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Nueva York y Washington. Cuando el maestro del terror de tu país expresa pánico y recomienda que huyas, las cosas van de mal en peor con Joe Biden rechazando (¿demasiado?) tajantemente que no abandonará su candidatura presidencial ante un coro creciente e incesante dentro de su Partido Demócrata y sus aliados que lo insta a hacerse a un lado para salvar al país de un triunfo de su contrincante.

Stephen King, el más reconocido autor de literatura de terror en Estados Unidos se sumó hoy a una larga lista de personalidades y donantes, incluyendo el famoso director de cine Rob Reiner, el cofundador de Netflix Reed Hastings y otros millonarios que habían donado anteriormente, la junta editorial del New York Times, y reconocidos comentaristas, que recomiendan que Biden ya suelte las riendas como candidato presidencial demócrata.

Desde su desastroso debate con Trump hace más de 10 días, Biden se ha visto obligado de rechazar la opinión de la mayoría de los votantes encuestados y de diversos sectores de la coalicion del Partido Demócrata que no desean que siga buscando su reelección, mientras analistas señalan que está perdiendo contra Trump y que no ha despejado las serias dudas de que es capaz de repetir como presidente.

Biden avisó a sus principales donantes que se mantendrá en la contienda y también envió una carta este lunes a los legisladores federales demócratas declarando que “estoy plenamente comprometido en permanecer en esa contienda, de hacerlo hasta el final, y derrotar a Donald Trump”. Insistió en que no estaría en la contienda “si no creyera absolutamente que soy la mejor persona para derrotar a Trump”.

Todo como parte de un intento de frenar la hemorragia de apoyo de las filas de su propio partido. Pero otro diputado federal demócrata más -y esta vez un veterano del partido y entre los más influyentes en asuntos de política exterior – Adam Smith llamó públicamente a que Biden abandone su intento de reelección “tan pronto sea posible” sumándose a un grupo cada vez más grande de sus colegas, incluyendo Raúl Grijalva y por lo menos otros seis diputados muchos de alto nivel que públicamente han expresado lo mismo; se sabe que muchos más han expresado por lo menos dudas sobre la viabilidad de su candidatura en privado.

Más aún, como reporta el Washington Post, aparentemente hay “un consenso entre senadores demócratas de que Biden necesita hacerse a un lado”, y se continúa reportando que algunos de sus aliados en el sector financiero y otros grandes donantes siguen debatiendo entre ellos si Biden debería de continuar.
Este lunes, Biden culpó a las “élites” de su partido, declarando en una entrevista telefónica con un programa de MSNBC que “me están frustrando las élites… si estos tipos piensan que no debería estar en la contienda, hagan campaña contra mi, anuncien que buscan [la candidatura] de presidente, reténme en la convención [nacional del Partido Demócrata en agosto]”, dijo, argumentando que las bases aun quieren que sea el candidato.

Sin embargo, las encuestas no confirman eso. Tres de cada cuatro votantes consideran que Biden es demasiado viejo para repetir como presidente según una encuesta del New York Times/Siena, mientras otra encuesta de CBS News registra que un 72 por ciento de los votantes empadronados cree que no debería de lanzarse.

Y lejos de lograr imponer su versión sobre la narrativa, la especulación sigue minando suviabilidad con el nuevo deporte entre comentaristas: adivinar quién será su sustituto, con evaluación de las movidas de cada uno de quienes podrían tomar su lugar -desde su vicepresidenta Kamala Harris, a un par de gobernadores y senadores, entre otros.

Todos los días también surgen nuevas versiones sobre la condición del presidente. Este lunes, medios como USA Today y el New York Times revelaron que un experto en la enfermedad Parkinson del Centro Médico Militar Walter Reed había visitado la Casa Blanca ocho veces entre julio de 2023 y marzo de este año, una de ellas para verse con el doctor del presidente. No se sabe con precisión qué hacia el especialista ahí, ni con quién más se vio (aunque el Times publicó una foto del médico caminando con Biden en la Casa Blanca el año pasado). El doctor y la Casa Blanca han rehusado comentar sobre el
asunto.

Esta noche, la Casa Blanca difundió una carta de Kevin O’ Connor, el médico del presidente, donde explica que el doctor experto que visitó la Casa Blanca es un neurólogo que participa como parte del equipo médico que evalúa anualmente la salud del mandatario y cuyos resultados se hacen públicos -en el más reciente se afirma que Biden no padece ningún problema neurológico.

Todo esto ha logrado minar la estrategia central de los demócratas de enfocar la campaña electoral exclusivamente sobre Trump y “la amenaza que representa a la democracia”, con ahora el candidato y presidente demócrata tratando de salvar su candidatura. Para Trump y sus aliados, todo esto es un regalo inesperado. “Joe Biden está por salirse de la contienda. Tú lo sabes. Yo lo sé. Todos los saben. Puede ocurrir en cualquier momento”, fue uno de los mensajes de campaña de Trump este lunes.

Por su parte, el senador Bernie Sanders -aun entre los políticos más populares del país- buscó cambiar el enfoque sobre los individuos a uno sobre políticas, declarando que los demócratas “pueden ganar esta eleccion si abordan las necesidades de la clase trabajadora. Tienen que enfrentar la avaricia del empresariado estadunidense y la desigualdad masiva de ingreso y riqueza; elevar el salario mínimo” y ampliar programas de salud, reducir la pobreza infantil, cancelar deudas médicas, construir vivienda para personas de pocos ingresos y “hacer que los muy ricos paguen lo debido” en impuestos para “financiar programas sociales”. Enfatizo que “el pueblo estadunidense quiere cambio. Será o el cambio de las políticas reaccionarias y xenofóbicas de Trump; o cambio que beneficie a las familias trabajadoras”.

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