Moscú. Mientras delegaciones técnicas de Rusia y Ucrania, con la mediación de Estados Unidos, intentaron en Arabia Saudita superar este lunes las objeciones y dudas de ambas partes para comenzar la tregua a los ataques contra la infraestructura energética de su enemigo y extenderla a la navegación en el mar Negro, todo indica que la reunión que sostuvieron ucranios y estadunidenses el domingo se centró en otros temas de especial interés para Washington, como el acuerdo sobre tierras raras, y para Kiev, como la ayuda militar y financiera.
Al menos, de acuerdo con los despachos de las agencias noticiosas internacionales, esta mañana al salir de una reunión de su gabinete en la Casa Blanca, el presidente estadunidense, Donald Trump, dio por hecho que “pronto” se firmará con Ucrania el acuerdo sobre tierras raras.
“En realidad, (el secretario del Tesoro de Estados Unidos) Scott (Bessent) me comentó que el acuerdo sobre metales raros con Ucrania está casi listo. Pronto lo van a firmar”, cita a Trump la agencia oficial rusa Tass y la británica Reuters agrega que el magnate republicano “espera que pronto se va a firmar un acuerdo entre Estados Unidos y Ucrania sobre el reparto de las ganancias de la extracción de las tierras raras en Ucrania”.
Según Trump, en Arabia Saudita, además de la tregua energética, se está negociando “la cuestión territorial”, posibles “líneas de separación”, y el control estadunidense sobre una “gran central atómica” ucrania, dando a entender que se trata de la de Zaporiyia en manos de Rusia como parte de otro entendimiento que le gustaría alcanzar: que los consorcios estadunidenses adquieran o, de perdida, administren el sistema energético de Ucrania.
En las reuniones bilaterales entre Ucrania y Estados Unidos (del domingo, que duró seis horas, y de este lunes, después de la de los rusos) sólo se tiene la certeza de que participaron el ministro de Defensa, Rustem Umerov, y el coronel Pavel Palis, subjefe de la Oficina de la Presidencia ucrania.
No se sabe si finalmente asistieron el secretario de Estado, Marco Rubio, y el consejero de seguridad nacional, Mike Waltz, como había adelantado Steve Witkoff, el enviado de Trump que hace unos días viajo a Rusia para hablar con el presidente Vladimir Putin, pues la parte ucrania no quiso confirmarlo ni desmentirlo ni tampoco se publicaron fotografías del encuentro que tuvo lugar en el hotel Ritz Carlton de Riad.
En contraste, el nivel de los representantes rusos y estadunidenses que comenzaron a hablar este lunes de la tregua energética y de la navegación en el mar Negro no parece el más adecuado para resolver los asuntos que mencionó Trump.
Los estadunidenses estuvieron representados por Andrew Peek, funcionario del consejo de seguridad nacional de Estados Unidos, y Michael Anton, director de planificación de políticas de EU y los rusos por el senador Grigori Karasin, presidente del comité de política exterior de la Cámara Alta, y por el general Serguei Beseda, asesor del director del Servicio Federal de Seguridad (FSB, por sus siglas en ruso), ambos “expertos en Ucrania”.
Aún no se sabe qué acordaron o qué no pudieron acordar tras más de doce horas de intensa conversación, pero se filtró a las agencias que este martes van a difundir una declaración conjunta ruso-estadunidense que sus equipos “están trabajando” (en Arabia Saudita las conversaciones terminaron casi a media noche).
Entre tanto, este lunes por la mañana, cuando todavía no había comenzado la reunión con los estadunidenses, el ministerio de Defensa ruso acusó a Ucrania de haber lanzado un dron hacia la estación de bombeo de petróleo Kropotkinskaya, que pertenece al Consorcio del Oleoducto del Caspio, en la región rusa de Krasnodar.
El parte castrense indica que esta madrugada “los sistemas de defensa antiaérea (rusos) derribaron un aparato aéreo no tripulado a siete kilómetros de la infraestructura energética internacional (el oleoducto entre Tengiz, Kasajistán, y el puerto ruso de Novorossisk, en el mar Negro) y sus fragmentos cayeron en la zona de la estación ferroviaria Kavkazkaya”.
La dependencia militar rusa, que denunció que el sábado Ucrania atacó un yacimiento de gas en Crimea y el domingo la estación de bombeo de Valuika en la región de Belgorod, sostiene que “pese a que Zelensky declaró que aceptaba la tregua energética propuesta por Estados Unidos, su régimen sigue atacando con drones y misiles Himars (estadunidenses) la infraestructura energética, incluyendo la internacional, en territorio ruso”.
Esto, en su opinión, “demuestra que es imposible llegar a acuerdos con el régimen de Kiev”.
Ucrania no niega esos ataques, el propio Zelensky aclaró que Ucrania, igual que Rusia, cree que se deben aclarar detalles importantes de la tregua energética de 30 días y se comprometió a declarar el comienzo de ese alto el fuego cuando lo acuerden las delegaciones en Arabia Saudita.
Umerov y Palis, según trascendió a la prensa ucrania, llevaron a esa cita la iniciativa de no limitar a instalaciones energéticas, sino también a todo tipo de infraestructuras civiles, con una lista detallada de fábricas y hospitales, entre otras demandas.