Treinta y seis horas después del asalto a la Embajada de México en Quito del pasado 5 de abril, el presidente de Ecuador, Daniel Noboa, confesó a The New Yorker que durante meses barajó la idea de ingresar por la fuerza en la sede diplomática mexicana para capturar al exvicepresidente ecuatoriano Jorge Glas, quien estaba en esa sede diplomática protegido bajo condición de asilo.
«La opción de ingresar a la embajada siempre estuvo en mi cabeza durante los últimos meses», expresó Noboa en una entrevista que ha sido publicada este lunes, dos meses y medio después de los hechos.
En la entrevista, concedida al periodista estadounidense Jon Lee Anderson en el Palacio de Carondelet, sede del Ejecutivo ecuatoriano, Noboa comentó que la fiscal general de su país, Diana Salazar, habría escuchado de testigos entrevistados por el caso Metástasis, que Glas, supuestamente, lideraba un plan para socavar su Gobierno.
Noboa justificó su decisión porque —asegura— Glas «es una figura muy oscura». Además, lo etiquetó como el sujeto que los carteles de la droga debían contactar para sacar su mercancía, junto con el exministro de Interior, José Serrano, quien ahora vive en Florida (EE.UU.) y que ha calificado esas acusaciones como «infundadas».
El mandatario también insistió que el ataque a la Embajada mexicana fue una victoria. «Si Glas se hubiera escapado, habríamos perdido el referéndum, porque nos habría hecho parecer débiles». Además, alega que si permitía que Glas estuviera fuera de la cárcel, se convertiría en un hombre con «poder».