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“Por qué te doy gasto, si ni lo usas”, éstas son las palabras que el marido de Laura repite cada vez que él no está satisfecho con las labores que ella desempeña en el hogar, posteriormente a modo de castigo su pareja retira los recursos económicos necesarios para vivir. Éstas son señales de violencia económica.

En México dos de cada 10 mujeres reportan vivir este tipo de violencia a lo largo de su relación. Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) revelan que los varones son los principales agresores de violencia económica o patrimonial en el núcleo familiar.

La psicóloga Alejandra Marcial Flores, define a la violencia económica como el acto de prohibir o limitar la capacidad de alguien más para ganar, administrar y usar el dinero necesario para proveer de servicios básicos a la pareja, hijos o familia.

Aunque las mujeres son mayoritariamente víctimas, la violencia económica no tiene género. Carlos frecuentemente enfrenta desde agresiones verbales, emocionales, hasta condicionamientos relacionados con aspectos económicos por parte de su esposa.

“Ella es profesionista y gana más que yo que soy obrero, desde el inicio ella aporta más dinero a la casa, por ello me dedico a realizar las labores del hogar, sin embargo, cuando no hago algo como ella lo espera, se molesta y me pide que cubra todos los gastos, cosa que yo no puedo hacer porque tengo un salario bajo. Cuando esto ocurre me dice que soy un muerto de hambre o que sin ella no soy nada”, comentó Carlos.

Pero, ¿por qué las personas no salen de la violencia económica?, la violencia económica puede pasar desapercibida debido a que no es tan notable, para Laura detectar y enfrentar la violencia económica ha sido un reto, ya que sus familiares le aseguraban que era normal tener dichos enfrentamientos con su pareja.

Para Carlos, quien sufre violencia económica por parte de su esposa, ante sus amigos y familiares no han mostrado problemas económicos, es por ello que retirarse de la relación implicaría reconocer “socialmente” los abusos que sufre en su relación, y ésta es precisamente una de las amenazas constantes por parte de su pareja.

La psicóloga explicó que este tipo de violencia se caracteriza porque las víctimas sufren constantemente la pérdida de su autonomía, ya que sus parejas toman el control y administración de los ingresos, limitan sus capacidad de generar ingreso o los colocan en situaciones de angustia ante el retiro parcial o total de los recursos.

Joselyn Quintero, especialista en neurofinanzas, explicó que muchas víctimas de violencia económica sufren cuadros de frustración detonados por la pérdida de autonomía financiera, a lo que se suman una baja autoestima y depresión.

El amor y el dinero van de la mano

Quintero explicó que tener un rol de proveedor y cuidador en una relación no es malo y tampoco es violencia económica, sin embargo, es necesario realizar acuerdos que reconozcan y validen el papel de cada persona dentro de la relación para mantener un vínculo sano.

De acuerdo con las especialistas, lo principal que debe conocer una pareja es el nivel de ingresos que pueden obtener de manera conjunta y el estilo de vida que pueden costear, además de identificar por mutuo acuerdo si ambas partes serán proveedores, administradores o cuidadores.

La especialista en neurofinanzas detalló que en cada papel a desempeñar deben acordarse límites a la pareja, por ejemplo realizar labores del hogar debe ser reconocido como un trabajo que beneficia a la pareja, además es necesario crear una comunicación constante sobre cualquier situación económica.

“Las relaciones comienzan a deteriorarse cuando los mecanismos de poder se desequilibran, y es cuando encontramos mecanismos de dependencia que con el tiempo llevan a la violencia económica”, comentó Quintero.

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Salma Ortiz

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