La Agencia Europea de Seguridad Marítima (EMSA) utiliza desde hace un tiempo un curioso sistema para monitorizar las emisiones de azufre y nitrógeno de los barcos que operan en la zona de control de emisiones (ECA) del mar del Norte y el canal de la Mancha.
Ambas son zonas en las que los buques deben adherirse a medidas específicas de obligado cumplimiento, con el objetivo de controlar la contaminación atmosférica ocasionada por emisiones de óxido de nitrógeno, óxido de azufre y control de emisiones.
Un dron, similar a un pequeño helicóptero, es el encargado de realizar estas tareas de control. Recibe el nombre de Schiebel Camcopter S100, y es un RPAS no tripulado equipado con un sensor de emisiones. Este, analiza las muestras de gas tomadas por el dron cada vez que sobrevuela la estela de gases emitidos por el barco tras la quema de combustible.
Acto seguido, realiza los cálculos necesarios para determinar los niveles de azufre y nitrógeno. En caso de no cumplir con la normativa, el dron facilita que el siguiente puerto al que acudirá el barco realice una inspección. Sí, todo funciona en tiempo real.
El dron no es solo capaz de realizar tareas de monitorización de emisiones. Tiene la capacidad de hacer labores de búsqueda y rescate, control de la pesca y gestión del tráfico marítimo.
La principal limitación de esta solución tiene que ver con su alcance. Si bien puede operar durante seis horas, su alcance es de «tan solo» 40 kilómetros.
La EMSA ofrece gratuitamente este servicio de RPAS a todos los estados miembros de la Unión Europea. Estos sistemas han sido desarrollados para fortalecer la vigilancia marítima y asegurar el cumplimiento de las normativas ambientales.
Pueden operar en todas las aguas bajo jurisdicción de la UE, apoyando no solo el control de emisiones, sino también las tradicionales funciones de los guardacostas, como las operaciones de rescate y la prevención y respuesta a incidentes de contaminación.