Hoy es 22 de Noviembre de 2024, Chihuahua, MX.

Cualquiera que haya compartido su vida con un perro conoce esa escena: tu mascota duerme plácidamente, pero de repente, sus patas se mueven, sus ojos se agitan bajo los párpados cerrados, y quizás emite pequeños sonidos. Es un espectáculo que siempre ha despertado la curiosidad de los dueños, quienes no pueden evitar preguntarse: ¿Qué sueñan los perros? Hasta ahora, la respuesta a esta pregunta era mayormente especulativa, pero un reciente estudio realizado por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) ha comenzado a desvelar este misterio.

La investigación, publicada en la revista Neuron, ha demostrado por primera vez que los perros, al igual que los humanos, sueñan con eventos que han experimentado durante su vigilia. Este descubrimiento abre una ventana fascinante al mundo interior de nuestros compañeros de cuatro patas, revelando que sus sueños están íntimamente ligados a las actividades que realizan durante el día, como correr, jugar o incluso interactuar con sus dueños.

Según los científicos, este hallazgo no solo nos ofrece una comprensión más profunda de la vida emocional de los perros, sino que también podría tener implicaciones importantes en el estudio de la memoria y el aprendizaje tanto en animales como en humanos.

Pero, ¿cómo lograron los investigadores acceder a los sueños de los perros? A través de una combinación de técnicas avanzadas de monitoreo cerebral y experimentos controlados, los científicos pudieron “espiar” lo que sucede en la mente de los perros mientras duermen.

Este proceso les permitió determinar que, al igual que los humanos, los perros pasan por distintas fases del sueño, incluida la fase de Movimiento Ocular Rápido (REM), durante la cual ocurren la mayoría de los sueños. La precisión con la que los investigadores pudieron identificar las actividades sobre las que los perros soñaban ha sorprendido incluso a los expertos más escépticos.

El estudio que devela los secretos de los sueños caninos

El estudio llevado a cabo por el equipo del Centro para el Aprendizaje y la Memoria (CLM) del MIT, bajo la dirección del profesor Matthew Wilson, involucró el entrenamiento de perros para realizar una serie de actividades específicas mientras estaban despiertos, como correr en un circuito o buscar un juguete en particular. Posteriormente, los científicos monitorizaron la actividad cerebral de los perros durante el sueño, prestando especial atención a la fase REM, conocida por ser el momento en que se producen los sueños más vívidos.

Durante la fase REM, los investigadores observaron patrones de actividad neuronal en el hipocampo de los perros, una región del cerebro crucial para la formación de recuerdos. Estos patrones eran casi idénticos a los registrados mientras los perros realizaban las actividades cuando estaban despiertos. Esto sugiere que los perros estaban “reproduciendo” en sus sueños las experiencias vividas durante el día. De hecho, la correlación entre la actividad cerebral durante la vigilia y el sueño era tan alta que los investigadores podían predecir con exactitud qué parte del circuito estaba “corriendo” el perro en su sueño.

“Sabemos ahora que los perros no solo sueñan, sino que sus sueños están directamente conectados con sus experiencias diarias. Este hallazgo nos permite explorar más profundamente el contenido de los sueños en animales y cómo este se relaciona con la consolidación de la memoria”, explica Wilson. Este avance no solo es un hito en la comprensión de la cognición animal, sino que también podría abrir nuevas vías para investigar trastornos de la memoria en humanos, como el Alzheimer.

Implicaciones para la investigación de la memoria y el aprendizaje

El hallazgo de que los perros sueñan con sus experiencias cotidianas podría tener importantes repercusiones en la forma en que entendemos el papel del sueño en la consolidación de recuerdos. Los científicos han propuesto durante mucho tiempo que el sueño, y en particular el sueño REM, juega un papel clave en la transformación de las experiencias diarias en recuerdos a largo plazo. Este estudio sugiere que lo mismo ocurre en los perros, y posiblemente en otros animales, lo que plantea nuevas preguntas sobre la cognición animal.

Información tomada de Infobae

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