Un gol de Brahim Díaz tan imponente que alimentaba el debate con Rodrygo, antes de tener que retirarse lesionado, y la firmeza de Andriy Lunin con nueve paradas, rescataron al Real Madrid de las dudas en Alemania, salvado por el VAR en un inicio carente de actitud y ganador de un gran botín con su reacción para la vuelta en el Santiago Bernabéu.
⚽ 49' | 0-1 | ¡¡¡GOOOOOOOOOOOOOOOOL de @Brahim!!!#FC24 | #UCL pic.twitter.com/xIrOiu02C5
— Real Madrid C.F. (@realmadrid) February 13, 2024
Sirvió de aviso la primera parte a un Real Madrid excelso en LaLiga que comprobó que la ‘Champions‘ es otra historia. Al menos lejos del Bernabéu. La irregularidad del Leipzig la enterró en un arranque intimidatorio. Se sumó a la falta de intensidad que demanda un duelo europeo. Impreciso, superado en los duelos, temeroso en defensa el equipo de Carlo Ancelotti.
Se salvó de milagro de un castigo que le pusiese todo en contra. No se habían alcanzado los dos minutos desde el arranque cuando el VAR evitó el peor inicio. El disparo de la frontal tras un rechace defensivo, encontró el remate a la red de Sesko a placer. Rodrygo rompía el fuera de juego pero el videoarbitraje interpretó determinante la posición antirreglamentaria de Henrichs o su toque a Lunin en área chica.
Planeaban por el RB Arena las bajas importantes madridistas. La ausencia de centrales titulares, con Nacho sin dar el paso al frente cuando debe ejercer liderazgo. Sufriendo en la marca, errático en inicio de jugada. Lunin, apuesta fija ya de Ancelotti para la portería, exhibió firmeza para poner freno al ímpetu alemán.
Con un juego directo que encontraba en Dani Olmo, aún alejado de su identidad, y Openda las alas para volar, Sesko sacó a relucir las carencias del centro de la zaga de circunstancias madridistas. Lunin salvaba con los pies la más clara cuando el Leipzig perdonaba la carencia de actitud. Seguro abajo ante el disparo raso desde la frontal de Henrichs.
Fueron veinte minutos de incertidumbre. Cayó el Real Madrid en la trampa que le propuso el Leipzig, cuando le interesaba meter cloroformo al partido. Huyó de su mala lectura del partido en cuanto encontró el balón. Despertó con un testarazo de Tchoauméni en un saque de esquina. Un disparo potente pero centrado de Kroos. Fede Valverde emergía con su potencial físico. Vinícius comenzaba a encarar.
Aumentaba el respeto al rey de Europa que encontró en la posesión la forma de rebajar el nivel de sufrimiento. Tardó en aparecer Brahim, sacrificado en acciones defensivas. De un robo suyo nació el sentimiento de dañar al rival. Vinícius la puso atrás a la llegada de Rodrygo, que remató mal de zurda en uno de esos días que se le vio negado en la definición.