Lyobaa, o Mitla, es uno de los lugares más emblemáticos del México prehispánico. Su propio nombre en zapoteco ya despierta curiosidad: ‘Lugar de tumbas’ o ‘Ciudad de los muertos’. Fue el sitio de descanso eterno de reyes y sumos sacerdotes zapotecas, pero en algún momento del periodo Posclásico, los habitantes empezaron a abandonar la zona en un movimiento migratorio que no tuvo que ver con la llegada de los españoles. Eso es algo que ocurriría más tarde.
Se estima que llegó a albergar una población de más de 10.000 personas y, junto a Ciudad de México y Teotihuacán, fue uno de los sitios más importantes del México prehispánico. Sin embargo, algo debió ocurrir para que la población abandonara el lugar y, durante años, algunos defendieron la hipótesis de que lo que ocurrió fue un desplazamiento de tierras que enterró la ciudad.
Esto se habría producido a finales del siglo XV, pero pese a las excavaciones, no se habían encontrado evidencias que respaldaran la teoría. Hasta ahora. Un equipo compuesto por científicos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la Facultad de Ingeniería y el Instituto de Geofísica de la Universidad nacional Autónoma de México (UNAM) y los arqueólogos de la Asociación ARX Project han dado con la clave para entender el motivo del abandono de la ‘Casa de las tumbas’ en la época prehispánica.
Mitla, la Pompeya de Oaxaca
Cuando hablamos del desastre de Pompeya, damos todo el crédito al Vesubio. Está más que justificado debido a que la erupción fue la que acabó con la vida en la ciudad y calcinó a quien pilló por delante (algo que nos ha venido bien porque ha permitido conservar estructuras en perfecto estado, rollos de papiro que estamos descifrando y hasta el genoma de un pompeyano).
Sin embargo, aparte del volcán, Pompeya sufrió un terremoto que también causó estragos. Es fascinante darse cuenta de que una civilización o ciudad tan imponente puede desaparecer de un momento a otro debido a un desastre natural.
De Pompeya conocemos mucho, y con la misma intención de desentrañar los misterios de Mitla, nació el Proyecto Lyobaa. Aparte del INAH y la UNAM, en este estudio ha participado ARX Project. Se trata de una asociación que utiliza técnicas de exploración no invasivas (tomografía de resistividad eléctrica, tomografía de reacción de ruido sísmico y radares de penetración terrestres) para investigar el subsuelo.
Precisamente, en Mitla ya habían conseguido grandes avances, descubriendo una red de túneles aplicando estas técnicas para estudiar el subsuelo de la gran iglesia católica de la zona. Y, de lleno en el estudio, el INAH aclara que la zona de Mitla se encuentra en un área sísmicamente activa. Es lo que dio pie a la hipótesis del desprendimiento que cubrió la ciudad y, con los métodos de resonancia aplicados, parece que se confirma.
El equipo utilizado para investigar el subsuelo sin realizar excavaciones
Los investigadores colocaron nueve estaciones de medición del terreno: tres al norte de la Zona Arqueológica de Mitla, otra en el pie de una de las supuestas avalanchas, dos en Adobe y Arroyo y otras tres al sur del sitio arqueológico. Con esta técnica no invasiva, el equipo logró realizar una resonancia que arrojó un resultado interesante: el subsuelo de toda la zona está formado por capas irregulares con componentes como ignimbritas y lodo volcánico, así como depósitos de suelo blando.
Esto es lo que confirmaría la hipótesis de la avalancha y darían más validez a los estudios geológicos anteriores que indicaban que parte del asentamiento original de Mitla estaba enterrado bajo una gran capa de rocas. Además, ha servido para que los investigadores propongan que el colapso que enterró la ciudad fue causado por un gran terremoto, de una magnitud seis o siete, que movió un gran volumen de tierra seca.
Es una buena explicación para entender el motivo por el que los zapotecas abandonaron su gran ‘Ciudad de los muertos’ y supone un paso más en la consolidación de estas técnicas de exploración no invasivas que nos están permitiendo conocer cada vez más detalles sobre el subsuelo mexicano y las civilizaciones que habitaron la zona.
Y, aparte de comprender los motivos del abandono de Mitla, esta tecnología también permite realizar estimaciones sobre el estado de las estructuras del complejo arqueológico. Ahora queda seguir investigando porque está claro que Mitla esconde mucho más de lo que parecía.