El 3 de noviembre de 1957, la Unión Soviética envió al espacio al primer ser viviente; una perrita callejera que el grupo de cosmonautas y científicos había recogido de las calles de Moscú.
Anteriormente, el 4 de octubre habían puesto en órbita al Sputnik 1. El satélite había logrado orbitar alrededor de la tierra, pero los científicos soviéticos deseaban hacer algo grande para el aniversario de la revolución bolchevique, a pedido del primer ministro de aquél entonces, Nikita Khrushchev.
Los ingenieros querían poner una marca más dentro de la carrera espacial y alejar aún más a Estados Unidos de estos logros. Fue entonces cuando la idea de enviar un ser vivo al espacio se gestó y precedió todas las investigaciones que llevaron a los humanos al espacio años después.
Anteriormente se habían enviado a otros perros callejeros a misiones que no llegaban a salir de la órbita terrestre, y que habían sido exitosas y cuyas naves les habían permitido regresa a salvo.
Información tomada de El Imparcial