Karla tenía 28 años.
Murió a balazos en Guadalajara tras enfrentar a su agresor con lo único que tenía a la mano: una escoba.
Él llegó en una camioneta blanca. Ella lo encaró.
Él respondió con un arma de guerra.
Karla murió en la calle.
Frente a testigos.
Por violencia de género.
El asesino sigue libre.
¿Cuántas más antes de que dejemos de normalizar la violencia doméstica?
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