Por segundo día consecutivo continuaron este miércoles los combates en la región rusa de Kursk, en el linde con Ucrania, desde que el martes cerca de mil soldados ucranios, apoyados por fuego de artillería y misiles, así como un número no determinado de tanques y carros blindados, lograron adentrarse cerca de 10 kilómetros en el territorio ruso, tomando por sorpresa a los guardafronteras rusos y aproximándose o entrando en Nikolayevo-Darino, Darino, Sverdlikovo, Oleshnia, Tolsty Lug, Nizhny Klin y Sudzha, entre otras localidades.
Así se desprende, a modo de síntesis, de lo dicho este miércoles por las autoridades rusas y de los reportes de los llamados blogueros-Z (rusos que se identifican con la última letra del alfabeto latino como distintivo de quienes apoyan la “operación militar especial” en Ucrania), que cubren las hostilidades de manera diaria y extraoficial, muchos de ellos con fuentes militares y de las distintas agencias de seguridad de Rusia.
El presidente Vladimir Putin reconoció este miércoles la necesidad de evacuar a la población de esa parte de la región de Kursk en vista de la “provocación a gran escala” que lleva a cabo Ucrania.
“Como es sabido, el régimen de Kiev emprendió una nueva provocación a gran escala. Efectúa bombardeos indiscriminados con diferentes tipos de armas, incluyendo misiles, contra instalaciones civiles, edificios de viviendas y ambulancias”, afirmó Putin al comenzar una reunión del gobierno ruso, transmitida por la televisión local, y encomendó al viceprimer ministro, Denis Manturov, y al gobernador de Kursk, Aleksei Mironov, coordinar de inmediato toda la ayuda que requieran los habitantes afectados por la incursión desde Ucrania.
Después, el mandatario ruso celebró un encuentro a puerta cerrada con los titulares de Defensa, Andrei Belousov, del Servicio Federal de Seguridad (FSB, por sus siglas en ruso, a cargo de las tropas de guardafronteras), Aleksandr Bortnikov, del Consejo de Seguridad de Rusia, Serguei Shoigu, y por videoconferencia con el jefe del Estado Mayor del ejército y máximo responsable de la campaña en Ucrania, general Valeri Guerasimov.
En el informe que presentó Guerasimov, de acuerdo con la parte pública que distribuyó el Kremlin, el general confirmó que “el 6 de agosto, a las cinco y media de la mañana, unidades del ejército de Ucrania, en torno de mil soldados, iniciaron una ofensiva con el propósito de apoderarse de una parte del distrito de Sudzha en la región de Kursk”.
Según Guerasimov, el ejército y las tropas de guardafronteras “pudieron detener el avance del enemigo” hacia el interior de Kursk y, ahora, “continúan aniquilando a los invasores en los distritos colindantes con la frontera ruso-ucrania”.
El jefe del Estado Mayor ruso cifró las bajas de Ucrania en 100 muertos y 215 heridos, así como 54 vehículos blindados, entre ellos 7 tanques, y ofreció: “La operación va a concluir con la derrota del enemigo y la recuperación de nuestra frontera”.
Mientras el mando ucranio optó por guardar silencio sobre lo que sería la primera incursión de sus militares en territorio de Rusia, el triunfal reporte inicial del ministerio de Defensa ruso (el martes) sobre la expulsión de las tropas enemigas se hizo insostenible ante las alarmantes noticias difundidas en redes sociales (este miércoles) por los blogueros-Z.
Rybar, canal de Telegram cercano a un grupo de expertos del ministerio de Defensa, publicó que las fuerzas ucranias tomaron el control sobre la estación de medición de gas Sudzha, que se utiliza para el tránsito del combustible azul para Europa a través de Ucrania, y entraron en cinco localidades de Kursk. El mundo hoy de Yuri Podolyaka, que asegura reportar desde el lugar de los hechos, dio a entender que Sudzha está prácticamente rodeada, “tomando en cuenta que las reservas del enemigo están cerca; y las nuestras, lejos”.
En tanto Semion Pegov, autor del canal WarGonzo, advirtió que “no se trata de una incursión para tomarse una foto y retirarse. Esta vez hay todo un combate. El enemigo se preparó de verdad y hay que tener presente que Sudzha no es el único objetivo de este tipo de ataques”. El politólogo oficialista Serguei Markov escribió en las redes sociales que “en perspectiva no debemos descartar un ataque contra la ciudad de Kurchatov, donde se encuentra la central atómica de Kursk, situada a menos de 50 kilómetros de la frontera”.
No es claro cuál es, en realidad, el objetivo de esta incursión en territorio ruso, que a diferencia de las anteriores, sobre todo en la región de Belgorod, siempre eran reivindicadas por grupos paramilitares de voluntarios rusos contrarios al Kremlin y esta vez Rusia atribuye directamente al ejército ucranio.
De todas las versiones que circulan –mostrar que es vulnerable el territorio ruso en ataques de infantería; utilizar varias de las 14 brigadas que Kiev estaba formando como tropas de reserva; quedarse en una o varias localidades de Kursk el tiempo máximo que se pueda; avanzar hacia la central atómica de la ciudad de Kurchatov, por mencionar sólo cuatro posibles en teoría–, analistas militares se inclinan por la que parece más sensata de todas: que este ataque a una de las zonas menos fortificada del territorio de Rusia adyacente a Ucrania, y ante la falta de tropas de reserva cerca, podría deberse a una maniobra de Kiev para atraer fuerzas rusas desde el frente ante su avance, lento pero sostenido, en la región de Donietsk en las proximidades de Chasiv Yar, Toretsk y Pokrovsk.
Moscú, cabe recordarlo, lleva semanas intentando romper esa línea de defensa ucrania y, de conseguirlo, impedir la llegada de tropas de refuerzo y poder cortar los suministros al ejército enemigo, lo cual facilitaría acercarse a la siguiente línea de defensa de Ucrania más al norte que protege a las ciudades clave de Kramatorsk y Sloviansk todavía dentro de los límites administrativos de la región de Donietsk.