Un testigo protegido declaró este martes que por el asesinato del candidato presidencial ecuatoriano Fernando Villavicencio se pagaron 200 mil dólares y que el operativo criminal que terminó con la vida del político fue organizado por la banda de Los Lobos, considerada por las autoridades como la organización de narcotráfico más grande del país.
En el primer día del juicio contra los presuntos responsables del asesinato de Villavicencio en agosto del año pasado, días antes de las elecciones, lo más destacado fue la declaración de un testigo protegido, identificado por la fiscalía como José Patricio A.M. quien aseveró que intervino en la planificación inicial del asesinato pero que se negó a ser parte de la ejecución.
También comparecieron policías que intervinieron inmediatamente después del crimen.
Según la fiscalía en un mensaje en X, antes Twitter, el testigo dijo que uno de los implicados —José M. alias el Cura, quien fue asesinado en la cárcel después de ser detenido— le confesó durante la planificación del crimen que “esa cabeza (de Villavicencio) valía 200 mil dólares y el gobierno de Rafael C. (Correa) lo mandó a hacer (matar)”.
El Ministerio Público no informó hasta ahora que haya líneas de investigación abiertas contra el ex presidente ecuatoriano o contra sus colaboradores por este caso.
Las autoridades aún no identificaron a los autores intelectuales del crimen de Villavicencio, quien había denunciado vínculos entre la política y el crimen organizado. También había asegurado haber recibido amenazas por parte de grupos delictivos.
El mismo testigo afirmó que la banda criminal Los Lobos, considerada por Estados Unidos como “la organización de narcotráfico más grande de Ecuador” que “contribuye significativamente a la violencia que azota al país” en un comunicado reciente, organizó el asesinato de Villavicencio.
Mencionó que quienes querían asesinarlo consideraban que “si llegaba a la presidencia iba a cambiar los resultados de las drogas e iban a cambiar los códigos de las penas”.
Villavicencio fue asesinado el 9 de agosto del año pasado a tiros a la salida de un acto electoral en Quito, días antes de la primera vuelta de las elecciones que terminó ganando el actual presidente Daniel Noboa, en un crimen que sacudió al país.
El político, de 59 años, también fue asambleísta y una figura reconocida por haber denunciado diversos casos de corrupción que llevaron a prisión a ministros y otros altos funcionarios.
Un mes después del crimen, siete de los 13 detenidos fueron asesinados en el interior de cárceles de Guayaquil y Quito, donde se encontraban en prisión preventiva.
Familiares y amigos del político realizaron protestas frente a la Corte para exigir celeridad en el proceso judicial.
La fiscalía también informó en X que el testigo señaló como responsable de organizar al equipo de gatilleros al presunto líder de la organización criminal Los Lobos, identificado como Carlos L. alias “Invisible”, quien guardaba prisión en una cárcel de Latacunga, en el centro andino del país.
En el atentado, otras 13 personas quedaron heridas de bala.
Por el asesinato de Villavicencio serán procesados, entre otros, Carlos Angulo, uno de los cabecillas de Los Lobos, a quien la fiscalía atribuye ser el coordinador del crimen, así como Laura Castillo, acusada de coautora por entregar a los gatilleros vehículos, armas y dinero, y otras tres personas señaladas como cómplices.
De ser hallados culpables los procesados podrían recibir una pena de entre 22 y 26 años de prisión.
De acuerdo con la tesis de la Fiscalía, Angulo, en su calidad de líder de una facción del grupo criminal que operaba en el sur de la capital, fue el organizador del crimen, lo que quedó registrado en mensajes a teléfonos celulares.
“Escuchar el relato de los peritos cuando hablan de la autopsia y cómo fue la trayectoria de la bala es muy fuerte, pero hay que enfocarse en lo importante y descubrir a los autores intelectuales de la muerte de Fernando”, dijo a la Ap Verónica Sarauz, viuda de Villavicencio.
Añadió que “por el bien de la sociedad y del país, esperamos que la Fiscalía haga bien su trabajo y dé con los responsables”.
En los exteriores y en los pasillos de acceso a la Corte Nacional de Justicia se instaló desde muy temprano una fuerte custodia policial que revisaba detenidamente a cada persona que accedía al recinto.
Villavicencio era uno de los ocho postulantes registrados para la pugna presidencial de agosto pero no estaba entre los favoritos.