El mundo está pendiente de los avances en el coche eléctrico y los vehículos autónomos. Son dos tecnologías que suelen ir de la mano a nivel de usuario, pero hay otros sectores en los que pueden resultar revolucionarias. La minería es uno de ellos y desde hace años hay proyectos de camiones sin conductor operados por control remoto. Y es un entorno en el que los camiones eléctricos tienen una oportunidad para brillar.
Tanto es así que la empresa Caterpillar tiene listo un titánico camión eléctrico y ya hay compañías mineras que lo quieren tener entre sus filas.
Descarbonizar las minas. El mundo tiene el objetivo de reducir su huella de carbono. Tanto los países como las empresas están desplegando estrategias para reducir sus emisiones directas e indirectas de cara a 2030 y conseguir ser neutros para el año 2050. Es un objetivo complejo, ya que hay países como India que parecen ir en la dirección contraria debido a la explotación de sus minas de carbón y a lo rentable que es, pero la meta está ahí.
Vale es una compañía minera y se trata de una de las empresas que tiene en mente reducir su huella de carbono. Es curioso siendo… bueno, una empresa que se dedica a la minería, pero en 2020 anunciaron una enorme inversión de entre 4.000 y 6.000 millones de dólares para reducir sus emisiones en un 33% de cara a 2030, con el objetivo net zero para 2050. Para una empresa que afirma ser el mayor productor de hierro, pellets y níquel, es decir, mucho.
La bestia silenciosa. Recientemente, Vale y Caterpillar (expertos en fabricación de equipos de minería, construcción y quienes ceden su marca para fabricar móviles rugerizados) firmaron un acuerdo para poder incorporar camiones eléctricos a su cadena de transporte. Vale probará estos vehículos en Minas Gerais y, aunque las especificaciones totales del camión aún no se han revelado, diferentes presentaciones y eventos nos permiten conocerlo algo más.
Lo primero es que tendrá una capacidad para cargar 240 toneladas. Es la misma capacidad de carga que el 793 tradicional impulsado por combustible. En las pruebas, logró ir a una velocidad de 60 kilómetros por hora con la carga completa y realizó maniobras de subida de pendiente del 10% a 12 kilómetros por hora y una bajada también del 10% utilizando la tecnología del frenado regenerativo para mandar algo de energía a la batería.
Electricidad y… alcohol. Más allá del propio camión eléctrico, Caterpillar está invirtiendo en otras tecnologías y también tiene sus propios objetivos de cara a la descarbonización de los próximos años. Eso incluye la investigación de motores alternativos de gas natural y 100% hidrógeno, generación de energía con pilas de combustible y sistemas ampliados de almacenamiento de tecnología. También tienen el objetivo de utilizar las energías renovables en su proceso de electrificación.
Además, Vale y Caterpillar también tienen la intención de realizar un estudio conjunto sobre el uso del etanol como combustible. Desde la compañía, afirman que «el etanol tiene un gran potencial para contribuir al objetivo de 2030 porque es un combustible que ya se ha adoptado a gran escala en Brasil, con una red de suministro establecida, pero requiere una asociación activa con los fabricantes». Y sí, el uso de combustible de etanol es frecuente en Brasil, presentando ventajas y desventajas con los combustibles tradicionales, pero emitiendo menos CO2, que es lo que interesa en estos momentos.
Un paso interesante. Vale estima que el diésel empleado en las operaciones mineras suponen un 15% de sus emisiones directas de CO2, siendo los camiones de carga los que más contribuyen a ese porcentaje y, por tanto, recurrir a una versión eléctrica supondrá un importante ahorro en estas emisiones.
Por otro lado, si las empresas mineras empiezan a adoptar el uso de vehículos eléctricos, puede ser una buena noticia para los operarios que dejarán de lidiar con el estruendo de los enormes y potentes motores de combustión de estos camiones.