicos mayores y menores para todo el equipo. Es una forma de cuidar a los nuestros”, dice Luna, quien lidera un equipo de entre 8 y 12 personas.
“En el balance costo-beneficio, vale mucho más prevenir que lamentar.Estar asegurado da tranquilidad, especialmente si trabajas con productos caros y clientes exigentes” subraya Mario.
La otra cara: la desinformación en lo cotidiano
Pero no todos tienen esa claridad. En colonias como Portales Sur, la falta de información básica sobre seguros es una constante en los pequeños establecimientos. Fernanda Gutiérrez, encargada de una cafetería de la zona, confiesa que en dos años de trabajojamás ha escuchado que el negocio esté asegurado.
“La dueña viene en la mañana y en la noche a hacer corte y revisar insumos, pero jamáshemos hablado de qué pasa si roban, se incendia o alguien se cae. No tengo idea si hay algo que cubra eso”, comparte.
Fernanda comenta que sí ha visto a inspectores del gobierno revisando permisos y aspectos normativos, pero nunca sobre seguros:
“Sí he visto que vienen a checar si todo está en regla, pero lo del seguro… nunca. No es algo que se mencione”.
Su caso refleja lo que las estadísticas confirman: la gran mayoría de los pequeños negocios operan sin saber si están protegidos o no, y muchas veces ni los empleados ni los encargados conocen qué pasaría en caso de un siniestro.
¿Qué seguros necesita un restaurante?
Los expertos coinciden en al menos tres pólizas indispensables:
- Responsabilidad civil: para cubrir daños a terceros (caídas, intoxicaciones, etc.).
- Seguro de daños: cubre incendios, explosiones, terremotos e inundaciones.
- Seguro contra robo: protege efectivo, mercancía, mobiliario y equipo.
Además, existen pólizas por interrupción de negocio, daños a refrigeradores, rotura de cristales o fallas eléctricas, todas útiles en la operación diaria de una cocina comercial.
¿Qué dice la ley?
A nivel federal, no hay una ley que obligue a los restaurantes a contratar seguroscomerciales. Sin embargo, en la Ciudad de México sí es obligatorio contar con una póliza de responsabilidad civil para establecimientos considerados de mediano o alto riesgo, según la Ley de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil.
Desde 2023, esta obligación se extendió a todo negocio que deba presentar un Programa Interno de Protección Civil. Además, si el restaurante ofrece estacionamiento, debe contar con un seguro que cubra daños a los vehículos de los clientes.
Aprender tras la tragedia
Huracanes, sismos, inundaciones o incluso pandemias han demostrado lo frágil que puede ser un restaurante sin respaldo financiero. En 2023, el huracán Norma dejó pérdidasmillonarias a restaurantes de La Paz y Los Cabos. Muchos no tenían póliza.
La prevención es un tema necesario para cualquier negocio “El seguro no es un gasto. Es una inversión. Y a veces, es la única diferencia entre sobrevivir o cerrar para siempre” finalizó Recaredo Arias.