Con los resultados de enero a octubre difundidos este jueves por la Oficina del Censo, México aseguró prácticamente su segundo año consecutivo como primer socio comercial de Estados Unidos.
En esos 10 meses, México tuvo una participación de 15.9% en el total de importaciones y exportaciones estadounidenses de productos.
Seguidamente se ubicaron Canadá (14.4%), China (10.9%), Alemania (4.5%) y Japón (4.3 por ciento).
Las exportaciones acumuladas de México a ese destino fueron de 424,400 millones de dólares, seguidas por las de Canadá, de 343,800 millones de dólares.
En sentido contrario, Canadá se mantuvo como el principal destino de las ventas externas de Estados Unidos, con 293,300 millones de dólares, aunque cada vez más cerca de México, con 282,500 millones de pesos.
Después de que Canadá fue el primer socio comercial de Estados Unidos en 2014, China logró un liderazgo en los siguientes cuatro años, hasta que México lo desplazó en 2019, beneficiado por la guerra comercial entre Estados Unidos y China. Pero este último país retomó el liderato en 2020, al ser una de las economías menos golpeadas por la pandemia de Covid-19.
En los Estados Unidos, la economía continúa observando altas tasas de crecimiento, principalmente impulsadas por el crecimiento en el consumo de los hogares.
Aun así, el Banco de la Reserva Federal (Fed) ha podido normalizar su política monetaria bajando la tasa de referencia en 75 puntos base este año.
No obstante, según el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF), la posibilidad de que el Fed continúe con un ciclo de baja de tasas se ha reducido recientemente debido al programa de política económica del presidente electo, Donald Trump, que podría hacer que la inflación retome una tendencia ascendente.
Asimismo, la percepción de que la inflación haya bajado desde sus niveles máximos recientes por arriba de 9.0% a niveles de alrededor de 2.5% más por que se disiparon los choques de la pandemia, que por una evidente desaceleración de la actividad económica, propiciada por la restricción monetaria del Fed.
Al ser los Estados Unidos el principal socio comercial, la mayor parte sustancial del comercio mexicano es transfronterizo, y consiste en bienes terminados u otros que participan en cadenas globales de valor, resultantes de la fuerte presencia de industrias de ensamblaje.
Entre los cambios en el comercio exterior de México en 2024, destaca que el 22 de abril se reformó la Tarifa de la Ley de los Impuestos Generales de Importación y de Exportación, estableciendo aranceles temporales, que van del 5 a 50%, a la importación de bienes relacionados con acero, aluminio, textiles, prendas de vestir, calzado, madera, plástico y sus manufacturas, entre otros.
Coordinación bilateral
Otro evento relevante ocurrió el 10 de julio de 2024, cuando México y Estados Unidos acordaron implementar de manera conjunta medidas para prevenir la evasión arancelaria del acero y el aluminio y fortalecer las cadenas de suministro de acero y aluminio en América del Norte.
Cuatro días después, la Secretaría de Economía anunció el lanzamiento de una nueva herramienta dentro de su plataforma de visualización y análisis de datos económicos, DataMexico, enfocada en el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), que proporcionará información estadística clave para el análisis de la relación comercial entre los tres países socios.
De manera panorámica, los acontecimientos mundiales, como la guerra en Ucrania y los efectos persistentes de la pandemia de Covid-19, han llevado a las empresas a repensar sus cadenas de suministro y a explorar formas de ampliar o reubicar las instalaciones de producción para que estén más cerca de las sedes centrales y los mercados finales en Estados Unidos.
Como resultado, los países de América del Norte podrían estar en condiciones de beneficiarse del fortalecimiento de la dinámica de nearshoring.
Para la empresa inmobiliaria Logistic Properties of the Americas, esto se traduciría en una mayor seguridad de la cadena de suministro y reduciría las largas rutas de transporte marítimo, al tiempo que se minimizaría la sensibilidad a las perturbaciones mundiales en los vínculos comerciales.