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Real Madrid, campeón de invierno a costa de Javier Aguirre

Real Madrid, campeón de invierno a costa de Javier Aguirre

Un cabezazo de Antonio Rudiger en el ocaso del partido tumbó la ‘muralla de Javier Aguirre’, para que el Real Madrid se llevara la victoria por 1-0 ante el Mallorca.

El conjunto ‘Bermellón’ merecía más y vendió caro el resultado ante los de Carlo Ancelotti; que de manera dramática, se hicieron de los tres puntos, y, con ello, prácticamente amarrar el título de invierno de La Liga en la Temporada 2023-24.

Eso sí, siempre y cuando Girona no propine una goleada de escándalo al Atlético de Madrid en el cierre de la jornada de este día.

El Real Madrid no es el Real Madrid si no sufre

Los Merengues batallaron de lo lindo, y el único central sano nato que le queda firmó el gol del partido, dando brillo a la cantidad de opciones que tiene el equipo blanco.

Frente a un Mallorca recio y blindado no funcionó el plan inicial con Vinicius, pero entraron Brahim y Joselu para recuperar la versión sólida del líder, con Modric como faro y guía. Eterno el croata.

El nuevo año recargó la ilusión del Bernabéu, con el título de invierno al alcance.

Como estaba previsto, volvieron a la alineación Carvajal y Vinicius, como si ardiera en deseos de volver a encontrarse con Raíllo y Maffeo, sus amigos.

Se cayó Brahim Díaz, sin hacer nada para ir al banquillo, pero ganando peso como revulsivo. Y entró Tchouaméni como central derecho, porque no había más remedio.

Vamos, un once pintón. En la ecuación de los optimistas no contaban con un Mallorca indigesto como media docena de polvorones a palo seco.

Porque los bermellones son uno de los equipos que mejor miden el sistema nervioso del Madrid. El ‘Vasco’ Aguirre sus cinco defensores y cuatro centrocampistas en dos líneas muy juntas, con Larin solo en territorio hostil, en plan comando.

Y a pesar de la tarjeta a los nueve segundos, a Van der Heyden por sacar el codo a pasear, concedió muy pocas ocasiones en el primer tiempo.

Fue Modric, entre líneas, quien mejor detectó los espacios donde hacer daño. Un pase a la cabeza de Bellingham cogió bien colocado a Rajkovic, que detuvo sin problemas.

Y en una incursión por el centro, el croata picó a la izquierda donde Vinicius tuvo una buena opción. Cruzó demasiado, ayudado por el pie del buen meta serbio.

Es cierto que Vinicius fue protagonista de la mejor ocasión blanca del primer acto, ya cerca del descanso.

Llevaba un rato caliente el brasileño, más en el suelo que en vertical, pero recibió un buen pase en el balcón del área, se deshizo de Samu Costa con un caño y remató duro buscando la escuadra.

Sacó Rajkovic, y Vini pidió calor a la grada, cuando lo que hacía falta era fútbol. Circulación lenta, horizontal, sin profundidad.

La respuesta bermellona, aprovechando una mala salida desde atrás, la firmó Antonio Sánchez, que recibió un centro al segundo palo y cabeceó a la madera.

Cerrando bien los espacios, haciendo las faltas cuando el árbitro no mira, en el inicio de los desmarques, el Mallorca se fue a la pausa mandando en el verde, sacando de quicio a Vinicius y con Rodrygo desaparecido, tras ver una amarilla por protestar una falta al 11. Se desenfoca el equipo entero.

También ayudan los árbitros, como el debutante Muñiz Ruiz, que habría dado gol en una clara obstrucción a Lunin. Amarilla al ucraniano por protestar. Normal que el personal se cabree.

Javier Aguirre evitó la segunda amarilla a Van der Heyden, que la rozó al filo del descanso, y metió a Lato en el lateral.

El Mallorca creció tras la pausa, sin complejos, buscando la espalda de los laterales. Por la derecha llegó el ataque que Muñiz Ruiz dejó seguir y Samu Costa estrelló desde lejos en el poste. Segundo para los bermellones.

No esperó más Ancelotti. Entró Brahim por Vini y el Madrid recobró la compostura. Sin hacer ocasiones, en parte parte por falta de frescura y parte por la acumulación ordenada de defensores bermellones.

Y con la entrada de Joselu, más atasco en tono a Rajkovic, heroico. El serbio sacó una mano prodigiosa en una ocasión clarísima de Rodrygo, ya en banda izquierda. La parada cayó a la cabeza de Brahim, que remató en plancha solo, al poste.

La intensidad blanca obligó al entrenador mexicano a hacer cambios. Tres de una tacada. Larin estaba desfondado y entró Abdón. Pero sobre todo refrescó la medular con Morlanes y Darder, que tiene pie de seda.

No le dio tiempo a armar juego. Modric, eje del juego blanco desde la marcha de Kroos, extrañamente fallón en el pase, botó el córner desde la izquierda y Rüdiger colocó de cabeza en la escuadra.

Se quejaron los bermellones de un bloqueo de Carvajal en el ataque. Poca cosa para anular el gol.

Restaba un cuarto de hora y tocaba sufrir. Todo lo que hacían Brahim y Joselu tenía sentido, y eso ayudaba al equipo a recobrar el resuello.

Entraron Lucas Vázquez y Dani Ceballos, y en una falta botada por el sevillano que estrelló en la barrera se originó una contra que puso a prueba la salud cardíaca del madridismo.

Muñiz Ruiz dio tres minutos de prolongación. Muy poco para lo que se estila. Tuvo su gracia que quienes estuvieron 75 minutos perdiendo tiempo, como era lógico, se indignaran después por no recuperarlo.

Pequeño castigo para un equipo tan cuajado, el Mallorca, que se comportó como si no sufriera apuros en la tabla, con capacidad demostrada para hacer sufrir a los grandes. Como al Madrid, a quien le sabe a gloria la victoria.

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