La magistrada presidenta del Tribunal Superior de Justicia (TSJ), Myriam Victoria Hernández Acosta agradeció a sus compañeras y compañeros por el trabajo realizado durante sus encargos y previo a la renovación del Poder Judicial.
En su discurso, destacó que ser juzgador y juzgadora no es una tarea fácil, sino una vocación para la que se requiere sabiduría, sacrificio y dedicación.
En este sentido, se dijo agradecida de las enseñanzas que le dejaron las personas juzgadoras y que entrega su cargo con orgullo y satisfacción.
“Quienes amamos la justicia, la llevamos grabada en el alma. Gracias magistradas, gracias magistrados por su grandeza, por su servicio y por haberme permitido compartir con ustedes el honor de impartir justicia desde este Pleno”.