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Cómo los líderes pueden ser administradores de la «buena tecnología»

Cómo los líderes pueden ser administradores de la «buena tecnología»

Administrar la buena tecnología es un principio fundamental de lo que yo llamo «buen poder»: la capacidad de los líderes y las empresas para impulsar un cambio positivo y significativo para nosotros mismos, nuestras organizaciones y nuestro mundo. Hoy en día, a medida que las nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial generativa, se vuelven omnipresentes, ser administrador de la buena tecnología es más vital que nunca.

Una razón para ser un buen administrador digital es el puro interés propio. Cuando fui CEO de IBM de 2012 a 2020, el mundo estaba aceptando las duras realidades de las redes sociales, los motores de búsqueda y otras tecnologías de consumo. Durante años, la gente había utilizado estas herramientas sin pensar mucho en cómo se almacenaban y utilizaban sus datos personales. Una implicación para las empresas fue que los consumidores, recientemente conscientes de los riesgos para su privacidad, podrían votar con su dinero si sospechaban de la forma en que una empresa estaba manejando su información personal. Las empresas se dieron cuenta de que podían ser vistas como de «mala tecnología» o «buena tecnología»; y, para una empresa que quisiera conservar a sus clientes, era mejor ser vista como de «buena tecnología».

Una razón mucho más importante para ser un buen administrador de la tecnología es la moral. La tecnología para la que el mundo no está preparado, que no se controla o que cae en manos equivocadas, puede dañar a las sociedades; perjudicando a los menores, difundiendo información errónea, ampliando las brechas socioeconómicas, promoviendo el terrorismo y poniendo en peligro las democracias. Las empresas tienen la responsabilidad de ayudar a protegerse contra estos resultados perjudiciales.

Para ello, es necesario proteger de forma proactiva la privacidad, la seguridad y el bienestar de múltiples integrantes en cada decisión relacionada con la tecnología que toma una empresa. Los líderes deben tener el coraje de hacer concesiones, comprender dónde es fundamental adoptar un propósito mayor en lugar de perseguir beneficios personales o corporativos, y cómo las recompensas a corto plazo deben sopesarse frente a los efectos dominó no deseados a largo plazo.

Durante mi tiempo en IBM, enfoqué los esfuerzos de «buena tecnología» de IBM en tres áreas: generar confianza en la empresa y en la tecnología, defender la diversidad y la inclusión, y preparar a la sociedad para prosperar en la era digital. Creo que los esfuerzos en estas áreas son relevantes para todas las empresas, porque tienen que ver con adherirse a valores, no solo a la tecnología.

GENERAR CONFIANZA

Para que las empresas y la tecnología prosperen, la sociedad debe confiar en ambas.

Durante mi mandato en IBM, encontré frustrante la creciente desconfianza de la sociedad hacia la tecnología, aunque predecible, dado que nuestra industria en su conjunto no había hecho lo suficiente para ganar confianza. En un esfuerzo por rectificar eso, en 2017, IBM adoptó una postura cuando articulamos e hicimos públicos nuestros principios de confianza y transparencia, que describieron tres creencias destinadas a guiar nuestros propios esfuerzos y los esfuerzos de otras empresas en general. Los principios son:

— EL PROPÓSITO DE LA TECNOLOGÍA ES AUMENTAR LA HUMANIDAD. Esto significa que el software y los sistemas deben desarrollarse y aplicarse de manera que mejoren a las personas, y nos hagan mejores en su conjunto.

— LOS DATOS Y LA INFORMACIÓN PERTENECEN A SU CREADOR. IBM ha creído durante mucho tiempo que nuestros clientes, que son empresas, deberían poseer toda la información y los conocimientos que almacenan, utilizan o extraen de nuestros sistemas. Proteger esos datos es nuestra responsabilidad.

— SER TRANSPARENTE. La tecnología en sí misma debe estar libre de sesgos, y debe ser explicable. Cuando se trata de IA, por ejemplo, las empresas deben ser proactivamente sinceras sobre el propósito de los sistemas de IA que creamos y adoptamos, cómo y cuándo se aplica la IA y cómo se entrena. La transparencia también significa ser honesto acerca de los daños potenciales de la tecnología y tomar medidas para prevenirlos.

Para generar confianza en la IA generativa, aliento a todas las empresas a definir y hacer públicos sus propios principios, así como a participar en la cuidadosa formulación de regulaciones apropiadas para los «usos» de la tecnología, no para la tecnología en sí.

DEFENDER LA INCLUSIÓN Y LA DIVERSIDAD DE IDEAS

Administrar la buena tecnología significa defender la inclusión. Este es un imperativo moral, pero también un imperativo empresarial, porque una diversidad de pensamientos y experiencias crea mejores productos y hace que las empresas sean más competitivas. Esto es particularmente crítico para las empresas de tecnología, debido a las formas en que los sesgos en los productos tecnológicos pueden producir efectos negativos masivos.

La investigación ha encontrado, por ejemplo, que la demografía de los ingenieros que crean IA juega un papel en las predicciones de la IA. Para evitar sesgos, llene los equipos de innovación con personas que reflejen una mezcla de razas, edades y géneros, así como una variedad de puntos de vista. Hacerlo requiere contratar personas con orígenes no tradicionales, lo que me lleva a la tercera forma de administrar la buena tecnología.

PREPARAR A LA SOCIEDAD

Los empleadores tienen la responsabilidad de ayudar a las sociedades en las que operan a prosperar en la era digital. Una forma de hacerlo, por supuesto, es mediante la creación de más empleos bien remunerados y dando acceso a más personas a esos empleos.

Sin las habilidades adecuadas para la economía digital, las personas no podrán trabajar, temerán por su futuro y crecerá su desconfianza en el capitalismo. Muchas empresas ya están abordando el problema, contratando empleados que no tienen títulos tradicionales para trabajos cuyos requisitos de habilidades se pueden adquirir a través de fuentes distintas a las universidades de cuatro años. Los empleadores inteligentes saben que el título universitario se ha convertido en un falso equivalente de la preparación para muchos empleos. Exigir que todos los candidatos a un puesto de trabajo tengan uno es una barrera para que millones de personas se incorporen a la fuerza laboral.

Este enfoque de contratación de habilidades sobre títulos ayuda a garantizar que nuestro futuro pertenezca a muchos, no solo a unos pocos, que es otra forma más de administrar la buena tecnología.

Ser administrador de la buena tecnología requiere que las empresas comprendan las ventajas y desventajas de la tecnología, y consideren cómo la creación y aplicación de tecnologías, como la IA, afecta a todas las partes interesadas a corto y largo plazo. Eso requiere coraje, convicción y empatía, tres rasgos que, si podemos aprovechar, permitirán a nuestra humanidad decidir cómo la tecnología impacta en el bien común de la sociedad.

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