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El gobernador del estado de Luisiana promulgó en ley una medida que obliga exhibir los Diez Mandamientos de la biblia cristiana en todas las aulas de sus escuelas, parte de lo que un juez de la Suprema Corte de Estados Unidos llamó “una batalla en curso” para “retornar” a este país a ser “un lugar de piedad”, o sea, una nación cristiana.

La decisión de la bancada del Partido Republicano de nombrar a Mike Johnson como presidente de la cámara baja en octubre pasado -puesto que es el segundo en la sucesión presidencial- fue percibida por cristianos conservadores como evidencia de que este país está retornando a sus raíces religiosas. “No creo en las coincidencias. Creo que Dios ha ordenado y nos ha permitido llegar aquí en este momento específico”, declaró el cristiano ultraconservador Johnson después de ser electo por sus colegas.

El diputado Jared Huffman, demócrata que encabeza un caucus legislativo de 20 miembros que abogan por la libertad de fe, ve un peligro real en lo que está sucediendo. “Nadie debería confundirse con el movimiento nacionalista cristiano como sólo un grupo de gente de fe que desea practicar su fe. Es lo opuesto de eso”, afirmó recientemente. “Esta es gente que desea poder y control sobre otros. Desean tomar el control de nuestro gobierno. Desean eliminar la separación de iglesia y Estado e imponer una teocracia bíblicamente sancionada”.

La Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos afirma que “el Congreso no elaborará ninguna ley respecto al establecimiento de una religión”. Pero Huffman tiene razón en que ultraconservadores en este país han luchado durante décadas para establecer oficialmente a Estados Unidos como una nación “cristiana”. Un sondeo en febrero del no partidista Public Religion Research Institute registró que 3 de cada 10 estadunidenses creen que las leyes de este país deberían estar basadas en valores cristianos, que el gobierno debería declarar a este país como “nación cristiana” y que “Dios ha llamado a los cristianos a ejercer dominio sobre todos los rubros de la sociedad estadunidense”.

Todo esto es parte de lo que motivó a la mayoría republicana en el estado de Luisiana. “Si quieres respetar el imperio de ley, tienes que empezar con el legislador original, quien fue Moisés”, declaró el gobernador de Luisiana cuando promulgó la ley este miércoles.

Quienes apoyan la medida argumentan que los mandamientos bíblicos forman parte importante de la historia estadunidense, pero la Unión Americana de Libertades Civiles ya anunció que presentara demandas legales en tribunales para anular la ley, argumentando que viola la separación de iglesia y Estado.

Hace décadas, la Suprema Corte de Estados Unidos falló en contra de una ley del estado de Kentucky que ordenaba la exhibición de los Diez Mandamientos al declararla inconstitucional, pero el máximo tribunal del país se ha vuelto mucho más derechista en las últimas dos décadas.

De hecho, este mes un activista clandestino grabó una conversación con el juez Samuel Alito de la Suprema Corte, durante la cual expresó estar de acuerdo con que Estados Unidos necesitaba regresar a ser un “lugar de piedad”. El juez, quien como todos los 9 colegas supremos, es vitalicio en su puesto, agregó que “uno u el otro lado va a ganar”, indicando que ésta es una batalla sagrada.

La mujer que secretamente grabó la conversación, la activista liberal Lauren Windsor, intentó posteriormente convencer al juez jefe de la Suprema Corte, John Roberts, de decir que su tribuna tenía una responsabilidad para colocar al país sobre un camino más moral, pero el juez rehusó. “Eso le corresponde a la gente que se elige, eso no es para abogados”.

No hay duda de que los jueces derechistas de la Suprema Corte se han vuelto más activistas. Poco después de que simpatizantes violentos de Donald Trump asaltaron el Capitolio el 6 de enero de 2021 para intentar frenar la certificación de los resultados de la elección presidencial, el juez Alito izó una bandera estadunidense boca abajo frente a su casa -señal de protesta- en apoyo a los fanáticos con casi mil de ellos ya declarados culpables de delitos por ese ataque sin precedente. Alito después responsabilizó a su esposa por lo de la bandera y ha rehusado excusarse de participar en decidir casos presentados ante la Suprema Corte relacionados con el intento de golpe de Estado.

Un ex funcionario de la presidencia de Trump, según reportes, ya está desarrollando planes para impulsar ideas nacionalistas cristianas si su ex jefe logra regresar a la Casa Blanca.

“Una mayoría de adherentes del nacionalismo cristiano expresan que ‘se aproxima una tormenta que barrerá a las élites en el poder y restaurará a los líderes correctos”, reporta el Public Religion Research Institute. Agrega que según sus sondeos, “casi cuatro de cada 10 adherentes del nacionalismo cristiano están de acuerdo en que “porque las cosas se han descarrilado tanto [en Estados Unidos], los reales patriotas estadunidenses podrían tener que recurrir a la violencia para salvar al país”.

Aunque el propio Trump pareciera estar cada vez más lejos de ser el mejor ejemplo de un cristiano piadoso que respeta los Diez Mandamientos, un 55 por ciento de sus simpatizantes se identifica con el nacionalismo cristiano.

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