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El Tren Maya se ha convertido en uno de los proyectos más emblemáticos del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. El actual presidente mexicano cederá la banda a Claudia Sheinbaum el próximo 1 de octubre, y lo hará sin que se haya podido completar el faraónico proyecto que tiene como objetivo abrir, aún más, México al turismo. El motivo es que se ha detenido el avance en un tramo clave del entramado tras meses de polémicas.

Ahora bien, ya hay kilómetros de vías construidas que atraviesan varios estados y los diferentes equipos de arqueólogos de México están ultimando las labores de conservación y acceso para hacer más accesible la cultura maya.

Megaproyecto. Con una inversión inicial de 150.000 millones de pesos procedentes de una inversión público-privada, el Tren Maya tiene como objetivo el facilitar el acceso del turismo. Aquí no se discrimina y el tren tiene paradas en zonas ya muy beneficiadas por el turismo, como la Riviera Maya, pero también quiere facilitar el acceso a pueblos y ruinas a las que era más complicado llegar.

El objetivo era recibir 8.000 turistas diarios sólo en la península de Yucatán y seguir potenciando las zonas arqueológicas de Chichén Itzá y Tulum, pero también poner en valor decenas de sitios más como Campeche, Playa del Carmen, Palenque o Calakmul. En total, el tren recorrerá unos 1.500 kilómetros a través de cinco estados y con parada e 15 estaciones.

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Descubrimientos. La mayoría del trazado utiliza infraestructuras ya construidas, pero había cierto porcentaje que debía completarse y, además, los arqueólogos tenían la tarea tanto de supervisar la construcción para que no se dañara patrimonio (algo que ha traído polémica) como investigar para ver si encontraban algo. Y vaya si encontraron.

México parece una inagotable fuente de tesoros tanto a la vista (puedes hallar algo simplemente cuando intentas ampliar tu rancho) como subterráneos. Y durante la construcción y adecuación del Tren Maya, investigadores del INAH se toparon con más de 1,4 millones de fragmentos de cerámica, más de 50.000 bienes muebles e inmuebles como palacios y estructuras. Fue el mayor tesoro arqueológico encontrado en las últimas décadas en México, ya que, incluso, encontraron una pirámide de 25 metros de alto en una acrópolis de otros 80 metros de largo.

Acceso al patrimonio. Como comentamos, más allá de buscar nuevos rastros mayas, el INAH tiene la tarea de mejorar las Zonas Arqueológicas que coincidan con el trazado para que sea mucho más sencillo el paso a los turistas. En un reciente comunicado, Diego Prieto Hernández -director general del INAH-, ha afirmado que, habiendo concluido las labores de salvamento arqueológico en los siete tramos del trazado del tren, ahora se están concentrando en sitios arqueológicos puntuales para aprovechar de la mejor manera los recursos.

Están renovando tanto senderos como las señales de diferentes lugares del Tramo 1 del Tren Maya (que va de Palenque a Escárcega) y, en esas tareas, han seguido registrando hallazgos, como una tumba en la que se encontraron platos policromados. La intención del INAH es la de preservar esos tesoros y exhibirlos en museos tanto ya existentes como nuevos (el de Historia de Yucatán que se inaugurará próximamente). La idea es poner a punto los senderos y señales del Tramo 1 entre agosto y septiembre.

Con polémica. Al final, el Tren Maya va a ser una nueva forma de visitar México y lugares que, quizá, no son tan turísticos. Palenque, por ejemplo, puede que no sea la primera opción para muchos, pero como resalta el INAH, fue «uno de los centros en los que se ha podido recuperar la interpretación y comprensión de la escritura maya». Ahora bien, las polémicas parece que están lejos de terminar.

Y el motivo es, precisamente, que no se ha parado de descubrir tesoros y restos arqueológicos de gran valor durante todo el proceso de construcción. Esto es algo que ha provocado un choque entre las prisas para terminar todo el recorrido del trazado con la protección del patrimonio nacional que, como decimos, tiene gran parte sin explorar.

El impacto medioambiental ha sido un fuerte punto de conflicto, se han producido choques entre investigadores y The Washington Post publicó un artículo llamado ‘Destruyendo tesoros mayas para construir un tren turístico’.  El INAH se defendió asegurando que se está protegiendo el patrimonio del país, pero la misma institución entregó cartas en 2020 y 2021 en las que afirmaban que se había destruido «un número indeterminado de bienes nacionales».

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