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Los científicos dan la voz de alarma ante el creciente número de partículas microscópicas de plástico que penetran en el cuerpo humano, incluidos en órganos críticos. Así, las muestras de cerebro humano recogidas en autopsias a principios de 2024 contenían el doble de partículas diminutas que las muestras recogidas ocho años antes, según un nuevo estudio publicado por científicos de la Universidad de Nuevo México (EE.UU.).

Millones de toneladas de plástico entran cada año en la naturaleza, se descomponen lentamente y se esparcen por el suelo, el agua y el aire, llegando hasta los organismos vivos. Este material, sobre todo las partículas diminutas denominadas microplásticos, se encuentra no solamente en nuestro alrededor, sino también dentro del organismo humano, incluido en órganos como el corazón, la placenta, los testículos, además de la leche materna y la sangre.

Los investigadores midieron la concentración de microplásticos en 51 muestras de hígado, riñón y cerebro recogidas de hombres y mujeres fallecidos entre 2016 y 2024. Todas ellas contenían micropartículas de plástico, pero en los últimos ocho años, la concentración de sustancias nocivas en todos los órganos ha aumentado significativamente, sobre todo en el cerebro.

«Las concentraciones que observamos en el tejido cerebral de individuos normales, que tenían una edad media de unos 45 o 50 años, eran de 4.800 microgramos por gramo, o un 0,5 % en peso», afirmó el autor principal del estudio, Matthew Campen, profesor de ciencias farmacéuticas de la Universidad de Nuevo México en Albuquerque.

«En comparación con las muestras de cerebro de autopsias de 2016, eso es aproximadamente un 50 % más alto», dijo. «Eso significaría que nuestros cerebros actuales son un 99,5 % cerebro y el resto es plástico.» Según el estudio, las muestras de cerebro tenían entre un 7 % y un 30 % más de diminutos fragmentos de plástico que otros órganos; el polímero predominante en todos los tejidos era el polietileno.

Conforme a la definición de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), los microplásticos son diminutas partículas de plástico, no mayores de cinco milímetros, compuestas de polímeros y aditivos potencialmente tóxicos, que acaban desembocando en los océanos debido a la descomposición de los residuos plásticos marinos, las escorrentías o las fugas de las fábricas, entre otras fuentes.

La exposición a la luz solar hace que la superficie del plástico se vuelva quebradiza y se liberen partículas al medio ambiente. La ONU advierte que, al ser ingeridos por organismos de la vida marina, como aves, peces y plantas, los microplásticos les provocan efectos tanto tóxicos como mecánicos y problemas de ingesta de alimentos, asfixia o cambios de comportamiento y alteraciones genéticas.

Otras fuentes que originan microplásticos y nanoplásticos (partículas de hasta menos de una milésima de milímetro) son el lavado de ropa sintética, los filtros de cigarrillos, la fricción de los neumáticos, los cosméticos y el consumo de los productos que contienen tales partículas. Los plásticos se utilizan en la mayoría de los tejidos sintéticos, en envases y materiales de embalaje, en la construcción de edificios y vehículos de motor, en otras palabras, son omnipresentes e indispensables en la vida moderna.

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