La disminución de precipitaciones, el agotamiento de los acuíferos y el aumento de las temperaturas han hecho evidente un problema urgente: el riesgo hídrico. El norte de México, caracterizado por su clima semiárido y suelos fértiles, ha sido históricamente una de las regionesagrícolas más importantes del país. Sin embargo, en los últimos años la sequía prolongada ha puesto en jaque a la economía agrícola de la zona. Este fenómeno no solo afecta la cantidad de agua disponible para riego, sino que repercute directamente en los costos de producción, la estabilidad de los empleos rurales, y la seguridad alimentaria regional y nacional. Sequía, más que falta de lluvia La sequía no se limita a la ausencia de lluvias. También implica un desequilibrio prolongado entre la disponibilidad y la demanda de agua. En el norte del país, este desequilibrio se agrava por una infraestructura de riego insuficiente, cultivos que requieren mucha agua y un manejo ineficiente de los recursos hídricos. Para los agricultores, la escasez de agua significa menos superficie cultivable, menor rendimiento por hectárea, y en muchos casos, el abandono de actividades productivas. Los sistemas de riego son […]
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