Roma es la ciudad eterna. Y la ciudad del turismo. Sus autoridades presumen de que es «el destino más popular» de Europa, la que mayor crecimiento de visitantes registra, por encima de Londres o Viena, y que al año suma millones y millones de pernoctaciones. En 2023 superó su propio récord de afluencia y las previsiones a corto plazo son aún más halagüeñas: si los cálculos no le fallan, el Jubileo de 2025 se traducirá en una riada humana. Ante semejante panorama, las autoridades de Roma están valorando blindar uno de sus grandes iconos y probablemente uno de los lugares más buscados por los turistas, la famosísima Fontana di Trevi.
¿Cómo? Con reservas y una tasa.
¿Quieres un «selfie» en la fontana? Pues reserva y paga un euro. Esa es básicamente la idea a la que le está dando vueltas el Ayuntamiento de Roma. Hace unos días, durante una entrevista con Corriere della Sera, el concejal de Turismo y Grandes Eventos, Alessandro Onorato, explicó que está valorando implantar un sistema de reservas y tasas que ponga algo de orden en la Fontana di Trevi.
«Sería partidario de estudiar un nuevo acceso, contingente y cronometrado, con un sistema de reservas, gratis para los romanos y de pago, con un euro simbólico, para los turistas», reconoció Onoratto. La idea, insistió, es proteger el monumento y evitar que haya gente que coma en un monumento que «merece respeto».
Poner orden en la fuente. Hace años, antes de la pandemia, las autoridades romanas ya anunciaron su intención de prohibir el consumo de comida y bebidas en puntos icónicos de la ciudad, como la Fontana di Trevi o las fuentes de la Piazza Spagna y Piazza Navona. Si la nueva medida de Onorato sale adelante, a partir de ahora, además de arrojar unas monedas a la fuente para cumplir con la tradición, deberás reservar y pagar una tasa de un euro. Eso, claro, si no eres de Roma.
Una idea, pero bien recibida. Al menos de momento la propuesta es solo eso, una idea, una posibilidad sobre la mesa, pero su acogida no ha sido mala. Uno de los primeros en pronunciarse ha sido el alcalde de Roma, Roberto Gualtieri, quien ha confirmado que el Gobierno local ha decidido estudiar «algunas soluciones técnicas» para «proteger» el monumento y «gestionar el flujo de turistas».
«La situación se está volviendo técnicamente muy difícil de gestionar. Incluso los agentes de la policía nos dicen que hay una concentración de personas que dificulta la adecuada protección del monumento y suele ser fuente de degradación», apunta el primer edil. La clave pasa por «estudiar la mejor solución», aunque durante su entrevista con Corriere Onorato mostró su inclinación por un sistema de acceso con reservas y que permita aplicar un cobro testimonial a los visitantes.
Una fuente de recursos. Sobre la propuesta se ha pronunciado incluso la ministra de Turismo, Daniela Santanchè, abierta también a explorar un sistema parecido al que ya se aplica por ejemplo en el Panteón. «Tenemos que rentabilizar nuestras riquezas, así que está bien cobrar y crear un mecanismo de reserva, y no un número cerrado, para regular los flujos y dar un servicio mejor y sostenible a los turistas». Para que la medida funcione, eso sí, apuntó que el Ayuntamiento debe tener «la capacidad de garantizar los controles y el respeto por las normas».
«Ya no se disfruta». Mensaje muy parecido ha lanzado el director del Confcommercio de Roma, Romolo Guasco, quien lamenta que visitar la Fontana di Trevi se ha convertido en una trance «difícil» que «ya no se disfruta». «Sin embargo, cualquier cuota debe aplicarse bien. En Italia tenemos ejemplos eficaces, pero casi todos en espacios cerrados: desde la ‘Última Cena’ de Leonardo en Milán hasta la Galería Borghese en Roma. Hay que estudiarlo desde el punto de vista tecnológico y de capacidad de asistencia». Santanchè citaba otro caso, el Panteón. Desde hace poco más de un año para visitarlo hay que sacar una entrada de cinco euros.
Esta tampoco es la primera vez que se valora un cambio en torno a la fontana. Hace años la entonces alcaldesa, Virginia Raggi, planteó impedir que los turistas se detuvieran ante el monumento para prevenir aglomeraciones. «Tenemos alrededor de 5.000 agentes en la policía municipal cuya edad media es bastante alta, entre 55 y 60 años. Monitorean muchísimo las calles y empiezan a hacerlo también con los monumentos. En la Fontana di Trevi estamos fijando turnos más intensos».
De masificación y tasas. Roma se jacta de ser «la primera ciudad europea en crecimiento turístico», con decenas de millones de pernoctaciones al año, pero si algo han comprobado otros grandes destinos, como Barcelona, Mallorca, Praga, Seúl o Ámsterdam, lidiar con ese éxito turístico no siempre resulta sencillo.
Italia lo ha experimentado en sus propias carnes. En Venecia han empezado a cobrar una suerte de entrada de cinco euros a los turistas que quieran acceder a sus barrios más concurridos y el propio Ejecutivon central valora un cambio de calado en su sistema de tasas turísticas, la tassa di sogiiorno, que permitiría extender su cobro a todas las localidades del país y elevarla hasta los 25 euros por noche.