Los días finales de julio nos ofrecen unas oportunidades magníficas para observar los planetas. Saturno, Júpiter, Marte y Urano brillan al final de la noche, mientras que Venus sigue visible en los atardeceres. Son noches también estupendas para observar la Vía Láctea.
AMANECERES CON DIAMANTES
En las madrugadas de estos días de fin de mes, antes de la salida del Sol, Júpiter, Marte y Urano se encuentran en Taurus. Los tres planetas forman una línea recta imaginaria que se extiende entre las Pléyades y la rojiza Aldebarán, una de las estrellas brillantes de la cabeza del Toro. Más abajo, cerca del horizonte este ya apunta la salida de Orión.
Entre el lunes 29 y el miércoles 31, la luna menguante viene a sumarse a la escena para formar bonitas estampas con los planetas. Podemos disfrutar del espectáculo incluso en el medio urbano, pues tanto la Luna como Júpiter, Marte y las más brillantes de las estrellas de la zona resultan bien visibles en condiciones de contaminación lumínica moderada.
Más difícil es localizar a Urano que brilla de manera mucho más discreta (magnitud visual +5,8) que sus hermanos Júpiter (-2,1) y Marte (+0,9). Estos valores de las magnitudes visuales significan que Júpiter se ve 16 veces más brillante que Marte, y 1400 veces más brillante que Urano. Por eso para localizar a este último se necesita un pequeño telescopio o unos buenos binoculares.
Estas diferencias en el brillo aparente de los planetas se deben a sus diferencias en los tamaños, en sus propiedades al reflejar la luz solar y, por supuesto, en sus distancias. Urano se encuentra a ahora a 3.000 millones de kilómetros de distancia, mientras que Júpiter está a 830 millones de kilómetros y Marte tan solo a 240 millones de kilómetros de la Tierra.
SATURNO Y VENUS
El gigante de los anillos se observa ahora durante la segunda parte de la noche. Aparece por el horizonte sudeste poco después de medianoche, y va ganando en altitud según camina hacia el sur, para desaparecer entre los fulgores del alba. Habrá que estar pendiente de Saturno durante las semanas próximas, y muy particularmente el 21 de agosto cuando, desde la Península y Canarias, podremos observar cómo la Luna lo ocultará durante más de una hora: el planeta se adentrará por el lado iluminado de nuestro satélite para emerger por el limbo oscurecido.
Venus es el único lucero vespertino de estos días estivales. Podemos observarlo muy bajo por el noroeste, a ras del horizonte, según se acuesta el Sol. El 5 de agosto nos ofrecerá una conjunción preciosa con el fino filo de la Luna creciente (el novilunio tiene lugar el día 4), pero habrá que estar atentos, pues el espectáculo se producirá apenas media hora tras la puesta de sol.
Y LA VÍA LÁCTEA EN TODO SU ESPLENDOR
A lo largo del año, según se mueve alrededor del Sol, la Tierra ‘mira’ a diferentes regiones del firmamento por la noche. Ahora en estos días de julio, mira hacia la parte central de nuestra galaxia, la Vía Láctea, y por eso, al principio de la noche podemos ver el plano galáctico atravesando el cielo de Norte a Sur. Así, la Vía Láctea se nos muestra en julio en todo su esplendor. El día 25 se ha celebrado la festividad de Santiago, es un momento en el que la Vía Láctea toma un significado muy especial en nuestro país, pues el plano de nuestra galaxia pudo servir de guía a los peregrinos que, en la Edad Media, se dirigían a Compostela. De ahí se deriva nuestro popular término «el Camino de Santiago» para el plano de la Vía Láctea. El propio nombre ‘Compostela’ parece derivarse del término latino ‘Campus Stellae’: Campo de Estrellas.
Con información de El País