A pesar del extremo aislamiento del archipiélago de Galápagos –donde se desarrollaron singulares especies como tortugas gigantes, iguanas marinas y numerosas variedades de pinzones, que inspiraron la teoría de la evolución de Charles Darwin en 1835–, actualmente, el aumento insostenible del turismo amenaza el equilibrio ecológico de estas islas situadas en la línea ecuatorial en el Océano Pacífico.
Se trata del primer sitio inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco, y a fin de frenar el crecimiento turístico, las autoridades acordaron aumentar la tarifa de ingreso al Parque Nacional Galápagos de 100 a 200 dólares, a partir del 1 de agosto para visitantes extranjeros; y de 6 a 30 dólares para turistas locales.
“Lo que queremos es que el turismo venga con información suficiente, sobre las reglas que están establecidas para hacer la visita y de esa forma minimizar el impacto por el incremento de visitantes, que están centrados en la generación de energía, el manejo de desechos y el abasto de alimentos. Tenemos 35 mil habitantes, versus más de 300 mil turistas al año”, dijo Mariuxi Farías, directora de Uso Público del Parque Nacional Galápagos, en entrevista con MILENIO.
A diferencia de las islas mexicanas como el Archipiélago de Revillagigedo o las Islas Marías –a las que se llega en barco–, las Galápagos tienen una importante conectividad aérea con el Ecuador continental: más de 3 mil vuelos al año, que proceden de Quito y Guayaquil, facilitan la llegada al principal poblado del archipiélago: Puerto Ayora, en la Isla Santa Cruz, desde donde se realizan los desplazamientos hacia los diversos atractivos naturales del parque nacional.
Esta población luce como el centro turístico de Tulum, Quintana Roo: abarrotado, con numerosos restaurantes, hoteles, taxis y agencias de viajes que ofrecen paseos en yate a las remotas islas que conforman el archipiélago, así como diversas actividades submarinas como snorkel y buceo.
La diferencia, es que además de cientos de turistas en las calles, también un ejército de 700 guías naturalistas hace una labor educación ambiental, y se les ve acompañando a los grupos de turistas por los diferentes atractivos cercanos al poblado, comenzando por las instalaciones de la Estación Científica Charles Darwin, escala obligada al llegar a las Galápagos.
“Para Ecuador, Galápagos es el producto estrella turístico, el gobierno del Ecuador prioriza la promoción del país, a partir de la promoción de las Galápagos”, añadió Mariuxi Farías.
En 1973, las Islas Galápagos fueron inscritas en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco.
En 1993, recibieron a cerca de 47 mil turistas, pero durante los siguientes 30 años, el turismo creció exponencialmente, al cerrar 2023, con 329 mil visitantes –178 mil extranjeros (54.3%), y 150 mil nacionales (45.7%)–, y según las proyecciones del Gobierno del Régimen Especial de las Galápagos, “si se mantiene bajo las mismas condiciones, para el año 2042, Galápagos recibiría más de un millón de turistas anuales”.
No hay que dejar de lado, que los años posteriores al inicio de la pandemia de covid-19, la visitación cayó con respecto al 2019, que cerró con 271 mil turistas; en 2020, apenas se registraron 72 mil visitantes; en 2021, fueron 136 mil turistas y para 2022, el flujo de turistas se recuperó al llegar a 267 mil visitantes, cifra cercana a la de 2019 y que fue rebasada en 2023 con 329 mil turistas, según la plataforma Observatorio de Turismo Galápagos. Al corte de mayo del año en curso, 120 mil personas han visitado Galápagos.
Las personas de nacionalidad mexicana representan menos del 1 por ciento de los turistas que arriban a las Galápagos.
El 75 por ciento del turismo extranjero procede de Estados Unidos, 11% de Reino Unido, y otro 11% de Alemania, de Canadá el 9.4% y de Francia el 5.5%. Otro 25 por ciento lo conforman España, Países Bajos, Australia, Suiza, Italia, Israel, Dinamarca, Brasil, Argentina y Colombia.
¿Cómo está afectando el turismo a las Islas Galápagos?
Galápagos es un archipiélago volcánico, donde la presencia humana rompió las barreras naturales del aislamiento geográfico, y cuya conectividad ha provocado que un alto número de especies exóticas lleguen a las islas, transformando rápidamente el hábitat, causando graves disminuciones en las especies nativas.
“En promedio, son 27 especies introducidas conocidas por año, las cuales, junto con patrones de producción insostenibles, amenazan seriamente los ecosistemas de las Galápagos y la provisión de sus servicios”, advierte el Plan Galápagos 2030.
Para Galápagos, se reportan dos mil 17 especies endémicas, y mil 579 especies introducidas: 46% intencionalmente, 28% accidental, 10% polizonte, y 2 por ciento desconocida.
Así que, aunque Galápagos es el archipiélago oceánico mejor conservado, enfrenta fuertes presiones, la apertura geográfica no solo genera especies invasoras, también nuevos patrones de consumo, movilización interna y producción de desechos.
En septiembre de 2023, el Comité del Patrimonio Mundial de la Unesco aprobó la resolución sobre Galápagos, en la que externó su preocupación por el crecimiento constante del turismo y los vuelos comerciales, e instó a su gobierno a desarrollar una estrategia turística con un plan de acción con medidas urgentes para alcanzar el modelo de crecimiento cero, incluido el mantenimiento de la moratoria sobre la construcción de nuevos proyectos turísticos.
A finales del año pasado, el Gobierno del Régimen Especial de Galápagos realizó los análisis para modificar la tarifa de ingreso al parque nacional, con el fin de frenar el turismo, y obtener una mayor recaudación que permitan mejorar los servicios público-urbanos, ya que la tasa de ingreso no había sido actualizada desde 1998, y los servicios cada día son más precarios.
Danny Sánchez, especialista en Gestión del Territorio, Ambiente y Riesgos, del Consejo de Gobierno del Régimen Especial de Galápagos dijo a MILENIO que la provincia de Galápagos enfrenta un serio problema de saturación de basura.
En promedio, cada habitante produce 0.78 kg por día, y cada visitante 0.85 kg. Aunque existen programas para el acopio de materiales reciclables y su traslado al continente, el relleno sanitario de la isla Santa Cruz podría colapsar en los próximo 10 años, por lo que se requiere mayor recaudación para atender ese problema, junto con la generación de agua para consumo humano.
“En el cantón Santa Cruz tenemos una toma de dónde se abastece la población; somos islas volcánicas, entonces tenemos grietas en los abastecimientos de agua y obviamente el agua se mezcla, en un porcentaje de agua salada y de agua dulce de las lluvias, lo que ha provocado que tengamos que invertir en desalinizadores, filtros para potabilizar el agua para poder consumirla”.
No logran satisfacer las necesidades
El Plan Galápagos 2030 advierte que hasta ahora no se ha conseguido satisfacer totalmente las necesidades de la población; señala que los sistemas de alcantarillado, saneamiento y eliminación de excretas, por las características geológicas del archipiélago, son costosos y complejos de implementar en suelo de roca volcánica, que además de dificultar la perforación, es permeable debido a su fracturación, lo que complica el correcto funcionamiento de pozos sépticos tradicionales, resultando en un riesgo para las fuentes hídricas y la salud de los habitantes.
“En los actuales momentos todos los sitios de visita terrestres cercanos a las zonas urbanas y rurales han sobrepasado su capacidad de carga turística y es común que se produzca una gran congestión de visitantes, que no solamente afecta la calidad de la experiencia, sino que impacta negativamente a la conservación del entorno natural. Esto produce miles de turistas insatisfechos al no encontrar un sitio natural sin afluencia masiva de personas”, indica el Informe Técnico respecto a la distribución y actualización de la Tasa de Ingreso por Conservación.
Las Islas Galápagos son un tesoro natural, cuya conservación va más allá de elevar la tasa de ingreso al parque nacional, sino que además requiere el compromiso de los visitantes por ejercer un turismo responsable, reducir el consumo de plásticos de un solo uso, por ejemplo, reducir la interacción con los animales silvestres que abundan en cada sitio de la isla, conforme a las reglas del área protegida.
Con información de Milenio