Hoy es 14 de Noviembre de 2024, Chihuahua, MX.

Llegar a casa tras una jornada dura de trabajo y saber que hay un animal esperándote al otro lado de la puerta, ayuda a que se nos olvide el estrés del día y nos sintamos, en cierta manera, arropados. Los gatos, a pesar de ser esquivos, demuestran a su manera el cariño que nos tienen. Si hemos tenido un mal día, serán los primeros en acercarse y ronronear a nuestro alrededor para hacernos saber que están con nosotros. Tener uno en casa es bueno para la salud y no, no es una creencia popular. Una campaña de la Fundación Affinity –Contigo, 7 vidas– de 2016 divulgó los beneficios que aporta convivir con un gato. Asimismo, explicó el vínculo que les une con sus propietarios y trató de desterrar falsas creencias sobre el mundo felino.

Menos posibilidades de desarrollar alergias y asma

Entre el 5 y el 10% de la población general tiene alergia a perros y gatos, tal y como apunta desde la Fundación Affinity, siendo la alergia a los felinos la más frecuente. En cuanto al asma, en España, aproximadamente 2,5 millones de personas la sufren. Acorde al estudio Efecto de la tenencia de perros y gatos en la sensibilización y el desarrollo del asma en niños preadolescentes, los pequeños que viven con un gato suelen desarrollar tolerancia inmunológica a los gatos.

Reducción del estrés

Acariciar a un felino reduce los niveles de cortisol, que es la hormona relacionada con el estrés. Asimismo, se cree que el contacto físico con los gatos incrementa en las personas la producción de ondas tetha cerebrales, que habitualmente se producen en estados de relajación y calma profunda. Además, nos ayuda a reducir los síntomas negativos de estados de malestar psicológico.

Efecto terapéutico en personas con autismo

Los niños y niñas con un trastorno del espectro autista (TEA) se relacionan mejor y pueden desarrollar relaciones más fuertes con los gatos que con los perros. Ya existían ciertas evidencias científicas, aunque no se conocía la razón. Sin embargo, una investigación de 2020, liderada por Marine Grandgeorge, profesora de etología en la Universidad de Rennes 1, dio con la causa principal. Tal y como explicó ese mismo año al diario La Vanguardia, la razón reside en que “el gato ofrece métodos de comunicación audiovisual que parecen adaptados a los de los niños con TEA: miradas cortas, pero frecuentes; el perro prefiere las miradas largas”.

Gran apoyo emocional en momentos difíciles

Un 67% de las familias afirman que su gato está siempre presente cuando lo necesitan y aseguran que el simple hecho de pensar en ello les reconforta. Además, el contacto físico con las mascotas incrementa los niveles de oxitocina, hormona relacionada con el amor y el contacto.

Menor riesgo cardiovascular

Convivir con un gato se ha asociado con la disminución del estrés, la reducción de la presión sanguínea y, por lo tanto, un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares.

Nos sentimos menos solos

Los felinos ofrecen compañía y generan confianza. Una encuesta realizada en 2011 a 600 personas, reveló que el 87% sentía que tener una mascota había tenido un impacto positivo en su vida y el 75% sobrellevaba mejor la rutina gracias a la compañía de su gato.

Incremento de los niveles de bienestar

Mirar al gato nos aporta alegría y bienestar y hace que estemos más relajados.

Información tomada de Infobae

About Author

Editor

WhatsApp