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La capacidad única del telescopio espacial James Webb de observar la atmósfera de planetas distantes permite a los astrónomos llegar mucho más lejos en la búsqueda de vida extraterrestre. Pero con el exoplaneta TOI-270d no se ponen de acuerdo.

A la caza de los planetas hicéanos. Una de las mejores oportunidades que tenemos de encontrar vida en otros sistemas solares está en los planetas hicéanos, un tipo hipotético de planeta caliente y oceánico con una atmósfera rica en hidrógeno que podría ser habitable.

El telescopio Webb nos permitió soñar con un mundo así cuando observó K2-18b, un planeta cubierto por un océano con una atmósfera rica en hidrógeno que es nuestro mejor candidato a albergar vida microbiana.

Un nuevo candidato en TOI-270. Esta vez, el telescopio Webb ha llevado a los astrónomos a interesarse por un planeta potencialmente hicéano llamado TOI-270d. Detectaron vapor de agua y firmas químicas de metano y dióxido de carbono en la atmósfera del exoplaneta, que es dos veces más grande que la Tierra y está a 70 años luz de distancia.

La mezcla química, sumada a la ausencia de amoníaco, sugiere que es un mundo acuático con un océano que abarca toda su superficie y una atmósfera rica en hidrógeno. Como ocurre K2-18b, pero más caliente.

Un océano hirviendo, o peor. Hay dos interpretaciones para el hallazgo. Por un lado, tenemos un estudio optimista de la Universidad de Cambridge que cree que, aunque el océano esté a más de 100 ºC, podría mantenerse líquido debido a una alta presión atmosférica.

Por otro, tenemos a un equipo de investigadores en Canadá que recomienda dejar en casa el traje de baño. Según este grupo, las condiciones del planeta son tan extremas que el agua podría encontrarse a más de 4000 ºC en un estado denso conocido como fluido supercrítico.

Lo que el Webb te da, el Webb te quita. Haya o no vida en el planeta (ni siquiera los autores de Cambridge confían en la habitabilidad de TOI-270d), el telescopio espacial James Webb nos está descubriendo cosas sobre otros sistemas solares que hasta ahora solo podíamos teorizar.

}Con su visión infrarroja, el telescopio captura la luz de las estrellas que se filtra a través de la atmósfera de los exoplanetas para descubrir los elementos químicos presentes. A partir de aquí, los astrónomos pueden hacerse una idea de las condiciones en la superficie del planeta y de la probabilidad de que algún tipo de vida pueda sobrevivir en ella.

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